lunes, 25 de enero de 2010

Autoridad y obediencia: aprendizaje para chicos y grandes

Continuando con el tema de la autoridad, recordemos que esta es necesaria en la relación familiar entre padres e hijos; la respuesta a ella es la adecuada obediencia con las normas que se tienen en la familia, el que los hijos conozcan los límites de sus acciones, que ellos se sientan SEGUROS, que sean felices. Este artículo tiene como fuente al portal LaFamilia.info – sontushijos.org. Leamos con atención.

La obediencia es a los hijos, como la autoridad es a los padres.

Son dos elementos que se fusionan y depende el uno del otro. En palabras más sencillas: sin la autoridad de los padres no puede haber obediencia de los hijos.

obediencia1 María Bilbao anota en su artículo de sontushijos: “La ausencia de autoridad de los padres, es decir, la ausencia de normas, de límites, de acciones que deben ejecutar, desconcierta a los hijos. Les hace sufrir porque desconocen el camino a seguir. Cuando el niño sabe exactamente lo que se espera de él, conoce los límites y normas que debe cumplir, cuando se le exige acompañado de cariño, el niño SE SIENTE SEGURO, tiene referencias y nosotros por tanto estamos ejerciendo bien la autoridad”.

Ejercer la autoridad es enseñar valores a nuestros hijos, es ayudarles a madurar, es darles los cimientos para toda una vida futura, es formarlos en base al respeto, el amor y cumplimiento de las normas. Muy diferente al autoritarismo, el cual busca imponer sin importar el beneficio de los demás, pues lo hace para demostrar su poder.

obediencia2 Así pues, vemos el papel protagónico que cumple la autoridad en la educación de los hijos, la cual debe iniciarse en el mismo momento en que el ser humano sale del vientre de la madre y culmina una vez los hijos se han ido del hogar a conformar su propia historia familiar.

Consejos para ejercer una autoridad asertiva

En la mayoría de los casos, cuando los hijos no obedecen, se debe a una autoridad mal ejercida o simplemente ausencia de autoridad. Las órdenes, normas y límites deben cumplir algunos requisitos básicos:

Normas claras, directas y puntuales: hay que manejar un lenguaje apto para la edad de cada hijo, de forma que ellos comprendan lo que deben hacer.

  • Pocas normas al mismo tiempo: para los más pequeños, es necesario impartir una o máximo dos órdenes a la vez. Algunas veces las mamás parecen recitando un poema de tantas exigencias que hacen en una sola frase. La capacidad de los niños, aún no permite digerir todas ellas juntas, por eso se debe enfocar las más importantes.
  • Establecer límites: horarios de estudio, de descanso y de entretenimiento. Por ejemplo: el tiempo para los videojuegos será de una hora después de hacer los deberes. Terminado ese periodo de tiempo, el juego debe terminar. En el caso de los adolescentes, los padres deben establecer una hora de llegada a casa y exigir su cumplimiento.
  • Tono de vos: no debe parecer rogando o pidiendo un favor, pero tampoco gritos o exclamaciones violentas. La clave es un tono que denote seguridad y firmeza por parte de los padres.
  • Contacto visual: siempre que quiera establecer una comunicación directa con sus hijos, mírelos a los ojos fijamente y acomódese a su estatura. De esta forma hay mayor incidencia y se establecen códigos directos que permiten una mejor conexión.
  • Coherencia de los padres: entre lo que se dice y lo que se hace. Los hijos están en permanente observación de sus padres y captan de inmediato cuando algo falla en ellos.
  • Cumplir lo que se dice: si amenaza con un castigo y no lo cumple, los hijos no lo seguirán respetando porque saben que sus padres tarde o temprano levantarán la penalidad. Si le dice a su hijo que no puede ver televisión, manténgase en su posición así se presenten lloriqueos y pataletas. Si se comete el error de levantar el castigo, el hijo sabrá que con esa actitud logrará desequilibrar al padre y quebrantar la promesa.
  • Un punto intermedio: ambos extremos, autoritarismo y permisividad, no son para nada recomendables. En el primero, se presentarán fatales consecuencias como anular la personalidad del hijo, se le dificultará tomar decisiones propias, se volverá una persona sumisa, sin autodominio ni determinación y peor todavía, sentirá temor de sus padres.

nudo ¿Por qué no obedecen los hijos?

Como hemos mencionado, cuando los hijos no obedecen es porque algo está fallando en la autoridad de los padres, veamos por qué:

  1. Las órdenes son confusas.
  2. El no cumplimiento de las normas del hogar no llevan a ninguna consecuencia, entonces no tienen sentido su cumplimiento.
  3. Es fácil quebrantar la norma, pues los padres son laxos y terminan cediendo.
  4. Los padres han perdido toda su autoridad frente a los hijos, pues son estos últimos quienes disponen y deciden qué hacer.
  5. Se han presentado situaciones difíciles en la familia (separación de los esposos, muerte cercana, enfermedades, etc.) que hacen bajar la guardia a la autoridad.

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Reflexionemos sobre nuestro rol de padres frente al comportamiento de nuestros hijos, quizá nosotros seamos el “problema”.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

domingo, 24 de enero de 2010

Las 7 maravillas del mundo: Gracias Señor

Este mensaje – doble- es para reflexionar profundamente acerca de nuestros valores personales y sobre todo, el cómo valoramos lo que Dios nos ha “regalado”. Y más aún, si tenemos un instante en nuestra vida para recordarlo y agradecérselo.

Leamos y reflexionemos…

PenguinsA un grupo de estudiantes de secundaria se les pidió que listaran lo que ellos pensaban que eran las "7 maravillas del Mundo moderno o actuales". A pesar de ciertas diferencias, las siguientes fueron las que más votos recibieron:

  1. La pirámide de Chichen Itzá (México)
  2. El Taj Mahal de la India
  3. El templo de Petra, en Jordania
  4. El coliseo de Roma
  5. El Machu Pichu, Perú
  6. El Cristo Redentor, de Río de Janeiro
  7. La Gran Muralla China

Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de listar sus sugerencias. Así que le preguntó si estaba teniendo problemas con su lista, a lo que la niña respondió: "Si, un poquito. No puedo terminar de decidirme pues hay muchas."

La maestra entonces le dijo:

"Bueno, léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar".

La niña lo pensó un instante, pero luego leyó:

"Yo pienso que las siete maravillas del mundo " son:

  1. Poder ver...
  2. Poder oír...
  3. Poder tocar...
  4. Poder probar...
  5. Poder sentir...
  6. Poder reír...
  7. Y poder amar."

Se hizo tal silencio en la clase que si se hubiera caído un alfiler, se hubiera escuchado.

¡Las cosas simples y ordinarias y que nosotros tomamos como triviales, son sencillamente maravillosas!

Un recordatorio que hay que tener presente siempre: Las cosas mas preciadas de la vida no se pueden construir con la mano ni se pueden comprar con dinero.

 Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el despertador. .. Gracias a Dios que puedo oír. Hay muchos que son sordos.

Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en mi habitación?. Gracias a Dios que puedo ver. Hay muchos ciegos.

Aunque me pesa levantarme y pararme de la cama... gracias a Dios que tengo fuerzas para hacerlo. Hay muchos postrados que no pueden. OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Aunque me enojo cuando no encuentro mis cosas en su lugar porque los niños hicieron un desorden... gracias a Dios que tengo familia. Hay muchos solitarios.

Aunque la comida no estuvo buena y el desayuno fue peor... gracias a Dios que tengo alimentos. Hay muchos con hambre.

Aunque mi trabajo en ocasiones sea monótono rutinario, gracias a Dios que tengo ocupación. Hay muchos desempleados.

Aunque no estoy conforme con la vida, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos para quejarme... gracias a Dios que estoy vivo.

Recuerda siempre decir: "Gracias".

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Las 7 Maravillas del Mundo, tomado de CatolicosHispanos.com, colocado por César Gonzales.

Gracias a Dios, tomado de Valores en Encuentra.com, enviado por Luz del Alba Priego de Infante.

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Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

viernes, 22 de enero de 2010

papás, aprendamos a lograr una autoridad positiva

Un problema actual dentro de la familia es la pérdida de la autoridad frente nuestros hijos. ¿Somos demasiado blandos?, ¿no queremos que ellos vivan lo que nosotros vivimos con nuestros padres?. ¿Somos triunfadores en el trabajo y perdedores en el hogar?. Este artículo tomado de solohijos.com nos ayudará a tener una visión esperanzadora de cómo lograr esa necesaria autoridad en el hogar.

Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad?

En una de las primeras charlas que di a un grupo de padres de un kinder, una madre levantó la mano y me preguntó:

- ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
- Dígale que baje, - le dije yo.
- Ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada.
- ¿Cuántos años tiene el niño?- le pregunté.
- Tres años - afirmó ella.

Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de padres. Generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa aunque estén los dos. El padre simplemente asiente, bien con un silencio cómplice, bien afirmando con la cabeza, porque el problema es de los dos, evidentemente.

¿Qué ha pasado para que en tan pocos meses una pareja de personas adultas, triunfadoras en el campo profesional y social, hayan dilapidado el capital de autoridad que tenían cuando nació el niño?

Actuaciones paternas y maternas, a veces llenas de buena voluntad, minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres. El padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas disruptivas de su pequeño y que, después, siente que ha perdido a su hijo adolescente, no puede disfrutar de una buena calidad de vida, por muy bien que le vaya económica, laboral y socialmente, porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometemos cuando interaccionamos con nuestros hijos?

Antes de que siga leyendo, quiero advertirle que, posiblemente, usted, como todos -yo también- en alguna ocasión ha cometido cada uno de los errores que se apuntan a continuación. No se preocupe por ello. No es un desastre. Es lo normal en cualquier persona que intenta educar TODOS LOS DIAS. Tiene su parte positiva. Quiere decir que intenta educar, lo cual ya es mucho. En educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez, sino lo que se hace continuamente. Lo importante es que, tras un periodo de reflexión, los padres consideren, en cada caso, las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos, y traten de ponerles remedio.

Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

  • La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.

  • Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable. Nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro.
    En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.

  • El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.

  • Falta de coherencia. Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la autoestimaimportancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también.
    Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".

  • Gritar. Perder los estribos. A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador, poco mordedor. Al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
    Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...

  • No cumplir las promesas ni las amenazas. El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es imposible.

  • No negociar. No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.
  • No escuchar. Dodson dice en su libro El arte de ser padres, que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.

  • Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Sin embargo, una vez que sabemos lo que hemos de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.

Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:

  • Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.
  • Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.
  • Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.
  • Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.
  • Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.
  • Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.
  • Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.
  • Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores, que si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.

padre e hijo

Educar es estimar, decía Alexander Galí. El amor hace que las  técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.

El sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.

Autor: Pablo Pascual Sorribas. solohijos.com

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Seamos padres que amen a sus hijos… que ellos se den cuenta que les amamos… sepamos demostrar nuestra autoridad…

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

martes, 19 de enero de 2010

Enseñemos a nuestros hijos a ser solidarios

Son las 7.00 a.m. y todos estamos en la mesa desayunando. Alguien prende la tele y de sopetón se nos muestra a través del noticiero la desgracia del pueblo hatiano. Son siete días de imágenes de muerte, destrucción, desesperación, a las cuales poco a poco hemos ido acostumbrándonos por ese “poder” de los medios de comunicación que “en tiempo real” nos presentan los hechos que no podemos vivenciar, tan sólo observar desde la comodidad del hogar.

Mientras tanto en la mesa se sirve la leche, se unta el pan con mantequilla, se parte el queso; unos ya de salida porque el tiempo apremia, otros compartiendo de temas diferentes a pesar que en la pantalla unos niños lloran desconsolados por la muerte de sus padres.

De pronto uno de los hijos hace el comentario que aterra muchas veces: ¿Por qué Dios permite que sucedan estas cosas?. El silencio es abrumador. Alguien cambia de canal y otro se despide siguiéndole apresurados los comensales de esa mañana listos para realizar la labor diaria.

Qué difícil se hace hablar con nuestros hijos de la desgracia que vive Haití.  Los sentimientos se contraponen, hablar del amor de Dios si vemos que todo es destrucción. Recordar a Adán y Eva, el pecado, y toda aquella teología que habla que el mal nace por el mismo hombre más nos hace pensar dos veces. ¿Cómo hablarles entonces a nuestros hijos de lo que en todo momento se transmite en los medios?. ¿Mejor nos callamos y que en la escuela se encarguen de eso?.

RF5061220 Empecemos hablando de la solidaridad. No hablemos del hecho de que el hombre debe ser bueno, sino que debe ser solidario especialmente en estos momentos; aprovechemos de estas imágenes para compartir en familia que como esposos y padres, seres humanos, sentimos mucho lo que ha sucedido. Es momento de diálogo, de preguntar no sólo qué han visto, sino que han sentido y sienten, en qué piensan.

Involucremos a nuestros hijos. Aquí algunos consejos:

  • Habla con tus hijos, informales de éstas y otras desgracias o injusticias y no les ocultes la realidad. Según la edad que tengan, selecciona dicha información y adapta los contenidos pero sé muy claro al explicar la situación tan difícil por la que están pasando otras personas.

  • En los niños de primaria, animémosles a prescindir del dinero que se gastan en golosinas (que es mucho) para donarlo a la ayuda para Haití.

  • En el caso de adolescentes, motívales a que pueden y deben participar con sus pagas mensuales y no de manera simbólica, al igual que tú.

  • Y cuando pase un tiempo, no olvidemos de lo ocurrido en Haití la semana que pasó. Busquen información activamente porque es posible que se necesite más ayuda. Quizás sea un buen momento para apadrinar en familia a alguno de esos niños que han quedado huérfanos. Quizás sea una buena idea que tu hijo adolescente comience a ahorrar para marcharse el próximo verano como voluntario...

El destino de nuestros hijos está en los valores que les trasmitamos ahora; en las palabras que elijamos al explicarles la vida y en los pasos que les animemos a dar. ¿Queremos hijos proactivos, sensibles a las necesidades de los demás, valientes para decidir y hacer? ¡Eduquémosles para ser solidarios! La vida es difícil para todos; desgraciadamente, para unos más que otros. Enseñémosles a conocer la realidad y a intervenir en ella; que nunca les supere la pereza, la ceguera o la cobardía.

Entonces, podemos hablar del amor de Dios que es la suma de todos los valores humanos.

Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.Cuida tus palabras porque se volverán actos.Cuida tus actos porque se harán costumbre.Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.Cuida tu carácter porque formará tu destino.Y tu destino será tu vida.

Mahatma Gandhi

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Actividad:

  • Busca información de cómo puedes ayudar a nuestros hermanos de Haití desde tu ciudad y en familia hazlo.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

La familia ha llegado… y no es Navidad

Esta reflexión nos lleva a pensar en el futuro próximo que como esposos viviremos, pero también en el hecho que como hijos debemos agradecer a nuestros padres todo lo que nos han brindado, no sólo en fechas tan importantes como la Navidad o fin de año. Leamos y reflexionemos…

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Me vi de pronto acompañado únicamente de mi esposa, sentados a la mesa, los dos solos. En ese instante, no se de que forma vinieron a mi mente mis padres.

Cuando joven, al llegar las fiestas navideñas, las posadas, con los amigos y demás, optaba siempre por asistir a estas reuniones que pasarlas con mis padres.

Mi padre, siempre quiso que toda la familia, al menos el día último del año, la pasáramos juntos. Siempre nos decía, recuerdo ahora, que dividiéramos las dos fechas. Los que ya estaban casados, pasaran la Nochebuena en casa de sus suegros y, los aún solteros, con los amigos. Lo único que nos pedía era que el día último lo esperáramos con él y con mi madre. Nunca se lo pudimos cumplir.

Mis hermanos ya casados, nunca pudieron. Siempre alegaron que estaba muy retirada la casa de sus respectivos domicilios, que era muy fría la noche, en fin, siempre excusas.

Los solteros, preferimos siempre salir con los amigos, beber hasta que no había una botella más que abrir o un súper donde poder comprar más alcohol.

Una noche de diciembre, mi hermano mayor nos convoco a todos los demás, para hacernos saber, que deberíamos pasar más tiempo con los viejos, que nunca después de haberse casado los mayores, habían pasado un fin de año con ellos.

Más bien pienso ahora, que mi hermano, estaba pasando por lo mismo que mis padres, ya que sus hijos mayores, empezaban a pasar estas fechas con sus amigos y él y su esposa, pasaban ya sus dos primeras noches de fin de año solos. Todos estuvimos de acuerdo en que pasaríamos el 31 de diciembre de ese año, en casa de mis padres.

ancianos _esposos Mis padres se pusieron muy felices, mi padre le dijo a mi madre, que sacara las ollas grandes para preparar una gran cena. En la casa era todo felicidad. Mi padre se acercó a mí y dijo: Estoy muy feliz hijo, porque por fin voy a tener a todos como cuando eran pequeños, sentados en la mesa de la casa. Quiero ver a mi hijo el mayor a mi derecha, a ti a mi izquierda por ser el más pequeño.

Tu madre estará en el extremo opuesto y tus hermanas a su derecha excepto tú, que estarás en ese lado-. Se le veía tan feliz, que me dio un abrazo el cual sentí tan lleno de amor que quise llorar.

Todo estaba listo. Eran las 7:00 de la noche y les dije a mis padres que iría a comunicarles a mis amigos que no pasaría el fin de año con ellos sino con mi familia. Mi padre dijo: Haces bien hijo, para que no te vayan a esperar y me dio una palmada en el hombro y me brindó una bella sonrisa.

Cuando salí me esperaban dos de mis amigos a los que les comente lo que habría de hacer esa noche. Mis amigos me dijeron, que al menos brindara con ellos antes para que así ellos sintieran que estaba ahí en el grupo.

Ese brindis se alargo hasta casi antes de la media noche, tiempo en el cual, pensé muchas veces que en mi casa habrían de estar mis hermanos y hermanas con mis padres y yo, acá sin cumplir lo que había prometido a mis hermanos sobre esa noche. Ya un tanto arrepentido por no haberme ido de inmediato, me retire de con mis amigos sin siquiera avisarles, presentía que me habría de recibir un buen regaño por parte de mis hermanos y ver el rostro de mis padres, enojados conmigo.

Cuando iba llegando a casa, no percibí alboroto alguno de parte de mí familia, pensé que por estar fría la noche se encontrarían al interior de la casa con mis padres. Entre por la puerta de atrás para no ser tan obvio, al menos si me preguntaran diría que estaba dormido así que no habría ningún problema.

En verdad, ahora que lo recuerdo, una lágrima se desborda de mis pupilas. Cuando abrí la puerta no oí ningún ruido sólo escuche la conversación de mi padre con una voz quebrada por el llanto diciéndole a mi madre. Vieja, no vino nadie, ni siquiera el menor de mi hijos esta con nosotros, que hemos hecho con nuestros hijos, que ahora no quieren estar aquí- Se oía una onda tristeza en estas palabras, que no tuve valor ni siquiera para acercarme. Seguí oyendo a mi madre que le contesto con unas palabras que aún retumban en mis oídos.

el abuelo Viejo: los padres estamos en el pensamiento de los hijos cuando están pequeños, pero cuando crecen, ese pensamiento lo ocupan sus propios hijos, sus ocupaciones, sus amistades, otras cosas. ¿Tú crees que preferirían pasar la noche de fin de año con un par de viejos que ya no pueden bailar, Que no pueden desvelarse como lo hacían antes? Mira, voy a poner los 10 platos sobre la mesa, y el que vaya llegando le iremos sirviendo.

Sentí un nudo en la garganta enorme que no me dejaba respirar, me sentí tan desgraciado, tan mal hijo, tan no sé que. Salí de donde estaba y abracé a mi padre y le pedí perdón, luego fui con mi madre, y le bese sus manos y me arrodille, ella me besaba los cabellos mientras mi padre se secaba las lagrimas y dándome la mano me sentó a su derecha y dijo: No es necesario que estén todos, uno solo representa a los demás. ’Vieja’, sirve la cena que mi familia ha llegado.

Hoy mis hijos no están conmigo y en mi mesa están los 2 platos servidos, en cuanto llegue uno, mi familia habrá llegado...

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Artículo tomado de reflexiones de Encuentra.com, su autor es Miguel Arriaga García, quien nos recuerda que “el amor no tiene fechas, tiempo, circunstancia, se da en todo momento”.

Si tienes la suerte de tener aún a tus padres a tu lado, búscalos, dales un beso, diles que los amas, no esperes algún día en especial para visitarlos… que tú también llegarás a vivir lo mismo.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

lunes, 18 de enero de 2010

Es “estrella” pero sobre todo “madre”

En la edición enero 2010 de la Revista Selecciones encontré una interesante entrevista a la actriz Reese Witherspoon, en la que hace referencia a su educación en el sur de Estados Unidos y mejor aún, cómo ésta le ayuda hoy en su rol de madre.

reese-witherspoon-black-white01 Manifiesta que ella CREE en lo importante que es para las personas que se tengan reglas claras, lo que genera en los niños sobre todo conductas más estructuradas que logren autonomía en ellos. Indica además que es vital que todos sepamos cuándo hacemos algo bien o cuándo, algo mal.

En otro momento del artículo refiere a la importancia de la formación y modelación de los valores sobre todo en el hogar y más aún, ve lo fundamental que es contar con una vivencia espiritual, tal como lo hace en familia participando de la celebración dominical en la Iglesia. Además realza la figura de su madre y abuela como las de mayor influencia en su vida.

Este testimonio es maravilloso. Conocer no sólo a la artista sino también a la madre “estrella de cine y de su hogar” que a pesar de la alfombra roja y el glamur intenta ser el modelo ideal para con sus hijos.

En anteriores oportunidades hemos manifestado cuán importante son las reglas y los límites para la persona. Lo dicen los “especialistas”. Hoy lo corrobora esta estrella. Resalta lo importante que es la formación de los valores y su modelación, en este caso, a través de su madre y abuela. Participar en la Iglesia es importante para ese crecimiento espiritual y de fe que se concretiza con el apoyo de los valores adquiridos.

Aprendamos del ejemplo de Reese Witherspoon valorando nuestra historia, a nuestros padres, nuestra educación. Al darnos cuenta, veremos que fue, es  y será la base de lo que nuestros hijos son y serán.

No es publicidad, pero si pueden conseguir la revista Selecciones y saborear el artículo en su totalidad conoceremos más ampliamente el mensaje de una estrella pero sobre todo buena madre.

Que el Señor los Bendiga y los guarde…

Luis Antonio 

sábado, 16 de enero de 2010

La Familia democrática

Este artículo se ha tomado del Diario Perú21, autoría Dr. Fernando Maestre. Es un tema importante, el que hemos tocado en anteriores post, por el hecho que debemos darnos cuenta que si el problema de la sociedad radica en la familia, la solución de este problema social nace en el seno familiar. Leamos con atención.

Los sufrimientos que encontramos en la sociedad tiene su origen en la manera de cómo se organizó la familia

De todos los problemas sociales que hoy tenemos, es la familia el núcleo donde habremos de encontrar los principales factores causantes de estas alteraciones. De los sufrimientos que encontramos en nuestra comunidad, todos tienen su punto de origen en la manera cómo se organizó la familia. Entre estos figuran: bulimia, anorexia, neurosis, adicciones, abortos en adolescentes, divorcios, aumento de delincuencia, promiscuidad, corrupción, etc.

fernando maestr El problema surge cuando las estructuras del hogar se organizan siguiendo dos de los modelos más negativos: el modelo autoritario machista y el modelo de sometimiento y pasividad. Cuando la dinámica familiar se enreda entre uno de esos polos es cuando surge la alteración emocional que habrá de ir repitiéndose de generación en generación hasta crear la problemática que hoy padecemos.

Lo recomendable es el trato democrático dentro del hogar, pero que incluya conductas respetuosas entre hermanos, de padre a hijo y viceversa, y entre esposos. Así se impedirá que un miembro del hogar abuse del otro, evitando modelos patológicos equivocados al enseñar que en la vida siempre tiene que existir un dominador y un dominado.

Si en la familia se instala este modelo, el problema se agravará puesto que los jóvenes y los adultos lo aplicarán en las escuelas, con las parejas y en cualquier otra situación social, creando la patología señalada.

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Actividad:

  1. Reflexionemos acerca del modelo de valores que vive nuestra familia, identifiquemos cuál es, y decidamos por un cambio a mejor, por nosotros y por nuestros hijos.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

viernes, 15 de enero de 2010

No es sólo orar

No es sólo orar por ellos, es sentir también como ellos sobre la pérdida de sus seres queridos: padres, hijos, esposo/a, amigos. Sentir lo que sienten ellos, el dolor, la soledad, la incertidumbre.

Por lo que vemos en los medios lo sufrido por el pueblo de Haití no tiene comparación con lo que pudimos haber vivido. Mi ciudad vivió un terremoto en 2001, pero no hubo tanta destrucción ni muerte.

Oremos y sintamos en nuestro corazón lo vivido por nuestros hermanos de Haití. Pidamos al Dios de la vida que puedan, a pesar de la tragedia, elevar su mirada al amor misericordioso del Padre.

Nuestra oración es necesaria. No sólo empecemos a organizarnos para brindar ayuda material, organicémonos en brindar aquella ayuda única y necesaria, el amor de Dios, y que a través de la oración se hace realidad, caridad concreta que logrará la paz, la resignación por lo perdido, aceptar lo vivido para alcanzar la plenitud entre la desgracia.

Dios es amor, esa debe ser la palabra que entre y desde la ruina debe guiar a la reconstrucción no sólo de la ciudad, sino del espíritu de la persona, de la institución familiar, de la Iglesia como tal.

Roguemos al Señor de la Vida que nuestros hermanos de Haití logren la paz espiritual pronto para que empiecen a reconstruir no sólo el edificio, sino también el alma.

terremoto haitiSobre todo,  pidamos por los niños que han quedado huérfanos

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Luis Antonio

miércoles, 6 de enero de 2010

Padres permisivos: ¿dónde está el límite? 2/3

Continuando con el tema 2 de este importante artículo sobre padres permisivos, el que se denomina “establecer marcos de referencia”, marcar límites razonables.

igualdadlapices Los psicólogos aconsejan que los padres eduquen a sus hijos e hijas con autoridad, pero marcando unos límites razonables

La comunicación en la familia es el pilar básico para el desarrollo del menor (configuración de su personalidad y modos de relacionarse con los propios miembros de la familia y con los amigos de la calle). Los padres deben escuchar a los hijos y los hijos a los padres. Pero es importante que estos últimos no olviden que, ante todo, ellos son adultos y "los niños necesitan que el adulto haga de adulto, porque como amigos ya tienen a los compañeros de clase, de fútbol o de cualquier otra actividad", señala Àngels Geis. "Entre padres e hijos debe haber confianza -añade-, pero los padres tienen que hacer de padres, aunque hay gente que no lo vea así". Los adultos constituyen el marco de referencia de los pequeños y, por ello, deben tener un proyecto educativo que establezca las normas. "Puede ser un proyecto de salud, de felicidad, de convivencia... Pero un proyecto claro, porque cuando no se tiene se claudica antes", especifica la profesora, quien considera que aquellos padres que se ríen ante la primera pataleta del hijo, tendrán más difícil corregir ese comportamiento cuando éste sea mayor. "Los límites que no se han impuesto al niño de pequeño son difíciles de imponer cuando es mayor", advierte.

Por su parte, Amparo Novo detalla cómo las personas seleccionan y jerarquizan valores e ideales, estéticas y modas, formas de convivencia y de vida entre los diferentes marcos a los que se enfrentan, desde la dependencia infantil hasta la autonomía personal.

"Las personas seleccionan y jerarquizan valores e ideales, estéticas y modas, formas de convivencia y de vida entre los diferentes marcos a los que se enfrentan"

Estos marcos contribuyen a modelar la conducta, sensibilidad y pensamiento de una persona, por lo que los progenitores deben ser conscientes de que sus hijos e hijas absorberán lo que proyecten sobre ellos. En este sentido, Àngels Geis diferencia dos tipos de niños: "los que tienen un marco de referencia tan cerrado que no pueden hacer nada y, cuando son mayores, o se rebelan o son retraídos, y los que no tienen un marco claro de referencia, sino límites flexibles, los mismos que si en un momento dado tienen que mostrarse violentos para llamar su atención no dudarán en hacerlo". "No está claro que se pueda identificar como consecuencia de la permisividad de los padres la conducta violenta de los hijos -contradice Novo-. Resulta exagerado emplear el término 'violencia' para calificar una conducta de desobediencia. Si se habla de niños agresivos, es probable que estos procedan de familias en las que los propios padres tienden a comportarse de forma desequilibrada y antisocial".

IMG_1373 Para enseñar a los hijos el camino más adecuado, los padres deben ser conscientes primero del que siguen ellos mismos. Si discuten delante del niño sobre el modo de educarle o se contradicen a la hora de dar una orden, habrá más posibilidades de que el pequeño se confunda y siga su propia trayectoria. Los padres deben estar convencidos de lo que exigen y no cambiar de idea ya que, aunque pueda parecer lo contrario, los niños que tienen unas normas se sienten seguros porque saben por dónde deben ir. Por ello, ante cualquier duda, se puede pedir ayuda externa de profesionales. "Los padres encuentran muchos recursos en la escuela, aunque a veces ocurre que, cuando se acercan a ella, en lugar de informarles de los logros que consiguen los pequeños, sólo destacan lo malo. Etiquetan y catalogan tanto a los hijos como a los padres, y estos no quieren ir para que alguien les diga sólo lo mal que lo hacen", sentencia Àngels Geis.

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Seamos conscientes de nuestro rol de padre. No perdamos frente a nuestros hijos esa autoridad y sobre todo la imagen y modelo de verdaderos padres que debemos ser…

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

El padre bueno y el “buen” padre

Este artículo es tomado del portal Familia en el Internet – www.familia.cl, leámoslo y meditémoslo como buenos padres que debemos ser.

vela

Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.

Padres buenos hay muchos, buenos padres hay pocos.

No creo que haya cosa más difícil que ser un buen padre. En cambio no es difícil ser un padre bueno.

Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.

El padre bueno quiere sin pensar, el buen padre piensa para querer.

El buen padre dice que sí cuando es sí, y no cuando es no; el padre bueno sólo sabe decir que sí.

El padre bueno hace del niño un pequeño dios que acaba en un pequeño demonio.

j0289852 El buen padre no hace ídolos; vive la presencia del único Dios.

El buen padre echa a volar la fantasía de su hijo dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas.

El padre bueno "amanteca" la voluntad de su hijo ahorrándole esfuerzos y responsabilidades.

El buen padre templa el carácter del hijo llevándolo por el camino del deber y del trabajo.

Y así, el padre bueno llega a la vejez decepcionado y tardíamente arrepentido, mientras el buen padre crece en años respetado, querido, y a la larga, comprendido.

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Seamos entonces “buenos padres y madres” que saben amar a sus hijos.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

martes, 5 de enero de 2010

La Carta de los Reyes Magos

Los Reyes Magos nos recuerdan los regalos que realmente necesitan nuestros hijos.

Queridos padres:

Baltasar, Gaspar y yo flipamos con vosotros. Hemos recibido miles de cartas pidiéndonos todo tipo de juguetes y cacharros. Estáis atiborrando a los niños de cosas superfluas, de regalos inútiles que dejarán abandonados en cualquier rincón en cuanto se pase el primer calentón de la novedad. Permitidnos que os recordemos los regalos que realmente necesitan vuestros hijos.

reyes magos En primer lugar, lo que más necesitan los niños es amor. Debéis achucharlos, besarlos, abrazarlos, acariciarlos. Y todo ello sin medida. Sin amor, los niños no pueden crecer ni madurar. Pero cuidado; no confundáis amor con sensiblería barata, amar no significa consentirlo todo, cumplir todos los caprichos o dejarse chantajear por sus pataletas. Eso sería malcriarlos.

Amar significa también establecer límites, enseñarles a distinguir lo que está bien y lo que no, lo que se puede y debe hacer en cada momento y lo que no se puede consentir. Amar también es castigar cuando es preciso.

Y esto enlaza con la segunda necesidad básica de todo niño: educación. Ésa es la mejor herencia que podéis dejarles. Hay que enseñarles a comportarse en cada circunstancia. Tenéis que decirles cómo deben comer, cómo usar los cubiertos, cómo vestir o cómo hablar en cada ocasión.

Y, sobre todo, debéis enseñarles a respetar a los demás, y eso implica que aprendan a cuidar el trato con los adultos y, especialmente, con sus profesores. A ver si desterramos de una vez esa falsa idea de que todos somos iguales. Todos somos iguales ante la ley y poco más.

No es lo mismo tratar con el Rey o con un obispo, que con un amigo de juegos, y eso hay que enseñárselo a los niños de pequeños; igual que deben aprender que la porquería no se tira al suelo o que no se debe escupir ni blasfemar.

Debéis enseñarles las normas de urbanidad y buena educación en casa. Vuestra responsabilidad no la podéis delegar en nadie. Y para educarlos correctamente se empieza predicando con el ejemplo: vosotros, los padres, sois el ejemplo que seguirán vuestros hijos. No lo olvidéis.

Debéis enseñarles también que su futuro depende de ellos mismos y de su esfuerzo, y que los sueños sólo se consiguen mediante sacrificio, porque las cosas importantes de la vida nadie se las va a regalar.

Por eso tenéis el deber de educar su voluntad para que sepan cuáles son sus obligaciones y las cumplan en cada momento. Debéis inculcarles que en la vida hay que hacer cosas que muchas veces no nos apetecen ni nos gustan, pero que son necesarias.

Lo bueno no siempre es lo que me gusta, y lo bueno (estudiar, por ejemplo) hay que hacerlo aunque suponga un esfuerzo. Por supuesto, también tenéis que recompensarles por el trabajo bien hecho, y para ello no siempre es necesario vaciar la cartera. A veces una felicitación cariñosa, un abrazo o un “estoy muy orgulloso de ti” vale más que todo el oro del mundo.

¿Queréis que sean buenos estudiantes y que disfruten leyendo? Pues ponedles un libro en la mano desde que son bebés. Estimuladlos. Primero serán libros de dibujos y fotos con palabras; libros de cartón duro que puedan manipular sin romperlos. Luego llegará el momento de los cuentos y más tarde de las novelas.

Pocas cosas unen más a un hijo con su padre que la lectura compartida de un libro. Primero los padres les leemos, luego llegará el momento de que lea un rato papá y otro el niño. Al final, el niño leerá solo y además disfrutará haciéndolo.

Mi hijo y yo disfrutamos leyendo los primeros libros; ahora ya los lee él (los Reyes Magos no estamos solteros y también tenemos hijos, ¿qué os creíais?).

Por último, lo mejor que podéis regalar a vuestros hijos es vuestro tiempo y vuestras personas. Debéis ayudarlos a hacer sus deberes. ¿Para qué os vale dedicar tanto tiempo al trabajo si os perdéis lo más importante: la infancia de vuestros pequeños?

Los niños os necesitan a su lado. Necesitan que los acostéis con un cuento y un beso, y los despertéis con un abrazo. Que les digáis a diario lo mucho que los queréis, que respetéis sus horarios, que juguéis con ellos; que os inventéis historias, que os disfracéis de ogros y les hagáis cosquillas, que os los comáis a besos.

Bueno, ya me he pasado; pero, por favor, recordadlo siempre: amad a vuestros hijos, educadlos y regaladles vuestro tiempo. Ellos os lo agradecerán algún día. Y si no, ¿qué importa?

A fin de cuentas, habréis cumplido con vuestra obligación de padres, que es una de las cosas más importantes y bonitas que puede hacer alguien en este mundo. Y eso llenará vuestra vida de felicidad y de sentido.

Atentamente, Melchor, rey.

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Creo que debemos tener en cuenta todo lo dicho… Que el Señor los bendiga y los guarde…

Fuente: Catholic.net

Luis Antonio

lunes, 4 de enero de 2010

Un nuevo año

Terminamos un año, y nos invita el tiempo a reflexionar, a dar gracias por todos los beneficios que se nos ha dado. Ha sido un año con dificultades y situaciones difíciles que nos han hecho crecer como personas y como cristianos, porque Dios siempre nos da las cosas que necesitamos para que crezcamos, para que maduremos. Han sido 365 días que han tenido sus amaneceres y sus atardeceres, y todo ha tenido su encanto.

Gracias a Dios porque ha sido bueno con nosotros y por ello estamos contentos. Pongamos en sus Manos misericordiosas el año que terminó, de todo aquello que hicimos mal, o cuando dejamos de hacer el bien. Todo lo hemos de poner en la misericordia de Dios, nuestras heridas, nuestros resentimientos, nuestras envidias, nuestra pereza para hacer el bien, nuestro orgullo frente a la vida… dejemos en Dios todo aquello que nos ató, aquello que nos esclavizó, y caminemos con la libertad de los hijos de Dios al encuentro del nuevo año que acabamos de estrenar.

Iniciar el nuevo año, con un corazón agradecido, porque si no valoramos el trabajo que Dios ha hecho por nosotros, entramos al nuevo año con la tristeza del pasado, con la angustia de lo que nos hizo sufrir, y el nuevo tiempo, se tornaría como el deseo de fugarse del presente para esperar algo nuevo y esperar algo bueno como si fuera fortuna, como si fuera la suerte… sin ser responsable de nuestra existencia.

jesus amor Un nuevo año es tiempo de encuentro y por lo tanto de celebración, porque es encuentro de oportunidades; ha de ser celebrativo porque lo iniciamos con un corazón agradecido, ha de ser un tiempo de encuentro donde tenga cabida la sorpresa, el milagro, el estupor. No es una esperanza fortuita, ni producto de un juego de azar, sino es ir al encuentro del nuevo tiempo en la esperanza, de la realización plena del amor de Dios.

Si el año que terminó lo hemos puesto en las manos misericordiosas del Padre, pongamos en su Providencia el año que acabamos de estrenar, que todos nuestros días que están por venir estén confiados a la Divina Providencia del Señor, que, bien sabemos, cada instante de nuestra vida depende totalmente de Dios. Es Él quien nos cuida, es Él quien nos protege, quien nos provee de lo necesario para cada día, pues cada día tiene lo necesario para que podamos descubrir Su amor y cada día tiene su propio afán.

El amor de Dios se complace en hacer nuevas todas las cosas, un amor que se regocija en compartirse en cada instante, es el mismo Amor que nos ha creado de la nada. Es Dios mismo que se comparte con nosotros en cada instante especialmente en la Eucaristía. Por eso, podemos aventurarnos ya desde este momento a desear y esperar un buen año y…¡Que se realice como nuestro Padre Dios lo haya dispuesto!.

Autor: P. Idar Hidalgo. Catholic.net

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

Nunca es tarde!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Nunca es tarde para decir te quiero, felicidades, que tus deseos se cumplan, feliz Navidad y venturoso año 2010. Al contrario, es el mejor de los momentos cuando volvemos a iniciar la labor diaria después de unos días de merecido descanso y sobre todo, haber pasado maravillosos momentos con quienes amamos.

Juntos en la cocina preparando la cena y “adobando” el pavo para la Noche Buena. “Destrozando” el papel de regalo al abrir los regalos traídos por el Niño Jesús en Navidad. Corriendo tras de la nena en su bicicleta nueva, que pedalea más fuerte para que no le alcance. Viendo en la tele juntos el  último capítulo de al fondo hay sitio… y mil cosas más que han llenado el corazón de estos padres. No me olvido, compartiendo la liturgia de este tiempo, quizá el olvido del tercer domingo de adviento de prender la vela en la corona, pero en general, participando en familia de estos momentos tan importantes para nosotros.

Después de un tiempo, en que los documentos del colegio, clausura, cambios de trabajo y demás no me dejaban un espacio pequeño para poder compartir con ustedes, queridos esposos y padres, de mensajes, artículos, temas, que nos hagan ser mejores cada día más, volvemos a la tarea de seguir creciendo juntos y lograr así la felicidad de nuestra pareja e hijos.

Agradezco al Señor de la Vida porque nos da un año más de vida para poder hablarte a ti de Él, de su amor, de su mensaje.

Con cariño tus hermanos en Cristo: Luis Antonio Suclla, Margarita Jara de Suclla, Luciana y Piero.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

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Luis Antonio