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martes, 24 de agosto de 2010

La Escuela para Padres

Interesante post compartido del Portal Encuentra, dándonos la razón de la necesidad que los padres estemos formados cada día como padres comprometidos con la felicidad de nuestros hijos. Autora: María U. de Gonzales.

"Nadie nace sabiendo ser padres". Esta realidad no ha de convertirse en un justificante, para evadir la responsabilidad de prepararnos cada día mejor como seres humanos y progenitores.

Más de una vez hemos escuchado la siguiente información: "nadie nace sabiendo ser padres". Esto es una realidad, pero solo en parte y no ha de convertirse en justificante para evadir nuestra responsabilidad; ha de ser punto de partida para prepararnos cada día mejor como seres humanos y progenitores.

IMG_0063 La primera e indudable responsabilidad de traer al mundo a un hijo, es la de procurar formar personas íntegras e independientes a través de la educación, presencia y cariño de los padres. Ciertamente no es trabajo fácil y la desinformación llega a ser en muchos de los casos nuestro principal obstáculo. No basta con buenas intenciones o con la intuición con que hemos sido dotados gratuitamente para sacar hoy en día adelante moralmente hablando a una familia.

Son demasiadas las influencias de un ambiente negativo que hay que contrarrestar para convertirlas en herramientas de aprendizaje y crecimiento en libertad, voluntad e inteligencia que nos ayuden a luchar hacia un mismo frente: el de la dignidad de la persona humana.

Muchos nos preguntamos por qué hemos de prepararnos para ser padre o madre, si maternidad y paternidad son realidades naturales que como tales han de irse dando; es decir, naturalmente.

Hoy por hoy vivimos en una sociedad que influye directamente en nosotros y en nuestras familias. Ya no se desenvuelve la vida en hogares cerrados a sus miembros y a una pequeña comunidad vecina. La diversidad de criterios, valores, etc., cada día es más grande gracias a los medios de comunicación y entretenimiento. Intentar cerrarse al mundo, es tomar una medida irracional; pretender abrirse totalmente a él, es quedar totalmente desprotegido y vulnerable.

Los padres no hemos de sentirnos inseguros y solos en nuestra tarea educativa. Ejemplo y guía alimentados por el amor que les tenemos a nuestros hijos, son la mejor educación que les podemos ofrecer. Sin embargo, algunas veces el sentirnos incapaces nos motiva a delegar nuestra responsabilidad educativa a la escuela o centro educativo al que asisten los niños.

Copia de IMG_0035Papás del Colegio Ntra. Sra. de Lourdes de Arequipa

Uno de los principales objetivos de la paternidad responsable, es la de guiar y educar con autoridad y cariño a nuestros hijos, buscando que lleguen a convertirse en adultos autosuficientes, libres y responsables. Este objetivo determinará el cómo se les guiará y educará en el camino hacia su desarrollo y madurez. Para alcanzar este fin no hay como la prevención, la cual se logrará al prepararnos como padres, buscando los fundamentos y las bases para formar personas aptas que irán asumiendo su propio presente sin que los acontecimientos los tomen por sorpresa o desprotegidos.

Si nuestros hijos además de recibir una educación profesional son personas humanamente preparadas, raramente serán víctimas de las circunstancias, pues tendrán la fuerza y los conocimientos para tomar la vida entre sus manos, constituyéndose verdaderamente en dueños y señores de su propio destino.

Como padres y primeros educadores debemos prepararnos para:

  • Proporcionar a nuestros hijos la educación que merecen; aquella que reconoce la dignidad de todo ser humano, tratándole como tal y enseñándole a vivir conforme a su propia naturaleza racional y espiritual. Es precisamente el hogar, primera escuela de vida y formación para la persona, donde se han de adquirir sólidos cimientos sobre los cuales la persona ha de ir consolidando la propia libertad que servirá de guía para formar su personalidad y carácter.
  • Hogar y escuela es donde el niño pasa la mayor parte de su día. Es aquí donde principalmente aprenderá patrones de conducta, normas y valores que guiarán su vida. Por esto es sumamente importante que entre los padres y el centro educativo brinden un mismo marco de referencia evitando en lo posible criterios encontrados en valores fundamentales que puedan hacer sentir al niño desorientado o en el peor de los casos manipulado o engañado.
  • Promover actividades que fortalezcan los lazos familiares y favorezcan la comunicación entre las diferentes generaciones dentro del hogar. Contrarrestar el ambiente negativo que irremediablemente dificulta la tarea educativa. Un ejemplo representativo de ello son los medios de comunicación y entretenimiento que en ciertos casos a través de la televisión, revistas, videos, etc., promueven propaganda que ridiculiza cualquier tipo de autoridad, así como los valores morales que ellos inculquen.
  • Los padres debemos pues ser guías, maestros y amigos durante toda la vida de nuestros hijos, pero principalmente durante los primeros años de su desarrollo, crecimiento y aprendizaje a través de los cuales toda vivencia positiva o negativa marcarán definitivamente la forma cómo, ahora en su presente y posteriormente en el futuro, verán y afrontarán su vida.

Son consejos que pueden ser valederas en la medida que ese compromiso sea verdadero y ganado por el esfuerzo.

Que el Señor los Bendiga y los Guarde…

Luis Antonio

domingo, 23 de agosto de 2009

Demasiado Tarde

Continuando con la serie de videos que compartimos en Escuela para Padres, “Demasiado Tarde” es un video que nos hace reflexionar a través de la desgracia y la falta de tolerancia, comunicación y amor. Las frustraciones del padre, viudo, que se siente sólo para criar a su hijo, idiosincrasia, todo se junta para darnos el mensaje: “no esperemos mucho tiempo para decirle a nuestros seres queridos lo que sentimos por ellos”

Ayer compartía con padres de familia del 5to. Año de Secundaria del Colegio San Francisco de Asís de Mollendo este video. Recordábamos cuán importante son esas dos palabras… “te quiero”. Son necesarias para el crecimiento total de nuestros hijos. Ten presente eso desde hoy.

Muchas veces los padres de familia se quejan que los hijos han dejado de ser cariñosos con ellos. Quizá la respuesta sea este video. Quizá tú, papá o mamá, vives a diario las actitudes del padre de este video. Renegamos de todo, gritamos de todo, a todo le vemos problemas, presionamos cuando no corresponde. Observa, su hijo se alejó, con tristeza, pero se alejó.

Preguntaba por ejemplo, qué hacen los hijos al momento de salir de casa rumbo al colegio. Sólo una mamá respondió que con un beso se despedía. Fijémonos bien qué hacemos en casa papás.

Reflexiona con este video… y pregúntate si tú estás procediendo por este equivocado camino… Te pregunto ¿Compartes con tus hijos?. ¿Eres parte de sus sueños e ideales o por el contrario eres quien corta la iniciativa por la famosa justificación de que “buscamos lo mejor para ellos”?. No desperdiciemos esos momentos que nacen a veces de tan sólo un comentario y que tú debes reconocer como una oportunidad para ser más papá, más amigo, más tú.

¿ Escuchas a tus hijos?. ¿Eres parte de su vida o sólo te conformas  con ser el papá que le da todo?. No esperes que sea demasiado tarde para decirles de verdad lo que sientes. No te quedes callado, no temas, tu hijo espera ese momento. No seas duro… Sé tan solo su padre, aquel a quien puede besar sin temor, hablar con sinceridad, confiar sin vacilar.

Ayer también les pedía al grupo de papás que compartan este blog con aquellos que no fueron a la Jornada. Efecto multiplicador para lograr ser mejores papás.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

miércoles, 19 de agosto de 2009

Esposos felices, padres buenos

una_familia_feliz La espiritualidad conyugal está centrada en la pareja misma, buscando que ella logre su realización. Desde aquí abarca a toda la dimensión familiar. Sobre todo a los hijos, que son llamados a una comunión de vida por el amor de sus padres. La familia es, por lo tanto, una comunidad de participación; o, debe llegar a ser esto.

ESPOSOS FELICES, PADRES BUENOS

Cuando la pareja busca su felicidad, asume un estilo de vida. Este estilo asumido muestra lo que han entendido por felicidad. Es más, hace que vayan adoptando un estilo particular de educación para sus hijos.

Desde aquí, cuestionémonos. ¿El clima de vida en nuestro hogar se esfuerza por dejar ser a cada hijo?, ¿busca ayudarle a alcanzar su plena madurez?. Sabemos que en muchos casos no.

Entonces, ¿Cómo se puede esperar que los hijos lleguen a ser ellos mismos, que entren en relación con los demás desde actitudes de solidaridad y libertad, que asuman sus compromisos en la sociedad, que vivan los valores del matrimonio cristiano, si el testimonio de sus padres no va por ese camino?

En la medida que en la pareja lleguen a ser esposos, también podrán lograr llegar a ser padres. En la medida que en la pareja lleguen a ser esposos felices, podrán llegar a ser buenos padres.

Porque la “fecundidad del amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual y sobre natural que los padres trasmiten a sus hijos por medio de la educación. Los padres son los principales y primeros educadores de sus hijos.” [1]

“El niño para crecer necesita unos puntos de referencia fijos, coherentes. Necesita una cultura, en su sentido más amplio, en que asentarse y cobrar seguridad. Necesita esas raíces que se sumergen en la historia de un pueblo, de una familia, fundamento de un crecimiento sólido y estable. Nacido para amar y ser amado, requiere desde el primer latido el calor de un hogar, verdadero útero en que se gesta la personalidad humana, el calor del amor de sus padres entre sí y para él y sus hermanos...

... Ni la permisividad, ni el autoritarismo conducen a nada bueno. Es en la animación, en el ‘dar vida’, exigente y tierno, en la ‘autoridad amorosa’ que deja ser, llamando siempre a más, donde esta el camino. Es en el ejemplo admirable del buen Dios, el Padre, en su palabra siempre actual, donde vamos percibiendo los destellos de esa luz.” [2]

No nacemos santos. Nos hacemos santos. El hogar debe ser el molde para esa santidad. Por eso, los esposos han de buscar la santidad; pero esa búsqueda no se agota en el logro de su propia perfección, sino que se propaga, o debería propagarse, en los hijos y todos aquellos que están al entorno.

Un matrimonio feliz no es aquel que ha logrado superar las dificultades que se les ha presentado y se encuentran maduras para vadear los conflictos que le vendrán. Es necesario haber creado un sentido de trascendencia, saber que hay una vida eterna, pero que en el aquí y ahora se cultiva.

Pero, ¿cómo amar fielmente todos lo días y para siempre?, ¿cómo vivir cada día en actitud de entrega y espera?, ¿cómo si somos imperfectos y limitados?.

Basados exclusivamente en la buena voluntad de los contrayentes, simplemente es imposible. El “yo te recibo” no es lo mismo que yo te aguanto o te tolero ni menos el pacto del no te metas en mis cosas y yo respetaré las tuyas. Actitudes de egoísmo simulado.

Para el cristiano, la única vía es contar con la ayuda permanente de Dios. Aquí toma sentido el matrimonio sacramento, es en esto donde se diferencia de cualquier otro tipo de matrimonio.

Hay matrimonios católicos que no están pegados con el amor de Cristo sino con el simple amor humano. Y peor aún, hay quienes creen que no es cuestión de Dios, sino cosa de hombre y mujer; la pena es que ellos caen en los convencionalismos del mundo que terminan relativizando la vida matrimonial al entenderse o llevarse bien.Aquí no puede haber felicidad.

Porque conocemos nuestra propia debilidad y el límite de nuestras fuerzas, pese a que nuestra voluntad es ilimitada, hemos decidido optar por el sacramento del matrimonio para poder contar con la ayuda de Dios, que dice: “sin mí nada podéis hacer” [3]. Esto quiere decir que Jesús el fiel por excelencia, está dispuesto a hacerlo todo con nosotros, si lo invitamos.

Entonces, sólo entonces, lo que Dios ha unido, con ese pegante indisoluble de su amor a y en la pareja, no lo separará nadie. Nada ni nadie destruirá el amor fundado en Dios.

Y para terminar esta reflexión: ¿qué es el amor?

Saberlo nos ayudará a ser felices. Pero es que, bajo el término amor se llegan a decir tantas cosas que debemos saber muy bien que no todo lo que llaman amor, es amor. Y tener muy claro que:

  • Una cosa es querer, y otra muy distinta amar.
  • Del amor al odio no hay un paso, sino un abismo.
  • El que ama da, más de lo que espera.
  • El amor nunca muere, o no es amor.
  • Sólo el amor le da sentido a todas las cosas.

Es que “el amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un <<objeto>> amoroso. Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egoísmo ampliado” [4]


[1] cf. Gravissimum educationis, 3

[2] Iceta, Manuel. Vivir en pareja, un proyecto conyugal para nuestros días. SM. Madrid, 1996 p, 53.

[3] Jn. 15,5

[4] Fromm, Erich. El arte de amar. Paidós. Buenos Aires, 1982 p, 52


Fuente: Marcos 10,9, una página interesante para la formación de la familia http://marcos10_9.geoscopio.net/

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

viernes, 7 de agosto de 2009

Escala de valores en una familia

Esto lo comparto con ustedes. Me parece importante reflexionarlo personal y familiarmente. Al final del artículo hay una serie de actividades que nos pueden ayudar a reforzar el tema planteado.

El autor de este artículo es el P. Felipe Santos y la fuente es  “mensajes pan y vida”.

Disfruten la lectura…

vela 

Decía Clemenceau, político francés:

“Es preciso saber lo que se quiere; cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo”.

j0386389No debes quejarte nunca ante tus hijos del momento por el que atraviesa la sociedad.

Sabes de sobra que si no los educas en el seno del hogar, el consumo y los valores que el mundo actual les presenta al chico o a la chica, no son los más ideales y preciosos.

Esta escala de valores es una siembra lenta. No lo olvides. Pero siembra. Desde que son pequeños hasta que son jóvenes. Por eso, amigos padres, es preciso que sepáis lo que ambos queréis para vuestros hijos. Y después de saberlo en la comunidad de la casa, reforzar vuestro valor para decirlo y exigirlo.

1. El valor. El valor es clave en la vida del hijo/a. Si los educáis en el temor, les costará después vivir oxigenados, tranquilos y serenos, una vez que las dificultades de la adolescencia hagan acto de presencia en sus vidas.

2. Seguimiento. Es curioso que mientras el hijo/a son pequeños, se les atiende en sus necesidades fundamentales. Los padres se sienten muy a gusto. Todo son recompensas: se muestran simpáticos, cariñosos y alegres. Pero cuando les llega la edad del “ pavo”, todo son dificultades. Los padres, muchos, empiezan a sentir el cambio en su cuerpo y en su forma de pensar y de criticarlos a ellos, a la sociedad y a los maestros.

Es justo en esta edad cuando hay que estar cerca de ellos para orientarlos, abrirles los ojos ante muchas realidades que son nuevas para su cuerpo y para su alma.

3. Diálogo. Es muy importante dedicar a esta edad más tiempo que cuando eran pequeños. Necesitan de los adultos ahora más que nunca para sembrar en su mente criterios sanos que les hagan reaccionar ante el mundo de la calle, las amistades alocadas o peligrosas con las que se pueden juntar. No hay mejor tiempo que el que se pierde con los hijos a esta edad.

Muchos chicos y chicas de esas edades suelen decir a los maestros o personas adultas de confianza, que sus padres no los entienden. ¿Será verdad? No se puede afirmar que tengan toda la razón, pero cuando la queja es generalizada habrá que prestar atención a lo que dicen.

Muchos se quejan de que no tienen confianza con los padres porque no están al loro de lo que pasa hoy a la juventud. Y puede que tengan parte de razón. ¿Qué padre, además de escuchar a los hijos, lee libros sobre la marcha del mundo joven? No os piden que hagáis sus cosas, sino que les comprendáis. Y comprender para ellos significa sobre todo y ante todo escucharlos en sus necesidades materiales y espirituales.

4. Responsabilizarlos. Un tema que sirve de apoyatura a muchas críticas a la juventud actual. es su falta de responsabilidad. Sois unos padres magníficos, pero la gran preocupación que detectan los hijos, es que os preocupáis en exceso de tener muchas cosas, aun con detrimento de ser felices en el hogar. La responsabilidad es la mejor respuesta que damos a una libertad auténticamente orientada. No seáis blandos. Mientras que no hayan cumplido son su deber, no ceder. Esto requiere mucha constancia.

5. Exigencia. La constancia en exigir los deberes que tienen que llevar a cabo, es una tarea de los dos cónyuges. Es curioso observar cómo el chico o la chica saben buscar los puntos flacos del padre o de la madre para salirse con las suyas. Tened en cuenta lo que dice la señora Arconville: “El amor o la amistad que no exige nada ni se queja nunca es casi siempre un amor o una amistad débil”.

6. Disciplina. El gran problema que os presentan a esta edad difícil de cambio, es la falta de disciplina. Fallan en los estudios, no porque sean torpes, sino porque les falta disciplina mental, concentración en el estudio. Es curioso hoy ver a muchos que estudian con los auriculares puestos o con la música de fondo o la TV. Se ha comprobado que, salvo excepciones, el chico atiende un poco a la materia que estudia y otro poco a la música. Total: fuerza cerebral dispersa.

Tenéis que exigirles disciplina. ¿Sabéis por qué? Porque es su mejor éxito personal. Lo afirma Truman Capote: “La disciplina es la parte más importante del éxito”.

Da pena contemplar una clase de chicos/as adolescentes. Les cuesta concentrarse un montón en las explicaciones del profesor. Tienen una mente muy dispersa. Se pasan 6 horas en el banco de la escuela, instituto o colegio y, sin embargo su aprovechamiento es sólo de un 20%. El resto tienen que hacerlo en casa, pero como no han estado atentos a las explicaciones, ahora les cuesta horas y horas ponerse al tanto.

Normalmente, se puede decir que no es posible aprobar. Y la prueba es la inmensa cantidad de suspensos que hay entre ellos y ellas( éstas, menos).

En casa tiene que haber disciplina. Otro escritor americano afirma a este respecto: “Para ser grande hace falta un 99 por 100 de talento, un 99 por 100 de disciplina y un 9 por 100 de trabajo”.( Falkner William).

7. Respeto. Hay muchas quejas en el mundo actual acerca de la falta de respeto de cierta juventud. Desde luego, como no encuentren en la casa un contrafuerte que haga resistencia a la gran influencia que tiene la calle sobre el hijo/a, os va a costar mucho que no asimilen lo malo de la sociedad. Sabéis que es una edad en la que se dejan influencia mucho y, a veces, más por lo negativo que por lo positivo.

j0308976 Tenéis que sentaros a hablar muchas veces acerca de su comportamiento en casa y fuera de ella, para que no haya dicotomía en sus personas. La confianza que se logra con el diálogo y la apertura al mundo afectivo, amical, estudiantil son claves para que tengan un vocabulario correcto y para que puedan presentarse ante cualquiera sin miedo a que digan una patochada que han aprendido en la calle, en el pub, la discoteca o con la pandilla de amigos.

Tenéis que haceros respetar en casa. Y no dejar pasar una. Cuando ven que sois intransigentes, (pero tolerantes en el diálogo y en los valores), entonces se dan cuenta en seguida y recapacitan. Nunca les riáis las gracias cuando digan palabrotas, sobre todo cuando son pequeños. El filósofo Francis Bacon dice: “El respeto a sí mismo es, después de la religión, el freno principal de todos los vicios”

No creáis que lo saben todo. Se debe educar en las formas, en la urbanidad y cortesía. Podéis ponerles muchos ejemplos: dejar la acera al anciano, el asiento del autobús a la persona mayor, no hablar mientras otro lo hace...

8. Sacrificio. Joaquín Azpiazu dice: “El amor es sacrificio, no egoísmo; quien busca en el amor su propia complacencia va tras lo que ansía loca e irracionalmente: es egoísta”.

Afirmación de muchos padres: “No quiero que mi hijo/a sufra lo que yo sufrí a su edad”. Falso, aunque se haga con la mejor buena voluntad del mundo. El hijo/a que no tiene ninguna privación, sino que lo tiene todo, no madura en su personalidad. Por eso es frecuente ver hoy a mocetones hechos y derechos que tienen una edad psicológica inferior a la edad cronológica. El bienestar no crea nunca fuertes personalidades. Para tener éxito en la vida y sentirse plenamente feliz, hay que saber renunciar a muchas cosas. La gran frustración que sienten algunos chicos y chicas es ésta:” Mis padres me lo dan todo, excepto a sí mismos”.

Educar en el bienestar como bien supremo es como cortarles las alas para que ellos aprendan a volar por sí mismos. Recuerda lo que decía Carles Hodding, periodista americano: “Solamente dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, las raíces; otro, alas”.

Y vosotros, sin embargo, os matáis por dejar mucho dinero, el piso puesto para cuando se casen, la mejor boda, la más lujosa de las primeras comuniones...Y ellos, sabiendo esto, se dedican a gastar y a fundir el dinero. Más que dedicarse a acumular riquezas para dejarlas a otros, gastad el dinero en vida para que tengan una buena educación. Te parecerá fría y dura la afirmación del periodista. Si la piensas bien, no lo es. El periodista americano no era ningún tonto.

9. Religión. Un ministro de Educación fue a visitar una escuela salesiana cuando vivía san Juan Bosco. Se quedó admirado al ver el orden, la amistad, el compañerismo y la cordialidad entre todos los jóvenes. Se acercó al santo y le preguntó:¿ Cuál es el secreto de este ambiente para que lo lleve a Inglaterra? Don Bosco, mirándole los ojos, le dijo: El mundo religioso. Estos jóvenes hablan con Jesús como con su amigo; quieren mucho a la Virgen Auxiliadora. Las otras dos columnas sobre las que se apoya mi sistema educativo son el amor y la razón. Quien no ama no puede ser padre ni educador. Progenitor lo es cualquiera. La razón busca dar razones al joven para que sepa vivir por sí mismo sin la vigilancia de nadie.

j0430616 Esta sociedad en la que vivimos, se jacta de ser indiferente o atea. Pasa olímpicamente de la religión, de Dios, de la Iglesia, de las instituciones...de todo menos del consumo absurdo y placentero. Cuando el niño llega a adolescente, comienza a pensar en todo. Deja la práctica y vivencia religiosa.

¿Por qué has dejado de vivir la religión?, le he preguntado muchas veces a muchos jóvenes. La respuesta, en la mayoría de los casos, ha sido ésta: “Si mis padres no van, ¿por qué voy a ir yo? No debe tener mucha importancia cuando ellos no van nunca”.

Sí que van a los horoscopistas, quiromantes..., psicólogos, psiquíatras... Esa es ahora su religión. Es lo que decía Burke Edmund, el político inglés: ”La superstición es la religión de los espíritus débiles”. Los psicólogos y psiquíatras no son especialistas en temas del alma ni en la religiosidad trascendental”. O bien lo que afirmaba su compatriota Carl Caleb Colton: Los hombres reñirán, escribirán, lucharán, morirán por la religión; todo excepto vivirla”.

Una educación sin el soporte ético, moral y religioso no tiene consistencia. Un Estado donde la religión es prohibida, se olvida o no se practica, nunca puede ser bien gobernado. Esto mismo se puede aplicar a la familia.

10. Equilibrio. Una queja bastante frecuente de los chicos y de las chicas, es que les molesta mucho veros discutir en alta voz, enfadaros, gritaros, insultaros...ante ellos. Comentan que habéis perdido el equilibrio en vuestras relaciones de padres.

Es así como surgen o se hacen chicos/as irascibles, enfadadizos, descontentos, insatisfechos, frustrados...No hay cosa que peor les siente que les deis voces o gritos. Vale más la dulzura que el vocerío.¿No chocáis a menudo por menudencias? Ya sabéis que el choque de las opiniones contrarias hace desaparecer los visos de la verdad.

Habla a solas con tu hijo/a. Contadle vuestros problemas de padres. Ya no son unos críos. Si tenéis la humildad de reconocer vuestros fallos ante ellos, se sentirán aliviados y hasta os ayudarán a superar las crisis. Decía Jules Berger: “La paz verdadera no es únicamente el equilibrio de potencias sino esa gran alegría de vivir en la amistad o en el amor”. O la idea de Claude Levy- Strauss: “La autoridad es el equilibrio de la libertad y del poder”. Por tanto, si los padres ostentáis el poder, debe brillar en vosotros un gran equilibrio, síntoma de vuestra madurez. Hay padres que envejecen pero no maduran.¡ Vaya por Dios!

Puntos para el diálogo

1.¿ Qué valores transmiten ustedes padres a los hijos?
2.¿Se detienen de vez en cuando para examinar vuestra obligación fundamental?
3.¿En qué valor suelen fallar más a menudo?
4.¿Reconocen vuestros errores ante los hijos?
5.¿Mantienen la autoridad unidos a una sola idea?

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

Juan Pablo II y el matrimonio

Desde su pontificado, Juan Pablo II quiso hacer entender al mundo la importancia de las relaciones humanas; en ese aspecto, resaltó el papel de la familia como núcleo social fundamental para la construcción de valores y principios morales; las siguientes son algunas de las reflexiones del Sumo Pontífice en torno a ella:

  • "La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una JuanPabloII-6oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración".
  • "A una familia que hace oración no le faltará nunca la conciencia de la propia vocación fundamental: la de ser un gran camino de comunión".
  • "La familia es para los creyentes una experiencia de camino, una aventura rica en sorpresas, pero abierta sobre todo a la gran sorpresa de Dios, que viene siempre de modo nuevo a nuestra vida".
  • "El hombre es esencialmente un ser social; con mayor razón, se puede decir que es un ser familiar".
  • "El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz".
  • Que toda familia del mundo pueda repetir con verdad lo que afirma el salmista: "Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos" (Sal 133, 1).
  • "El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio". (Familiaris Consortio 14, 16)
  • La acogida, el amor, la estima, el servicio múltiple y unitario -material, afectivo, educativo, espiritual- a cada niño que viene a este mundo, debería constituir siempre una nota distintiva e irrenunciable de los cristianos, especialmente de las familias cristianas; así los niños, a la vez que crecen "en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres", serán una preciosa ayuda para la edificación de la comunidad familiar para la misma santificación de los padres. (Familiaris Consortio, 1981)
  • La familia es "base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida".
  • "Los padres tienen derechos y responsabilidades específicos en la educación y la formación de sus hijos en los valores morales, especialmente en la difícil edad de la adolescencia".
  • "Los padres de familia que tienen la responsabilidad de la educación humana y cristiana de los hijos, confiando también en la ayuda experta de educadores y catequistas serios y bien formados".
  • "Ayudad a vuestros hijos a salir al encuentro de Jesús, para conocerlo mejor y para seguirlo, entre las tentaciones a las que están continuamente expuestos, sobre el camino que lleva a la auténtica felicidad".
  • "Todos los católicos, en especial los casados deben ser los primeros en testimoniar la grandeza de la vida conyugal y familiar con una acción catequética y educativa más incisiva y constante, que permita incentivar el ideal cristiano de comunión conyugal fiel e indisoluble".
  • "Políticas familiares basadas en la esterilización masiva, en la promoción del aborto o del divorcio producen «resultados dramáticos»: la desintegración de la célula fundamental de la sociedad".

La familia es entonces medio y fin para nuestro trabajo y nuestro compromiso cristiano.

Luis Antonio

viernes, 24 de julio de 2009

Ecuación para lograr la felicidad: b.e = b.p

Esta viene a ser la ecuación básica de toda relación familiar. Ser buenos esposos nos lleva a ser buenos padres. Si relacionamos que ser un gran hombre o mujer como la perfección de la persona, y esta como constante, al igualarla en ambos lados de la ecuación vemos que no varía la igualdad porque el ser una gran persona está directamente relacionada a ser buenos esposos para lograr ser buenos padres.

b.e.(gp) = b.p. (gp)

j0386390 Escucho durante las charlas que es difícil ser un buen padre. ¿Será a caso que no eres una buena pareja para tu esposo o esposa?. Muy rápido nos olvidamos que el primer vínculo en la familia es el de ser esposos, y nos convertimos en sólo compañeros en la necesaria tarea de mantener el hogar y la prole que rápido va llegando.

¿Cómo podemos ser entonces buenos esposos?. No hay modelo de esposa o de esposo para imitar. Ser esposos es lo más personal y propio del ser humano. No hay computadora capaz de tabular las condiciones que tienen que adornar a una pareja para que sea el ideal porque no se puede computarizar el amor.

Debemos entender que ser buenos esposos no es para que nos miren los vecinos o se alegren las familias de cada uno de nosotros. Debemos ser buenos esposos a los ojos de nuestros hijos para que ellos vivan y valoren el amor que se refleja en el matrimonio de sus padres, porque este amor los heredarán y copiarán a su debido tiempo.

Recuerdo una frase que se quedó grabada con fuego en mi corazón. Viajé a Tacna a un Encuentro Regional de Laicos, y a la entrada del colegio donde se desarrolló la misma había un inmenso letrero que decía:

“Papá, así como tu es Dios”

Mi historia familiar no dejó que experimente plenamente ese reflejo de amor que debió existir entre mis padres. No los juzgo, pero gracias a eso no deseo copiar aquello que no se dio sino lograr lo más perfecto que se debe dar en toda familia, el amor. Y este amor que se refleja a través de cada padre es el amor de Dios. Si no hemos experimentado este amor humano será entonces difícil sentir el amor de Dios.

Para lograr la perfección como esposos primero es necesario reconocer aquellas frustraciones que perturban nuestro ser, especialmente aquellas que se dieron en el entorno familiar donde crecimos. Al reconocerlas será fácil desterrarlas aunque el proceso sea doloroso y necesitemos tiempo y apoyo. Recuerda, que mejor apoyo que tu propia familia, sobre todo tu pareja. Pero quien nos abrirá las puertas para la verdadera plenitud de la felicidad familiar es el mismo Dios. Aquí viene esa necesidad de ver el reflejo del amor de nuestra propia familia para ver el amor de Dios.

Luis Antonio

jueves, 23 de julio de 2009

¿Necesitamos formarnos?

La respuesta es SI, necesitamos formarnos como padres. Comparto este "relato" con Mafalda, en la búsqueda de ser mejores padres, aprendiendo a serlo, vean por qué:


¿Será esa la idea que tienen los hijos de sus padres?.

No estamos preparados para ser papás, esa es la frase recurrente que escucho en la Escuela de Padres. Hemos reconocido que necesitamos formarnos para ser mejores padres. ¿Por qué?

Porque nos ha tocado ser la figura que Dios necesita para que la familia sea el ámbito de formación de personas que transformen el mundo a la luz del Evangelio, convirtiéndonos en maestros en una escuela de amor donde se comparte las alegrías, las penas, anhelos y esperanzas, compromisos, etc., esa escuela es la FAMILIA, ámbito perfecto del desarrollo de los hijos, verdadera escuela de amor y virtudes.

Reflexionemos e interioricemos esto, para hacerlos propios, motor y motivo de nuestra vocación de ser padres de familia.

Luis Antonio