Un espacio dónde crecer como esposos y padres, buscando la felicidad en pareja y en familia junto a nuestros hijos, Don de Dios. Oremos diciendo "Señor Padre Celestial haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor". Juan Pablo II
martes, 9 de octubre de 2012
Vivir el Año de la Fe
Pero, ¿por qué buscar la mirada de Dios hoy?. Hemos perdido mucho de nuestra fe, por muchos y muchos motivos y razones. Es necesario recuperarlo por el bien personal, conyugal y familiar en nuestro caso. Es necesario para dejar de ser indiferentes frente al dolor del otro, la necesidad del otro, y sobre todo, dejar de ser indiferentes al amor de Dios manifestado en Jesucristo.
sábado, 27 de marzo de 2010
Diagnóstico del matrimonio
Con un lenguaje simple y apoyándonos de un símil actual, el autor nos propone la forma de que el diagnóstico sea adecuado para cualquier mal que se sufra como esposos y padres.
No tengo conocimientos de medicina, pero el sentido común me indica que para poder curar una enfermedad hace falta hacer un buen diagnóstico. Actuar dejándose llevar sólo por los síntomas o por lo que quiere el paciente, puede llevar al enfermo a un final catastrófico.
Las escuelas de negocio transmiten la importancia de la "toma de decisiones" y facilitan herramientas para intentar tomar siempre la mejor. Para tomar una decisión hace falta un estudio serio y profundo adaptado a la naturaleza e importancia de la decisión a tomar.
En ninguna de las dos situaciones que he planteado, medicina y empresa, se le ocurriría a nadie sensato tomar una decisión de manera superficial dejándose llevar, por ejemplo, por los sentimientos o las corrientes de opinión dominantes en la sociedad.
Pienso que hasta aquí puede haber un acuerdo bastante generalizado. El dolor y la fiebre son síntomas de que algo marcha mal. Es cierto que muchas veces el tratamiento consiste simplemente en atacar los síntomas, pero esto sólo se debe hacer cuando la enfermedad ha sido diagnosticada y es "benigna" y pasajera. El dolor y la fiebre pueden ser síntomas de una enfermedad grave y por ello no bastará con aliviarlos sino que habrá que ir a la raíz del mal.
Me sirve este símil para abordar la denominada crisis del matrimonio y la familia. Es un hecho incuestionable que está aumentando el número de divorcios, que disminuye el número de matrimonios y aumenta el de las relaciones de hecho, que se tienen menos hijos, que se está menos tiempo en casa y más en el trabajo.
Afirmar esto es sencillamente constatar que existen una serie de síntomas alrededor de la familia que nos llevan a poder afirmar que hay un problema, que las cosas no están yendo bien. Como en el caso de la enfermedad, se puede optar por intentar atajar los síntomas: liberalizando el divorcio, igualando el matrimonio con otros tipos de convivencia, dando una propina de 2.500 euros por tener un hijo, aumentando el número de guarderías y el horario de escuelas abiertas para que los padres puedan estar más tiempo en el trabajo, seguirán estando poco en casa. O se puede dar un paso más olvidando prejuicios ideológicos y sociales y buscar el origen real de las crisis para intentar solucionarlas o, mejor, prevenirlas.
El secreto es el amor
Pensemos qué es lo que caracteriza al matrimonio y la familia, no pensemos en matrimonios o familias concretas y conocidos sino en la idea, el concepto. El matrimonio y la familia es aquel lugar donde alguien nos espera más allá de fracasos y temores humanos. En la familia somos queridos y aceptados independientemente de lo que hagamos o seamos. Somos queridos y queremos de manera incondicional y es ahí dónde experimentamos lo liberador y grande que es el amor verdadero. Nadie nos ama y acepta como el cónyuge, prometo amarte en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida; nuestros padres o nuestros hijos.
Las estadísticas muestran un año tras otro que la gran mayoría de personas sitúan la familia como lo más querido, lo que les hace más felices. Pongan en el buscador de google las palabras "encuesta familia y felicidad" y verán el resultado.
Pero es que, independientemente de encuestas, la familia constituye el lugar ideal para que se den elementos tan fundamentales de la vida humana como son la fidelidad, la disponibilidad y la confianza. Quienes mejor pueden educar a los hijos son los padres, y no porque estén mejor o peor preparados sino porque les aman de manera incondicional. La base que necesita el ser humano para crecer y desarrollarse es la seguridad de saberse aceptado, querido y exigido.
La unión y el amor incondicional de un hombre y una mujer es tan fuerte que genera vida y no hay nada que de tanta seguridad como el saber que existes por amor, que no eres un verso suelto, que no apareciste de repente. Es cierto que hay personas que no han experimentado esto, pero se puede afirmar sin duda que el corazón humano lo añora.
Importancia de lo coyuntural
Lo fundamental en el matrimonio son la entrega, el amor, la relación de personas. Asuntos como los roles de marido y mujer, trabajar en casa o fuera y tantos otros, son aspectos coyunturales que, como ya se ha señalado, no afectan al fundamento ya que de hecho pueden variar con el paso del tiempo. Lo que nunca cambia es lo radical: el amor y la entrega al otro.
El origen de los fracasos matrimoniales, de la violencia doméstica, de los desencuentros, del bajo número de niños y de tantas otras calamidades no está en lo coyuntural sino en la dificultad del hombre actual para establecer relaciones personales y estables.
El diagnóstico sobre la enfermedad que afecta al matrimonio y la familia se sitúa en el ámbito personal, en lo que algunos han denominado individualismo atomista. Es este virus el causante de la enfermedad, y los síntomas los mencionados en el párrafo anterior.
Sólo rompiendo el caparazón del individualismo existe una posibilidad real de responder para poder así curar la enfermedad. Es necesaria una apertura a la verdad original que nos aporta la relación con otras personas. Es fundamental "volver en sí" y fomentar la esperanza de que existe un lugar donde identificarse como hijo y no como siervo al que se le valora por una simple función que realiza.
La cura de la enfermedad pasa por creer que lo mejor es posible y que está por llegar, que no todo vale lo mismo y que merece la pena darse por amor.
-----------------------------------
Tomado del libro “la felicidad de andar por casa” de Aníbal Cuevas. Post de Fluvium.org .
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
jueves, 25 de marzo de 2010
El amor sí existe
Muchas veces hemos leído en la prensa de espectáculos, sobre todo, cuando nos informan de la vida de las estrellas, argumentando que la separación de tal y cual fue por que “el amor se acabó entre ellos”. Puede ser que la planta se murió porque no fue regada y cuidada como tenía que ser.
Gracias a Dios que aún quedan testimonios de “verdadero amor” que de nos recuerda que el amor sí existe y nunca muere. Tomamos el presente post de buenasnoticias@arcol.com . Compartamos esta bella historia con quien más amamos. Creo que no importan las fechas… importa el mensaje.
--------------------------------------------
Por desgracia, el mundo del fútbol no siempre se caracteriza por los buenos ejemplos. Más bien, a veces es necesario hacer “la vista gorda” para seguir alabando la calidad deportiva de algunos jugadores o entrenadores cuya vida privada deja mucho que desear. No es el caso de hoy.
El entrenador César Prandelli fue contratado hace tres meses por el Roma (o “la Roma”, como dicen los italianos). El equipo fue vice-campeón en el torneo del año pasado; es decir, segundo lugar, tan sólo por debajo del Milán de Silvio Berlusconi.
Después de dirigir equipos modestos de segunda y primera división, como el Venecia o el Parma, ahora tenía en sus manos una de las principales formaciones italianas.
El futuro para Prandelli no podía ser más prometedor: el reto de ganar el campeonato italiano y la posibilidad de participar en la Champions League, el torneo de mayor prestigio en Europa y en el mundo entero. Algo a lo que pocos pueden aspirar. De hecho, el 28 de septiembre, el Roma debe enfrentarse al Real Madrid, en el estadio Santiago Bernabeu de la capital española.
Desde su llegada había trabajado por fortalecer el equipo: adquirió nuevos jugadores –entre ellos el defensa central francés Philipe Mexes– y dirigió los entrenamientos transmitiendo a los jugadores sus tácticas de juego.
Con todo, dos semanas antes de iniciar el campeonato, César Prandelli, de 47 años, renunció a su cargo. Dejó a un lado grandes sueños profesionales. ¿El motivo? La grave enfermedad de su esposa, Manuela. Él mismo lo explicó con estas palabras: «Ya no me siento tranquilo, me es difícil concentrarme, no puedo seguir aquí. Ahora debo estar con mi familia, junto a mi esposa».
El gobernador de la región, Francesco Storace, comentó:«La decisión de estar al lado de su mujer en un momento dramático, demuestra que es también un gran hombre, capaz de anteponer a todo los verdaderos valores de la vida».
No cabe duda: el amor existe.
El verdadero amor no se compone únicamente de romanticismo y atractivo físico. El amor auténtico es donación sincera y desinteresada al otro, tal como es, incluyendo sus defectos físicos o temperamentales y sus limitaciones, como por ejemplo, una enfermedad. Cuando esto falta, los “amores eternos”, esos que se juran a la luz de la luna, duran poco… Muy poco.
Gracias, César, por tu testimonio.
-------------------------
Sin palabras!!!!!!!!!!!!!!!
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
viernes, 5 de marzo de 2010
El perdón: una historia real
Pueda ser que muchas veces el mensaje evangélico nos parece elevado, utópico, muy ideal, algo que no se puede lograr. Medimos nuestra humanidad y nos damos cuenta que “es imposible” perdonar. Y nos conformamos con vivir así, el corazón lleno de dolor.
Esta historia real nos enseña de manera única la dimensión del amor y el perdón. Es ejemplo para nosotros, porque lo que le ocurrió al protagonista – y su familia – en nada se asemeja a las cosas que algunas personas pueden hacer para ofendernos o hacernos sentir mal.
Que el Señor los Bendiga y los Guarde…
Luis Antonio
domingo, 24 de enero de 2010
Las 7 maravillas del mundo: Gracias Señor
Este mensaje – doble- es para reflexionar profundamente acerca de nuestros valores personales y sobre todo, el cómo valoramos lo que Dios nos ha “regalado”. Y más aún, si tenemos un instante en nuestra vida para recordarlo y agradecérselo.
Leamos y reflexionemos…
A un grupo de estudiantes de secundaria se les pidió que listaran lo que ellos pensaban que eran las "7 maravillas del Mundo moderno o actuales". A pesar de ciertas diferencias, las siguientes fueron las que más votos recibieron:
- La pirámide de Chichen Itzá (México)
- El Taj Mahal de la India
- El templo de Petra, en Jordania
- El coliseo de Roma
- El Machu Pichu, Perú
- El Cristo Redentor, de Río de Janeiro
- La Gran Muralla China
Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de listar sus sugerencias. Así que le preguntó si estaba teniendo problemas con su lista, a lo que la niña respondió: "Si, un poquito. No puedo terminar de decidirme pues hay muchas."
La maestra entonces le dijo:
"Bueno, léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar".
La niña lo pensó un instante, pero luego leyó:
"Yo pienso que las siete maravillas del mundo " son:
- Poder ver...
- Poder oír...
- Poder tocar...
- Poder probar...
- Poder sentir...
- Poder reír...
- Y poder amar."
Se hizo tal silencio en la clase que si se hubiera caído un alfiler, se hubiera escuchado.
¡Las cosas simples y ordinarias y que nosotros tomamos como triviales, son sencillamente maravillosas!
Un recordatorio que hay que tener presente siempre: Las cosas mas preciadas de la vida no se pueden construir con la mano ni se pueden comprar con dinero.
Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el despertador. .. Gracias a Dios que puedo oír. Hay muchos que son sordos.
Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en mi habitación?. Gracias a Dios que puedo ver. Hay muchos ciegos.
Aunque me pesa levantarme y pararme de la cama... gracias a Dios que tengo fuerzas para hacerlo. Hay muchos postrados que no pueden.
Aunque me enojo cuando no encuentro mis cosas en su lugar porque los niños hicieron un desorden... gracias a Dios que tengo familia. Hay muchos solitarios.
Aunque la comida no estuvo buena y el desayuno fue peor... gracias a Dios que tengo alimentos. Hay muchos con hambre.
Aunque mi trabajo en ocasiones sea monótono rutinario, gracias a Dios que tengo ocupación. Hay muchos desempleados.
Aunque no estoy conforme con la vida, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos para quejarme... gracias a Dios que estoy vivo.
Recuerda siempre decir: "Gracias".
--------------------------------------
Las 7 Maravillas del Mundo, tomado de CatolicosHispanos.com, colocado por César Gonzales.
Gracias a Dios, tomado de Valores en Encuentra.com, enviado por Luz del Alba Priego de Infante.
--------------------------------------
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
viernes, 15 de enero de 2010
No es sólo orar
No es sólo orar por ellos, es sentir también como ellos sobre la pérdida de sus seres queridos: padres, hijos, esposo/a, amigos. Sentir lo que sienten ellos, el dolor, la soledad, la incertidumbre.
Por lo que vemos en los medios lo sufrido por el pueblo de Haití no tiene comparación con lo que pudimos haber vivido. Mi ciudad vivió un terremoto en 2001, pero no hubo tanta destrucción ni muerte.
Oremos y sintamos en nuestro corazón lo vivido por nuestros hermanos de Haití. Pidamos al Dios de la vida que puedan, a pesar de la tragedia, elevar su mirada al amor misericordioso del Padre.
Nuestra oración es necesaria. No sólo empecemos a organizarnos para brindar ayuda material, organicémonos en brindar aquella ayuda única y necesaria, el amor de Dios, y que a través de la oración se hace realidad, caridad concreta que logrará la paz, la resignación por lo perdido, aceptar lo vivido para alcanzar la plenitud entre la desgracia.
Dios es amor, esa debe ser la palabra que entre y desde la ruina debe guiar a la reconstrucción no sólo de la ciudad, sino del espíritu de la persona, de la institución familiar, de la Iglesia como tal.
Roguemos al Señor de la Vida que nuestros hermanos de Haití logren la paz espiritual pronto para que empiecen a reconstruir no sólo el edificio, sino también el alma.
Sobre todo, pidamos por los niños que han quedado huérfanos
----------------------------------
Luis Antonio
miércoles, 6 de enero de 2010
El padre bueno y el “buen” padre
Este artículo es tomado del portal Familia en el Internet – www.familia.cl, leámoslo y meditémoslo como buenos padres que debemos ser.
Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.
Padres buenos hay muchos, buenos padres hay pocos.
No creo que haya cosa más difícil que ser un buen padre. En cambio no es difícil ser un padre bueno.
Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.
El padre bueno quiere sin pensar, el buen padre piensa para querer.
El buen padre dice que sí cuando es sí, y no cuando es no; el padre bueno sólo sabe decir que sí.
El padre bueno hace del niño un pequeño dios que acaba en un pequeño demonio.
El buen padre no hace ídolos; vive la presencia del único Dios.
El buen padre echa a volar la fantasía de su hijo dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas.
El padre bueno "amanteca" la voluntad de su hijo ahorrándole esfuerzos y responsabilidades.
El buen padre templa el carácter del hijo llevándolo por el camino del deber y del trabajo.
Y así, el padre bueno llega a la vejez decepcionado y tardíamente arrepentido, mientras el buen padre crece en años respetado, querido, y a la larga, comprendido.
----------------------------------------------
Seamos entonces “buenos padres y madres” que saben amar a sus hijos.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
martes, 5 de enero de 2010
La Carta de los Reyes Magos
Los Reyes Magos nos recuerdan los regalos que realmente necesitan nuestros hijos.
Queridos padres:
Baltasar, Gaspar y yo flipamos con vosotros. Hemos recibido miles de cartas pidiéndonos todo tipo de juguetes y cacharros. Estáis atiborrando a los niños de cosas superfluas, de regalos inútiles que dejarán abandonados en cualquier rincón en cuanto se pase el primer calentón de la novedad. Permitidnos que os recordemos los regalos que realmente necesitan vuestros hijos.
En primer lugar, lo que más necesitan los niños es amor. Debéis achucharlos, besarlos, abrazarlos, acariciarlos. Y todo ello sin medida. Sin amor, los niños no pueden crecer ni madurar. Pero cuidado; no confundáis amor con sensiblería barata, amar no significa consentirlo todo, cumplir todos los caprichos o dejarse chantajear por sus pataletas. Eso sería malcriarlos.
Amar significa también establecer límites, enseñarles a distinguir lo que está bien y lo que no, lo que se puede y debe hacer en cada momento y lo que no se puede consentir. Amar también es castigar cuando es preciso.
Y esto enlaza con la segunda necesidad básica de todo niño: educación. Ésa es la mejor herencia que podéis dejarles. Hay que enseñarles a comportarse en cada circunstancia. Tenéis que decirles cómo deben comer, cómo usar los cubiertos, cómo vestir o cómo hablar en cada ocasión.
Y, sobre todo, debéis enseñarles a respetar a los demás, y eso implica que aprendan a cuidar el trato con los adultos y, especialmente, con sus profesores. A ver si desterramos de una vez esa falsa idea de que todos somos iguales. Todos somos iguales ante la ley y poco más.
No es lo mismo tratar con el Rey o con un obispo, que con un amigo de juegos, y eso hay que enseñárselo a los niños de pequeños; igual que deben aprender que la porquería no se tira al suelo o que no se debe escupir ni blasfemar.
Debéis enseñarles las normas de urbanidad y buena educación en casa. Vuestra responsabilidad no la podéis delegar en nadie. Y para educarlos correctamente se empieza predicando con el ejemplo: vosotros, los padres, sois el ejemplo que seguirán vuestros hijos. No lo olvidéis.
Debéis enseñarles también que su futuro depende de ellos mismos y de su esfuerzo, y que los sueños sólo se consiguen mediante sacrificio, porque las cosas importantes de la vida nadie se las va a regalar.
Por eso tenéis el deber de educar su voluntad para que sepan cuáles son sus obligaciones y las cumplan en cada momento. Debéis inculcarles que en la vida hay que hacer cosas que muchas veces no nos apetecen ni nos gustan, pero que son necesarias.
Lo bueno no siempre es lo que me gusta, y lo bueno (estudiar, por ejemplo) hay que hacerlo aunque suponga un esfuerzo. Por supuesto, también tenéis que recompensarles por el trabajo bien hecho, y para ello no siempre es necesario vaciar la cartera. A veces una felicitación cariñosa, un abrazo o un “estoy muy orgulloso de ti” vale más que todo el oro del mundo.
¿Queréis que sean buenos estudiantes y que disfruten leyendo? Pues ponedles un libro en la mano desde que son bebés. Estimuladlos. Primero serán libros de dibujos y fotos con palabras; libros de cartón duro que puedan manipular sin romperlos. Luego llegará el momento de los cuentos y más tarde de las novelas.
Pocas cosas unen más a un hijo con su padre que la lectura compartida de un libro. Primero los padres les leemos, luego llegará el momento de que lea un rato papá y otro el niño. Al final, el niño leerá solo y además disfrutará haciéndolo.
Mi hijo y yo disfrutamos leyendo los primeros libros; ahora ya los lee él (los Reyes Magos no estamos solteros y también tenemos hijos, ¿qué os creíais?).
Por último, lo mejor que podéis regalar a vuestros hijos es vuestro tiempo y vuestras personas. Debéis ayudarlos a hacer sus deberes. ¿Para qué os vale dedicar tanto tiempo al trabajo si os perdéis lo más importante: la infancia de vuestros pequeños?
Los niños os necesitan a su lado. Necesitan que los acostéis con un cuento y un beso, y los despertéis con un abrazo. Que les digáis a diario lo mucho que los queréis, que respetéis sus horarios, que juguéis con ellos; que os inventéis historias, que os disfracéis de ogros y les hagáis cosquillas, que os los comáis a besos.
Bueno, ya me he pasado; pero, por favor, recordadlo siempre: amad a vuestros hijos, educadlos y regaladles vuestro tiempo. Ellos os lo agradecerán algún día. Y si no, ¿qué importa?
A fin de cuentas, habréis cumplido con vuestra obligación de padres, que es una de las cosas más importantes y bonitas que puede hacer alguien en este mundo. Y eso llenará vuestra vida de felicidad y de sentido.
Atentamente, Melchor, rey.
-----------------------------------------------
Creo que debemos tener en cuenta todo lo dicho… Que el Señor los bendiga y los guarde…
Fuente: Catholic.net
Luis Antonio
lunes, 4 de enero de 2010
Un nuevo año
Terminamos un año, y nos invita el tiempo a reflexionar, a dar gracias por todos los beneficios que se nos ha dado. Ha sido un año con dificultades y situaciones difíciles que nos han hecho crecer como personas y como cristianos, porque Dios siempre nos da las cosas que necesitamos para que crezcamos, para que maduremos. Han sido 365 días que han tenido sus amaneceres y sus atardeceres, y todo ha tenido su encanto.
Gracias a Dios porque ha sido bueno con nosotros y por ello estamos contentos. Pongamos en sus Manos misericordiosas el año que terminó, de todo aquello que hicimos mal, o cuando dejamos de hacer el bien. Todo lo hemos de poner en la misericordia de Dios, nuestras heridas, nuestros resentimientos, nuestras envidias, nuestra pereza para hacer el bien, nuestro orgullo frente a la vida… dejemos en Dios todo aquello que nos ató, aquello que nos esclavizó, y caminemos con la libertad de los hijos de Dios al encuentro del nuevo año que acabamos de estrenar.
Iniciar el nuevo año, con un corazón agradecido, porque si no valoramos el trabajo que Dios ha hecho por nosotros, entramos al nuevo año con la tristeza del pasado, con la angustia de lo que nos hizo sufrir, y el nuevo tiempo, se tornaría como el deseo de fugarse del presente para esperar algo nuevo y esperar algo bueno como si fuera fortuna, como si fuera la suerte… sin ser responsable de nuestra existencia.
Un nuevo año es tiempo de encuentro y por lo tanto de celebración, porque es encuentro de oportunidades; ha de ser celebrativo porque lo iniciamos con un corazón agradecido, ha de ser un tiempo de encuentro donde tenga cabida la sorpresa, el milagro, el estupor. No es una esperanza fortuita, ni producto de un juego de azar, sino es ir al encuentro del nuevo tiempo en la esperanza, de la realización plena del amor de Dios.
Si el año que terminó lo hemos puesto en las manos misericordiosas del Padre, pongamos en su Providencia el año que acabamos de estrenar, que todos nuestros días que están por venir estén confiados a la Divina Providencia del Señor, que, bien sabemos, cada instante de nuestra vida depende totalmente de Dios. Es Él quien nos cuida, es Él quien nos protege, quien nos provee de lo necesario para cada día, pues cada día tiene lo necesario para que podamos descubrir Su amor y cada día tiene su propio afán.
El amor de Dios se complace en hacer nuevas todas las cosas, un amor que se regocija en compartirse en cada instante, es el mismo Amor que nos ha creado de la nada. Es Dios mismo que se comparte con nosotros en cada instante especialmente en la Eucaristía. Por eso, podemos aventurarnos ya desde este momento a desear y esperar un buen año y…¡Que se realice como nuestro Padre Dios lo haya dispuesto!.
Autor: P. Idar Hidalgo. Catholic.net
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
martes, 10 de noviembre de 2009
Belleza y espiritualidad del amor conyugal
Este artículo lo transcribo tal cual para su deleite espiritual en nuestra dimensión conyugal…
----------------------------------
Una inédita y excepcional Regla para los esposos escrita por el cardenal Karol Wojtyla, descubierta recientemente
Por Gilberto Hernández García
Vivir en la pareja el verdadero camino de la santidad. Esta es la regla de vida de Juan Pablo II para los esposos, que recientemente ha sido presentada en la Pontificia Universidad Lateranense. «Belleza y espiritualidad del amor conyugal» es el volumen que reúne tres textos inéditos del entonces cardenal polaco Karol Wojtyla sobre la espiritualidad familiar.
Se trata de un excepcional texto que el futuro Papa tituló «Regla para el grupo de parejas de esposos Humanae Vitae», y fue encontrado por un alumno polaco del Pontificio Instituto Juan Pablo II, en el archivo de la arquidiócesis de Cracovia.
La Regla para los esposos, tanto como la iniciativa de los grupos Humanae Vitae, nacieron a finales de los años sesenta inspirados en la célebre encíclica de Pablo VI, y constituye una idea original y sin precedente en la Polonia comunista de aquellos años, nacida de la experiencia y de la amistad con los jóvenes estudiantes universitarios de Srodowisko, «El ambiente», el grupo en el que nació la pastoral familiar y la espiritualidad del amor conyugal del futuro Papa Juan Pablo II.
El texto no sólo revela el mismo sentir de estos dos grandes pastores de la Iglesia católica, sino también comporta una extraordinaria actualidad. El futuro Papa sostiene la convicción de que el matrimonio cristiano puede realizarse solamente como experiencia de una sociedad distinta de la común. Hay una preocupación profética por la crisis de los valores, que marca el destino de la sociedad occidental y de sus modelos.
El cardenal Karol Wojtyla explica que la santificación de la pareja se refiere a todas las dimensiones de la vida, a lo ordinario, a las cosas de cada día, que van de la mañana hasta la noche. Por eso la teología del sacramento del matrimonio no es un conjunto de cosas: como el deber, las prohibiciones, las devociones... sino vivir todo eso con fe.
La Regla del Papa polaco se dirige no a los cónyuges como personas individuales sino como pareja; exhorta a las parejas a reunirse en grupos dedicados a reelaborar el modelo de vida conyugal y familiar para descubrir y vivir el profundo significado espiritual que ella entraña.
En suma, de la Regla para los esposos emergen tres puntos fundamentales: el amor siempre necesita una regla porque no es únicamente un sentimiento sino la libre donación de sí mismos que entra en el ámbito de la responsabilidad; en segundo lugar, la regla solo puede vivirse en dirección hacia lo ideal y por lo tanto en la perspectiva de una espiritualidad; y, por último, se puede tender hacia la espiritualidad y vivir la Regla sólo si existe un ámbito de comunidad que acompañe a la familia creando una «familia de familias».
Camino hecho «a dos»
Según los estudiosos de la obra de Juan Pablo II, el pontífice escribía que en aquellos años, para él, lo más importante eran las cuestiones que los jóvenes se planteaban sobre cómo vivir, cómo afrontar y resolver los problemas relativos al amor y al matrimonio. Esas dudas le indicaron un camino también a él.
La fuente para el cardenal Wojtyla fue siempre la experiencia que une la dimensión del encuentro personal, la historia, la cultura, la oración y la mística. Gracias a esta experiencia reconocía a la Trinidad en el camino del hombre y la mujer; y en el sacramento de su amor descubría a Cristo esposo y a la Iglesia esposa. Esta es la idea de fondo de su espiritualidad del amor conyugal: El camino de la pareja es un camino hecho «a dos», en una comunión que encarna el amor esponsal de Dios.
Przemyslaw Kwiatkowski, candidato a doctor por el Pontificio Instituto Juan Pablo II y quien encontró el texto inédito del cardenal Wojtyla, en entrevista con Radio Vaticano habla sobre «el corazón» de la Regla de los esposos:
«El entonces cardenal Wojtyla, de modo valiente, dice sí a la verdad de la encíclica Humanae Vitae, y la dice de manera muy concreta, proponiendo un modo de vida: un grupo de parejas de esposos que vivan esta espiritualidad.
«El texto habla de la espiritualidad conyugal, es decir de la vida espiritual, experimentada de modo muy particular en la vida de pareja. Esta espiritualidad tiene que vivirse por ambos esposos, no solamente por parte de la mujer o del marido. Más aún, esta espiritualidad no tiene que encerrarse en la relación esposo-esposa, sino que se tiene que extender a un grupo de parejas que viven juntas, oran en conjunto y en conjunto quieren también hacer apostolado».
Madurada en la cura de almas, del párroco y del obispo, esta Regla del cardenal Wojtyla proyecta sobre el tormentoso horizonte de la sociedad secularizada y multirreligiosa del tercer milenio la imagen del cristianismo, que en el matrimonio y en la familia extiende y afirma la dimensión trascendente de la vida humana.
Regla de Karol Wojtyla para los esposos
La presente Regla surge de una serie de experiencias con algunas parejas de esposos y, al mismo tiempo, sobre la base de la experiencia matrimonial de las parejas mismas. Nace contemporáneamente a la publicación de la encíclica Humanae Vitae, la cual propone a las parejas y a sus pastores las exigencias evangélicas de un matrimonio auténticamente cristiano. El grupo de parejas que adopta esta regla podrá tomar, por consiguiente, el nombre de Humanae vitae.
La regla se dirige a las parejas matrimoniales en su integridad y no de manera individual a los cónyuges. Es importante, en efecto, que ésta sea adoptada y practicada por las parejas de esposos y no por los maridos o por las esposas sin el compromiso de sus respectivos cónyuges.
En principio, la regla compromete a los esposos sólo a la vida según las normas de la moral cristiana que atañen al orden de los Mandamientos; no obliga, en cambio, a la vida según los consejos evangélicos estrictamente entendidos. En sentido estricto, en efecto, la realización de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia puede darse sólo por aquellas personas que son llamadas a la vida religiosa. Sin embargo, la experiencia de la vida conyugal demuestra que la observancia de las reglas morales anunciadas por la Iglesia no es posible sin un cierto grado de ascesis; las parejas de esposos pertenecientes a los grupos Humanae vitae deben, por lo tanto, reflexionar sobre cómo poner en práctica el espíritu de los consejos evangélicos.
El fin particular de los grupos Humanae Vitae es el continuo compromiso hacia la actitud espiritual, a fin de que la enseñanza integral de Cristo Señor sobre el matrimonio y la familia, anunciada por la Iglesia, pueda cumplirse en su matrimonio con plena comprensión y con pleno amor.
Se trata, por tanto, de formar una adecuada espiritualidad –es decir una vida interior– que permita configurar la vida conyugal y familiar de modo cristiano. Tal espiritualidad no puede existir en una forma definitiva, sobre el modelo de las congregaciones religiosas, sino que debe ser constantemente reelaborada.
La reelaboración de la espiritualidad es otra tarea importante de los grupos. Un medio para esta reelaboración es la puesta en práctica por parte de cada pareja de aquellas actitudes espirituales mencionadas arriba.
El segundo fin particular de los grupos Humanae Vitae es el apostolado. Aunque aquí no son decididas las formas precisas. Sin embargo, las parejas de esposos que formen parte de los grupos asuman el compromiso de un determinado apostolado y, sobre todo, de la oración constante a favor de las otras parejas de esposos y por la fundamental cuestión del matrimonio y de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. La forma de los diversos modelos de apostolado o de la oración tendrá que elaborarse progresivamente.
Se deja a las mismas parejas de esposos la decisión de comprometerse a realizar las tareas delineadas por medio de una promesa particular.
Traducción del italiano de Gilberto Hernández García
--------------------------
Que el Señor los Bendiga y los Guarde
Luis Antonio
domingo, 25 de octubre de 2009
La mejor escuela para padres: la familia
Este testimonio que comparto con ustedes es de sobremanera profundo en su esencia. Reconocer que nuestros hijos son los que nos ENSEÑAN a ser BUENOS PADRES rompe los esquemas a los que estamos acostumbrados: los hijos aprenden de nosotros. El Lic. Eduardo R. Cattaneo nos propone ser “aprendices” de nuestros hijos desde: las responsabilidades que nacen de ser padres, por el ejemplo que debemos proyectar, los valores que debemos cultivar. Leamos con mucha atención!!!!!!!!!!!!!!!!.
-------------------------------------
Los padres deben enseñar y los hijos aprender, esto que se proclama como una verdad absoluta, suele ser muy poco cierta en la realidad ya que es, al menos, una visión muy parcializada de ella.
Con frecuencia hemos abordado desde nuestras páginas -¿o debería decir desde nuestros bytes?- diversos temas sobre nuestras obligaciones como padres, de la educación de nuestros hijos, lo que debemos enseñarles, etc. Recuerdo que e una oportunidad publicamos un par de notas sobre los derechos de los padres, o lo que los padres tienen derecho a exigir de sus hijos, pero muy poco hemos hablado de lo que nosotros aprendemos o deberíamos aprender de nuestros hijos.
A poco de ponernos a reflexionar profunda y sinceramente sobre este tema, caeremos en la cuenta de que, a diferencia de lo que se cree habitualmente, nuestros niños nos enseñan más a nosotros que nosotros a ellos. Esto no deja de llamar mi atención ya que nosotros, los padres, casi siempre preocupados y ocupados de nuestros hijos, tenemos la intensión explícita de educar a nuestros hijos y, al menos en apariencia, nuestros hijos contribuyen a nuestra educación como padres sin proponérselo de manera alguna. Es que ellos son naturalmente educadores de sus padres, no están tan influidos por los criterios artificiales que se nos suelen imponer a los padres por los medios de comunicación, los planes oficiales de educación, la opinión de profesionales de la educación con sus nuevas teorías pedagógicas, y todos estos medios de información que nos transmiten, a los padres mas que a los hijos, una idea de educación familiar viciada de artificialidad.
Como no quisiera ser uno mas de estos que se dedican a difundir una educación artificial, de plástico, muy ligth, y demasiado soft, espero que sepan disculpar que lo que digo a continuación sea desde una óptica muy particular y personal, aunque en lugar de personal debería decir familiar, ya que lo que escribo a continuación no le ha sucedido solo a mi persona sino a nuestra familia.
Lo que nuestros hijos nos han enseñado
Mi esposa Viviana y yo nos casamos hace poco menos de 10 años, pretendiendo que habíamos conformado una familia, pero esta no comenzó a concretarse hasta que, un año después, nació Juan Manuel que contra todo lo previsto no pudo nacer por parto normal ya que tenía 4 circulares de cordón. Desde ese momento Juan Manuel nos enseñó a aceptar que no siempre las cosas salen como uno lo planea o desea. Nosotros habíamos planeado estar juntos en el momento del parto, pero los médicos no quisieron que yo estuviese presente ya que se trataba de una cesárea.
A los dos años de este feliz nacimiento, Dios nos dio a Mercedes que hoy tiene seis años y gracias a un buen médico pudo nacer por parto normal, en contra de todas las opiniones que indicaban que si el primero había nacido por cesárea todos los demás también debían nacer de la misma manera. Entonces nuestra niña nos enseñó a que debemos creer y esperar aun cuando todo parece indicar que las cosas no van a salir como las deseamos, nos enseñó que debemos tener una visión optimista de la vida.
Se imaginarán los lectores que, si mi memoria nos ayudase, podríamos sacar una enseñanza de cada uno de los actos de nuestros cuatro hijos, pero como no quiero agobiarlos con asuntos personales voy a hacer un resumen.
En los peores momentos, cuando uno de ellos se pescó una enfermedad que puso en riesgo su vida, hemos contado con su sonrisa que se ha convertido en un apoyo para soportar las dificultades. Cuando falleció el abuelito, ellos no lloraban porque tenían una seguridad envidiable sobre la felicidad que tendría su abuelo al estar gozando de una vida mejor que esta. Nos enseñaron entonces que el dolor es parte natural de la vida y que debe ser asumido para engrandecernos.
Por el hecho de ser cuatro niños Viviana y yo hemos debido compartir muchas tareas, tanto en el trabajo externo que nos provee el sustento, como en el trabajo dentro de la casa que nos organiza la vida familiar. Los chicos también, en la medida de sus posibilidades, colaboran con él trabajo familiar: los más grandes, antes de comer, lavan las manos de Facundo que todavía no ha cumplido dos años; son ellos los que le enseñan a José Ignacio, de cuatro años, a higienizar sus dientes antes de dormir y a tender la cama al levantarse. Nuestros hijos han mejorado notablemente nuestra capacidad de trabajar en equipo.
Cuando llegamos a casa, cansados por tanta labor y agotados por la lucha cotidiana, sus voces y sus sonrisas nos enseñan que hay que saber dejar los problemas del trabajo fuera de la casa, y cuando no se puede hay que compartirlos para hacerlos más soportables.
También ellos tienen sus aspectos negativos, sus picardías, sus malos comportamientos, que exigen de nosotros el máximo de nuestra paciencia para aguantar sus asuntos, la responsabilidad con los otros cuando rompen la ventana del vecino con una pelota, y la perseverancia necesaria para lograr fraguar en ellos los buenos hábitos. Por lo tanto ellos nos entrenan en virtudes tales como la paciencia, la responsabilidad y la perseverancia.
Ellos no soportan las injusticias, aunque si entienden que no todos tienen los mismos derechos (ya que no tienen las mismas necesidades y obligaciones), de manera que los más grandes saben que deben bañarse por si mismos mientras que el más pequeño requiere de nuestra atención para tales menesteres, y saben además que ninguno de ellos por pequeño que sea tiene la exclusividad sobre los aquellos bombones que mamá había guardado para compartirlos en otro momento. Ellos nos exigen justicia, y la distinguen del igualitarismo raso. También nos enseñan de estas cosas que muchos hombres de gobierno parecen desconocer.
Podríamos escribir muchas páginas mas sobre este asunto, pero creemos que el asunto está comprendido y esta nota estaba destinada a ser mas corta de lo que es. Solo queda para el final decir que ellos nos piden que seamos un ejemplo para su realización, como dijo una vez una lectora de EVPP: "los niños no escuchan lo que les decimos, pero si nos ven".
---------------------------------
Seamos ejemplo de nuestros hijos aprendiendo día a día también de ellos.
Que el Señor los Bendiga y los Guarde…
Luis Antonio
sábado, 24 de octubre de 2009
Testimonio de Vida
Hoy podemos encontrar, gracias a Dios, innumerables testimonios de vida que nos dejan un verdadero ejemplo a seguir. Animadores pastorales que hacen de su catequesis vida. Laicos comprometidos que desde las nuevas tecnologías colaboran en la nueva evangelización. Sacerdotes y religiosas fieles a su vocación y a la Iglesia que dan testimonio de unidad, servicio y hasta componiendo música para el Señor o cantándola; o incluso llegando al martirio como en las misiones o en nuestra América Latina defendiendo a la Iglesia frente a las ideologías de muerte y relatividad moral.
Pero también encontramos a cantantes de música contemporánea que componen bellas melodías que ensalzan el amor de Dios o el respeto a la Vida. Una de estas “estrellas” es Juan Luis Guerra que con su bachata y merengue nos hace mover en toda celebración.
Esta pegajosa canción, Las avispas, es un poema hecho canción que nos recuerda que Dios está a nuestro lado en todo momento… el hecho es que Juan Luis reconoce a Dios nuestro Señor como único salvador, quien “manda sus avispas a nuestros enemigos”. ¿Hemos decidido que Dios sea nuestro camino, nuestro salvador, hemos optado en escuchar a Cristo?. ¿Si nos dice Jesús que nos riamos si el enemigo nos tienta en la carrera, que no nos mortifiquemos, que Él nos protege, así sea enviando sus avispas para protegernos, le creemos?.
Este mensaje me llegó gracias a mi tía Graciela Shiaffino de Suclla el que comparto con todos ustedes de corazón.
Y para los que quieran escucharla después de saber cómo “nació” la misma, aquí va el video de las Avispas… disfrútenlo y sobre todo compartan el mensaje con quien más quieren y estiman.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
jueves, 22 de octubre de 2009
¿Puedo vivir. Can I Live?
Para terminar con el tema sobre la despenalización del aborto, comparto esta idea sobre lo que pasará, el por qué, la razón, la discusión y demás.
Seguimos a la espera de que ahora el Congreso se pronuncie sobre la despenalización del aborto. Se sigue perdiendo el tiempo por un tema que por su naturaleza sólo le pertenece al Creador.
No es posible que se hable a favor de despenalizar los supuestos establecidos en el Art. 120 del Código penal, nos referimos al aborto sentimental (casos de violación) y eugenésico (existencia de taras o malformaciones) fusionándolo con en supuesto del Art. 119 relativo al aborto terapéutico, el cual no es posible de sanción, porque se practica única y exclusivamente cuando no existe otro medio para salvar la vida de la madre.
¿Aquí la vida de la madre está en peligro?, ¿acaso esa persona con malformaciones o nacido de una violación no tiene derecho a la vida? ¿Acaso esas personas no pueden en su momento servir a la sociedad?. O es que con esto se pretende en el fondo lograr el camino para la despenalización total del aborto, el camino libre para asesinar al ser indefenso.
“Sé que no es fácil enfrentarse a una sociedad que siempre está lista a señalar nuestros errores; no es fácil enfrentarse a los familiares y amigos; no es fácil dejar los estudios; no es fácil ser madre soltera en un mundo egoísta y acusador, pero, ¿Sabes una cosa, mujer?. Es hermoso traer al mundo un nuevo ser”.
Juan David Perry Cruz, Congresista del Perú
¿Puedo Vivir?
El mismo mensaje con otro ritmo, otra letra, pero siempre creyendo que la vida es el Don más preciado de Dios. Imagina mamá que tu hijo te hable desde el vientre, te diga que no debes hacer “eso”, que puedes lograrlo… El video que a continuación te presento es un historia real. Rescata el mensaje.
---------------------------------------
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
Consecuencias del aborto
Qué ocurre en la mujer que opta por abortar. Qué sucede en su cuerpo o en su mente. Que preguntas se hará cada mañana, qué imágenes evocarán ese momento.
Les presento un interesante corto que nos habla de las consecuencias del aborto. Medítalo, repítelo, hazlo llegar a otros para que se convenzan que el aborto no es la mejor solución.
Después, queda la soledad de lo que ha hecho. Vivir en depresión, miedo, desesperación y arrepentimiento solapado. Queda entonces dirigirnos a la infinita misericordia de Dios, llorar y pedir perdón por la vida que se acabó por aquella DECISIÓN basada en la relativa libertad.
Oremos por ellas…
Luis Antonio
Hasta chespirito habló
En lo referente a detener la despenalización del aborto, en México hasta el mismo chespirito, Roberto Gómez Bolaños, alzó su voz contra el aborto. Comparte con nosotros la experiencia de su madre en defensa de su propia vida… veamos
En nuestro Perú necesitamos más chespiritos que eleven su voz a favor de la vida. ¿Te atreves a ser uno?. Empecemos uniéndonos en oración por las madres que ven en el aborto una “solución” a su “problema”.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
martes, 6 de octubre de 2009
Las relaciones conyugales y su influencia en la educación de los hijos
Este artículo es un llamado de atención para quienes no vemos que el problema educativo de nuestros hijos es por nuestra culpa… por nuestro egoísmo, nuestras frustraciones, nuestros temores y rencores…
Si en la pareja hay armonía, los niños crecerán en un ambiente sano.
Hay varios componentes que caracterizan a una pareja armónica. El primero y fundamental es el amor. El amor es la base sobre la cual se construye la vida conyugal. Cuando el amor se enfría o desaparece, la vida de la pareja se resquebraja.
El amor trae consigo la felicidad, el buen humor, el deseo de vivir y de transmitir esa alegría a los que nos rodean, especialmente a los hijos. Una pareja feliz se nota en los gestos, en la mirada y en su forma de actuar.
Cada uno de los miembros de la pareja debe tener la libertad suficiente para elegir y decidir qué es lo que quiere hacer, y ambos deben intentar que se realice. El hecho de que uno de los dos se sienta frustrado, o que por culpa del otro no pueda realizar lo que verdaderamente quisiera, provoca un resentimiento que, a la larga, perjudicará la vida común.
Poder compartir plenamente la vida con su cónyuge, comentar, participar de los problemas y alegrías del otro, hacen que la vida de pareja alcance su plenitud. Todo esto ayuda a una buena comunicación.
Es importante que ambos discutan los criterios educativos que se aplicarán a los hijos. Deben llegar a un acuerdo y no deben contradecirse en presencia de los hijos.
La familia tiene una función importante: la función educadora, que sólo se puede desarrollar de manera armónica y progresiva, si existe una relación igualmente armónica y progresiva entre los cónyuges.
¿En qué se reconocen los hijos de una pareja armónica?
Podemos describir a un niño sano, de una pareja armónica, de la siguiente manera:
- Es equilibrado: no presenta demasiados altibajos en su comportamiento, y exterioriza sus emociones normalmente.
- Es sociable: es capaz de relacionarse con los que lo rodean. No presenta una timidez excesiva, ni agresividad marcada o irritabilidad.
- Presenta un desarrollo armónico: va adquiriendo las características que corresponden a cada edad. Crece en todos los aspectos: físico, social, afectivo, intelectual y moral, de manera normal y tranquila.
- Tiene un buen rendimiento escolar: el niño aprende fácilmente, no tiene trabas ni bloqueos que impidan el aprendizaje.
- Suele ser maduro afectivamente: sabe cómo relacionarse con las personas que lo rodean. Soporta las frustraciones que se le puedan presentar, y resuelve situaciones que a veces son conflictivas.
- No suele tener problemas de lenguaje: aprende a hablar a su tiempo. No tartamudea y se expresa correctamente.
No siempre se dan todas las características anteriores en un niño sano psicológicamente, hijo de una pareja bien constituida. Todo padre debe reflexionar acerca de ellas, porque son los objetivos de la educación de los hijos.
Todos hemos aceptado el principio de que no hay amor más grande que el de los padres por sus hijos, pero basta con la observación cotidiana, para evaluar lo grande que también es el amor de los niños por sus mayores. Es un amor absoluto y feliz, sin reservas ni angustias. Un amor hecho de confianza y adoración, de fe en la perfección de la persona que se ama.
Esto se da en niños pequeños para quienes el mundo es un lugar de juego, poblado de seres infalibles que saben nutrir, abrigar, mimar, curar los males, enseñar muchas cosas, resolver las dificultades, apartar lo que lastima, elogiar, y a veces castigar.
Esta maravillosa confianza subsiste hasta que el adulto lo traiciona y el niño lo advierte. Aparece entonces, la primera mentira del niño, aunque sea pequeñísima, dictada por el recuerdo de un castigo no comprendido o desproporcionado, y más tarde el primer secreto confiado a un amigo y no a los familiares, a quienes ya se teme o se desconfía.
En el niño, estos cambios se producen poco a poco, y sin que él mismo se dé cuenta. Pero no faltan las desilusiones violentas y reveladoras, cuando advierte, por ejemplo, que los adultos discuten con frecuencia, que se complacen en pequeñas intrigas, y que hablan mal de personas, que no obstante, son queridas y simpáticas.
El niño comprende mucho más rápido y de manera profunda, y sufre con más intensidad de lo que comúnmente se cree, mientras que los padres lo consideran demasiado pequeño para entender sus conversaciones y discusiones.
Cuando las preocupaciones son el tema dominante de las conversaciones, cuando la actitud de los mayores se vuelve tensa, y el ambiente familiar se satura, el niño se siente confuso y culpable de vivir.
Con frecuencia se emplea, en presencia del niño, un lenguaje excesivo, melodramático, que le da la impresión de que él es un peso y hasta un ser indeseable. No es raro escuchar expresiones como: “Vete a tu cuarto. Mamá y yo tenemos que hablar”. “Los niños no deben oír las conversaciones de los mayores”. “Yo no puedo salir, debo quedarme en casa a cuidar a los niños”. “¡Qué cansancio!. Estos niños me agotan”.
Es indispensable que los niños sientan a su alrededor una atmósfera de felicidad, y sepan que ésta se debe a ellos, a su presencia. Los niños no solamente tienen necesidad de alimento, sino de todo un clima de afecto y seguridad, que normalmente proporciona el amor recíproco y visible de los padres. Por lo tanto, es evidente que la primera víctima de los conflictos conyugales, es el hijo.
Entre las situaciones más penosas para el niño, se encuentra la separación de sus padres. En el plano afectivo, las consecuencias del divorcio son evidentes. Los hijos de parejas separadas suelen tener problemas educativos y de afectividad.
Hay otras situaciones que afectan a los niños, como son las compensaciones y defensas de sus padres frente a los conflictos de pareja. Por ejemplo, el olvido, las actividades sociales muy frecuentes, la ocupación profesional exagerada y la huida en el alcohol.
RECORDEMOS… son los padres con sus actitudes, los que más van a influir a la conducta y la personalidad del niño, puesto que son los que, en primer lugar, constituyen el medio en que se desenvuelven los niños.
Si efectivamente son las conductas de los padres las que más influyen en el niño, es evidente que educar a un hijo es igual a educarse a sí mismo, nunca se debe discutir delante de los hijos, ni lanzar expresiones que puedan resultar confusas o dolorosas para el niño.
-----------------------------------
Pidamos perdón antes de continuar…
Luis Antonio
Qué hacer cuando los hijos se alejan de Dios
Desde el portal de la Familia.info comparto este importante artículo que nos habla de aquellas etapas de la vida en la que hemos optado por aquella “moda” de no creer en Dios y en nada que se le relacione. Como toda moda, esta es pasajera, pero debemos estar preparados si se diera el caso.
Particularmente pienso que el ejemplo es lo más importante y vital respecto a la formación de la fe en nuestros propios hijos. Participar en familia en las distintas celebraciones litúrgicas – en el colegio y la parroquia –, o las propuestas según el calendario litúrgico particular – procesiones, misas de campaña, representaciones, etc. – nos brindan un espacio familiar íntimo, único, irrepetible y vital para transmitir la fe a nuestros hijos.
En momentos que nuestra fe es atacada por la cultura del sentir y la muerte, reforcemos esta dimensión espiritual dentro de la familia. Leamos con atención…
Qué hacer cuando nuestros hijos se alejan de Dios
Preocupa enormemente a los padres cuando sus hijos adolescentes o jóvenes toman una postura negativa ante Dios, teniendo en cuenta que en el hogar se les transmitieron los valores religiosos y años después, cuando alcanzan un poco de autonomía, libertad y razón, han decidido rechazar todo lo que represente Dios.
Cuando esta situación se presenta en las familias, algunos padres pueden reaccionar de manera coercitiva obligando al hijo a asistir a Misa o a las diferentes celebraciones religiosas. Otros padres optarán por dejarlo que se aparte y que él mismo vuelva a encontrase con Dios.
Partiendo de la base que no es fácil esta dificultad con los hijos, lo importante es obrar de una manera adecuada para impedir que ese alejamiento se aumente, pues muchas veces la sola reacción de los padres es la que hace que los chicos se aparten aún más.
Antes de explicar qué hacer cuando sucede esta problemática, debemos analizar previamente algunos factores determinantes:
La fe tiene varias etapas
La fe también tiene un ciclo natural en la vida del ser humano. Así como explicaba el Padre Calixto en su artículo para el periódico El Colombiano: “Nuestra vivencia religiosa discurre por cuatro etapas: Aquella fe de la primera Comunión. Una segunda que vivimos durante la adolescencia, llena de incertidumbres y altibajos. Otra más, que se esfuma y puede morir en nuestra edad adulta. Y quizás una cuarta: Fe recobrada, cuando ayudamos a los hijos en sus tareas de religión”.
Rebeldía, característica propia de los adolescentes
En esta etapa de la vida, los seres humanos atraviesan una etapa de inconformismo y un querer cambiar el statu quo. Muchas veces, ni siquiera saben contra qué se están rebelando, pero es esa búsqueda de identidad que ronda en sus mentes, la que los impulsa a desestabilizar todo lo que los rodea, incluso sus padres. Hay casos en que ni siquiera se rebelan ante Dios, sino ante sus propios papás, los cuales se convierten para ellos en una amenaza constante durante la adolescencia.
Si entendemos este contexto, podemos darnos cuenta de que la raíz del problema es otro y no necesariamente tiene que ser Dios.
Malas influencias
Una persona cercana a nuestro hijo, puede estar haciendo las veces de cuestionador de la fe. No nos olvidemos que durante la adolescencia y/o juventud los amigos son las personas más influyentes en nuestros hijos. Y una mala amistad puede hacer mucho daño. Cuando veamos cierto rechazo de nuestro hijo hacia la religión, comencemos a indagar sobre sus amistades, conozcámoslos, invitémoslos a casa y ojalá tengamos algún contacto con sus familias.
Si confirma que este es el problema, ni se le ocurra prohibir esta amistad, lo único que logrará será sentar una guerra con su hijo. Tendrá que usar otras tácticas más sutiles que lo alejen de esa inconveniente persona.
El control extremo
Ya no son niños y eso debe quedar muy claro. Ellos han crecido y son personas que pueden razonar, elegir y tienen poder de decisión, aunque todavía sean inmaduros. Cuando ejercemos un control extremo sobre los hijos, se nos puede devolver en nuestra contra. A estas edades, se supone que hemos educado en valores y confiamos en la educación que le hemos infundido a lo largo de estos años. Por tanto, no es recomendable obligarlos ni imponerles la religión, pues terminarán objetándola.
¿Qué hacer entonces?
1. Acompañarlos, nunca dejarlos solos
No nos engañemos, cuando nosotros mismos pasamos por la etapa adolescente también pudimos haber sentido desasosiego y algo de rebeldía. Así que hagamos un esfuerzo por comprender al hijo y acompañarlo en este proceso.
2. Nada de reproches y regaños
Aunque sabemos que nuestro hijo está equivocado, no es motivo para hacerle reproches o comentarios que lo hagan sentir mal. Este tema no se debe convertir en un tormento ni un espacio de “cantaleta” y regaños. Por el contario, el diálogo ameno y positivo le dará mejores resultados.
3. Nuestro ejemplo y coherencia
No hay mejor educador que el ejemplo. Debemos ser coherentes con la Palabra de Dios y hacer que nuestras obras sean acordes a lo que profesamos. Si los hijos ven que tratamos bien a las personas, somos honestos, respetuosos, responsables, pacientes, caritativos, amorosos, ellos captarán el mensaje y terminarán aceptando los beneficios de tener a Dios en la vida.
4. Hablarles positivamente de Dios, como un amigo, no como un castigador
Debemos transmitirles a los hijos la enseñanza de Dios de forma positiva, pues el Señor nos quiere a todos y perdona nuestras fallas. Presentémosle a Jesús como su amigo, su compañía, su protector.
5. Rezar por nuestros hijos
Por último, lo mejor que podemos hacer, es rezar por nuestros hijos, encomendárselos a la Virgen María para que vuelvan y se acerquen de nuevo al Señor.
-------------------------------
No tengamos miedo si es que nos tocara vivir esta realidad. No sólo recemos por nuestros hijos, es rezar también por nosotros padres para que se nos de el entendimiento y la fortaleza para seguir llevando a nuestros hijos por el camino de la fe.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
sábado, 3 de octubre de 2009
¿Existen los Milagros?
Hablar de la Iglesia de Cristo es hablar también de aquellas manifestaciones, pequeños detalles que Dios mismo nos da como prueba de su amor.
Quizá este hecho registrado en fotos y que lo comparto contigo no sea más que un fenómeno de la refracción de la luz. Para otros, como yo, es pensar que Dios nos regala estos signos de su omnipotencia divina, obra de Jesús Eucaristía para recordarnos que ÉL está presente ahí, y que nos invita en cada momento a vivir en santidad, a compartir su cuerpo.
Si te sientes que faltan fuerzas para cumplir tu vocación de esposo, para no fallar y tratar de ser siempre fiel a tu pareja, escucha la canción, medita en la imagen, sorpréndete con el detalle, abre tu corazón al Señor y pídele fortaleza.
Si sientes que no vas construyendo el adecuado camino para formar a tus hijos desde tu vocación de padres, pídele al Señor entendimiento y perseverancia, no te detengas, no busques escapar a “eso” de ser papá o mamá.
Recuerda la palabra, “felices los que creen sin haber visto”. Dios se presenta en lo pequeño para recordarnos que nos ama y demostrarnos que está con nosotros. Seamos entonces esa imagen del amor de Dios frente a nuestra pareja, frente a nuestros hijos.
Que este video también nos ayude a lograrlo…
Si sientes esa necesidad de ir a los pies del Sagrario, hazlo, no te detengas… carga a tu pareja y a tus hijos y en familia ofrezcan su amor al Señor de la Vida…
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio