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miércoles, 7 de abril de 2010

La Tarea de Educar

Este texto de San Juan Crisóstomo nos permite conocer lo que los Padres de la Iglesia pensaban y creían de lo que debería ser la tarea de educar a los hijos. Meditémoslo…

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Muy famoso por su elocuencia (Su apodo, Crisóstomo, significa ‘boca de oro’), lo que no le evitó sufrir el destierro, donde falleció. Se ocupó a menudo de temas relacionados con la educación, como en este comentario a la Epístola de San Pablo a los Efesios.

Frente al cuidado de los hijos -a su educación en la doctrina y enseñanzas del Señor-, todo lo demás sea para nosotros secundario. Si desde el principio enseñas al niño a ser sabio, adquirirá la mayor riqueza que existe y el más válido honor. Si le enseñas un arte, un oficio terreno para ganar dinero, haces menos por él que si le enseñas a no tener el dinero como único fin. Si quieres que sea rico, hazlo de este modo: no es rico el que dispone de mucho dinero y tiene de todo, sino el que no se crea necesidades. Enseña esto a tu hijo, edúcalo así: ésta es la mayor riqueza.

San_Juan_Crisostomo No busques por encima de todo que tenga prestigio, que llegue a ser ilustre en las ciencias terrenas. Preocúpate más bien de enseñarle a despreciar los honores de esta vida: de este modo llegará a ser más brillante, más venerado. Esto lo pueden hacer tanto el rico como el pobre; no se aprende de un maestro, al modo de un oficio, sino de las palabras divinas.

No te preocupes tanto de que tu hijo tenga una vida larga como de que alcance la vida inmortal en el Cielo, la vida sin fin. Dónale realidades grandes, no pequeñas. Escucha lo que dice Pablo: educadles en la doctrina y enseñanzas del Señor (Ef 6,4). No te centres en hacer de él una lumbrera, sino en enseñarle la sabiduría cristiana. Da lo mismo que no llegue a ser una lumbrera, pero si no posee la sabiduría cristiana toda la instrucción que haya recibido no le servirá para nada.

Hacen falta buenas costumbres, no discursos bonitos; modestia, no elocuencia; hechos, no palabras: son estas cosas las que nos obtienen el Reino y nos dan los verdaderas bienes. Por eso, antes de preocuparte de que tus hijos perfeccionen su lenguaje, ocúpate de que purifiquen su alma. Digo esto no para oponerme a que reciban una buena instrucción, sino para impedir que se tengan en cuenta solamente las realidades terrenas. No pienses que sólo los monjes tienen necesidad de educarse leyendo las Escrituras. Lo necesitan sobre todo los muchachos que van a entrar en la vida de este mundo. La nave que está siempre en el puerto no precisa de piloto y de remeros; éstos le hacen falta a la que está siempre en el mar. Así sucede con el laico y con el monje. Este último se encuentra como en un puerto de paz, conduce una vida tranquila, ajena a toda borrasca. El laico, en cambio, está continuamente en el mar y combate sin descanso contra el oleaje ( ... ).

Dime: ¿cuáles son las mejores plantas? ¿No son acaso las que tienen en sí su propia fuerza y no sufren daños ni por la lluvia, ni por el granizo, ni por el ímpetu de los vientos u otras circunstancias parecidas, sino que son fuertes aunque estén a la intemperie, sin necesidad de muros ni empalizadas? Así es el sabio cristiano, ésta es su riqueza: no tiene nada y lo posee todo; lo posee todo y no tiene nada.

El muro es siempre externo, no interior; la empalizada no es una cualidad natural, sino que está puesta alrededor. Por eso, San Pablo dice: educadles en la doctrina y enseñanzas del Señor. No os conforméis, pues, con ponerles alrededor una simple empalizada exterior: de bienestar material y de prestigio social. Pues cuando cae -y terminará cayendo- la planta queda desnuda y debilitada, y no sólo no le habrá traído ventajas haber pasado el tiempo en esa situación, sino que habrá quedado con daños. El recinto que le ha impedido reforzarse contra el ímpetu de los vientos, al caerse, arrastra a la planta consigo. Así, el bienestar material resulta nocivo, porque impide que el hombre se ejercite contra las dificultades de la vida.

educarhijo Hagamos a nuestros hijos capaces de resistir contra todo, de manera que no se desorienten ante ningún suceso. Eduquémosles en la doctrina y enseñanzas del Señor, y recibiremos a cambio grandes dones. Si los hombres que esculpen las estatuas de los reyes, o pintan sus retratos, gozan de tanto honor, nosotros que embellecemos una imagen regia -pues el hombre es imagen de Dios-, ¿no gozaremos de bienes inmensos si nuestra imagen logra una verdadera semejanza?

Esta verdadera semejanza es la virtud del alma, que se obtiene si educamos a los niños para que sean buenos, dominen la ira y olviden las ofensas: todas éstas son cualidades propias de Dios; enseñémosles, pues, a ser generosos, amantes de los demás hombres y para que estimen en nada las realidades transitorias. Sea ésta nuestra tarea: plasmarlos a ellos -y a nosotros mismos- en la rectitud, como es nuestro deber.

Homilías sobre la Carta a los Efesios, 21, 1-4.

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Actividad:

  1. Comparte en pareja respecto al cómo vienes educando a tus hijos el día de hoy.
  2. Crees que podemos relacionar las enseñanzas de San Juan Crisóstomo con la forma de educar

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

lunes, 18 de enero de 2010

Es “estrella” pero sobre todo “madre”

En la edición enero 2010 de la Revista Selecciones encontré una interesante entrevista a la actriz Reese Witherspoon, en la que hace referencia a su educación en el sur de Estados Unidos y mejor aún, cómo ésta le ayuda hoy en su rol de madre.

reese-witherspoon-black-white01 Manifiesta que ella CREE en lo importante que es para las personas que se tengan reglas claras, lo que genera en los niños sobre todo conductas más estructuradas que logren autonomía en ellos. Indica además que es vital que todos sepamos cuándo hacemos algo bien o cuándo, algo mal.

En otro momento del artículo refiere a la importancia de la formación y modelación de los valores sobre todo en el hogar y más aún, ve lo fundamental que es contar con una vivencia espiritual, tal como lo hace en familia participando de la celebración dominical en la Iglesia. Además realza la figura de su madre y abuela como las de mayor influencia en su vida.

Este testimonio es maravilloso. Conocer no sólo a la artista sino también a la madre “estrella de cine y de su hogar” que a pesar de la alfombra roja y el glamur intenta ser el modelo ideal para con sus hijos.

En anteriores oportunidades hemos manifestado cuán importante son las reglas y los límites para la persona. Lo dicen los “especialistas”. Hoy lo corrobora esta estrella. Resalta lo importante que es la formación de los valores y su modelación, en este caso, a través de su madre y abuela. Participar en la Iglesia es importante para ese crecimiento espiritual y de fe que se concretiza con el apoyo de los valores adquiridos.

Aprendamos del ejemplo de Reese Witherspoon valorando nuestra historia, a nuestros padres, nuestra educación. Al darnos cuenta, veremos que fue, es  y será la base de lo que nuestros hijos son y serán.

No es publicidad, pero si pueden conseguir la revista Selecciones y saborear el artículo en su totalidad conoceremos más ampliamente el mensaje de una estrella pero sobre todo buena madre.

Que el Señor los Bendiga y los guarde…

Luis Antonio 

sábado, 16 de enero de 2010

La Familia democrática

Este artículo se ha tomado del Diario Perú21, autoría Dr. Fernando Maestre. Es un tema importante, el que hemos tocado en anteriores post, por el hecho que debemos darnos cuenta que si el problema de la sociedad radica en la familia, la solución de este problema social nace en el seno familiar. Leamos con atención.

Los sufrimientos que encontramos en la sociedad tiene su origen en la manera de cómo se organizó la familia

De todos los problemas sociales que hoy tenemos, es la familia el núcleo donde habremos de encontrar los principales factores causantes de estas alteraciones. De los sufrimientos que encontramos en nuestra comunidad, todos tienen su punto de origen en la manera cómo se organizó la familia. Entre estos figuran: bulimia, anorexia, neurosis, adicciones, abortos en adolescentes, divorcios, aumento de delincuencia, promiscuidad, corrupción, etc.

fernando maestr El problema surge cuando las estructuras del hogar se organizan siguiendo dos de los modelos más negativos: el modelo autoritario machista y el modelo de sometimiento y pasividad. Cuando la dinámica familiar se enreda entre uno de esos polos es cuando surge la alteración emocional que habrá de ir repitiéndose de generación en generación hasta crear la problemática que hoy padecemos.

Lo recomendable es el trato democrático dentro del hogar, pero que incluya conductas respetuosas entre hermanos, de padre a hijo y viceversa, y entre esposos. Así se impedirá que un miembro del hogar abuse del otro, evitando modelos patológicos equivocados al enseñar que en la vida siempre tiene que existir un dominador y un dominado.

Si en la familia se instala este modelo, el problema se agravará puesto que los jóvenes y los adultos lo aplicarán en las escuelas, con las parejas y en cualquier otra situación social, creando la patología señalada.

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Actividad:

  1. Reflexionemos acerca del modelo de valores que vive nuestra familia, identifiquemos cuál es, y decidamos por un cambio a mejor, por nosotros y por nuestros hijos.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

viernes, 15 de enero de 2010

No es sólo orar

No es sólo orar por ellos, es sentir también como ellos sobre la pérdida de sus seres queridos: padres, hijos, esposo/a, amigos. Sentir lo que sienten ellos, el dolor, la soledad, la incertidumbre.

Por lo que vemos en los medios lo sufrido por el pueblo de Haití no tiene comparación con lo que pudimos haber vivido. Mi ciudad vivió un terremoto en 2001, pero no hubo tanta destrucción ni muerte.

Oremos y sintamos en nuestro corazón lo vivido por nuestros hermanos de Haití. Pidamos al Dios de la vida que puedan, a pesar de la tragedia, elevar su mirada al amor misericordioso del Padre.

Nuestra oración es necesaria. No sólo empecemos a organizarnos para brindar ayuda material, organicémonos en brindar aquella ayuda única y necesaria, el amor de Dios, y que a través de la oración se hace realidad, caridad concreta que logrará la paz, la resignación por lo perdido, aceptar lo vivido para alcanzar la plenitud entre la desgracia.

Dios es amor, esa debe ser la palabra que entre y desde la ruina debe guiar a la reconstrucción no sólo de la ciudad, sino del espíritu de la persona, de la institución familiar, de la Iglesia como tal.

Roguemos al Señor de la Vida que nuestros hermanos de Haití logren la paz espiritual pronto para que empiecen a reconstruir no sólo el edificio, sino también el alma.

terremoto haitiSobre todo,  pidamos por los niños que han quedado huérfanos

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Luis Antonio

miércoles, 6 de enero de 2010

Padres permisivos: ¿dónde está el límite? 2/3

Continuando con el tema 2 de este importante artículo sobre padres permisivos, el que se denomina “establecer marcos de referencia”, marcar límites razonables.

igualdadlapices Los psicólogos aconsejan que los padres eduquen a sus hijos e hijas con autoridad, pero marcando unos límites razonables

La comunicación en la familia es el pilar básico para el desarrollo del menor (configuración de su personalidad y modos de relacionarse con los propios miembros de la familia y con los amigos de la calle). Los padres deben escuchar a los hijos y los hijos a los padres. Pero es importante que estos últimos no olviden que, ante todo, ellos son adultos y "los niños necesitan que el adulto haga de adulto, porque como amigos ya tienen a los compañeros de clase, de fútbol o de cualquier otra actividad", señala Àngels Geis. "Entre padres e hijos debe haber confianza -añade-, pero los padres tienen que hacer de padres, aunque hay gente que no lo vea así". Los adultos constituyen el marco de referencia de los pequeños y, por ello, deben tener un proyecto educativo que establezca las normas. "Puede ser un proyecto de salud, de felicidad, de convivencia... Pero un proyecto claro, porque cuando no se tiene se claudica antes", especifica la profesora, quien considera que aquellos padres que se ríen ante la primera pataleta del hijo, tendrán más difícil corregir ese comportamiento cuando éste sea mayor. "Los límites que no se han impuesto al niño de pequeño son difíciles de imponer cuando es mayor", advierte.

Por su parte, Amparo Novo detalla cómo las personas seleccionan y jerarquizan valores e ideales, estéticas y modas, formas de convivencia y de vida entre los diferentes marcos a los que se enfrentan, desde la dependencia infantil hasta la autonomía personal.

"Las personas seleccionan y jerarquizan valores e ideales, estéticas y modas, formas de convivencia y de vida entre los diferentes marcos a los que se enfrentan"

Estos marcos contribuyen a modelar la conducta, sensibilidad y pensamiento de una persona, por lo que los progenitores deben ser conscientes de que sus hijos e hijas absorberán lo que proyecten sobre ellos. En este sentido, Àngels Geis diferencia dos tipos de niños: "los que tienen un marco de referencia tan cerrado que no pueden hacer nada y, cuando son mayores, o se rebelan o son retraídos, y los que no tienen un marco claro de referencia, sino límites flexibles, los mismos que si en un momento dado tienen que mostrarse violentos para llamar su atención no dudarán en hacerlo". "No está claro que se pueda identificar como consecuencia de la permisividad de los padres la conducta violenta de los hijos -contradice Novo-. Resulta exagerado emplear el término 'violencia' para calificar una conducta de desobediencia. Si se habla de niños agresivos, es probable que estos procedan de familias en las que los propios padres tienden a comportarse de forma desequilibrada y antisocial".

IMG_1373 Para enseñar a los hijos el camino más adecuado, los padres deben ser conscientes primero del que siguen ellos mismos. Si discuten delante del niño sobre el modo de educarle o se contradicen a la hora de dar una orden, habrá más posibilidades de que el pequeño se confunda y siga su propia trayectoria. Los padres deben estar convencidos de lo que exigen y no cambiar de idea ya que, aunque pueda parecer lo contrario, los niños que tienen unas normas se sienten seguros porque saben por dónde deben ir. Por ello, ante cualquier duda, se puede pedir ayuda externa de profesionales. "Los padres encuentran muchos recursos en la escuela, aunque a veces ocurre que, cuando se acercan a ella, en lugar de informarles de los logros que consiguen los pequeños, sólo destacan lo malo. Etiquetan y catalogan tanto a los hijos como a los padres, y estos no quieren ir para que alguien les diga sólo lo mal que lo hacen", sentencia Àngels Geis.

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Seamos conscientes de nuestro rol de padre. No perdamos frente a nuestros hijos esa autoridad y sobre todo la imagen y modelo de verdaderos padres que debemos ser…

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

El padre bueno y el “buen” padre

Este artículo es tomado del portal Familia en el Internet – www.familia.cl, leámoslo y meditémoslo como buenos padres que debemos ser.

vela

Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.

Padres buenos hay muchos, buenos padres hay pocos.

No creo que haya cosa más difícil que ser un buen padre. En cambio no es difícil ser un padre bueno.

Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.

El padre bueno quiere sin pensar, el buen padre piensa para querer.

El buen padre dice que sí cuando es sí, y no cuando es no; el padre bueno sólo sabe decir que sí.

El padre bueno hace del niño un pequeño dios que acaba en un pequeño demonio.

j0289852 El buen padre no hace ídolos; vive la presencia del único Dios.

El buen padre echa a volar la fantasía de su hijo dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas.

El padre bueno "amanteca" la voluntad de su hijo ahorrándole esfuerzos y responsabilidades.

El buen padre templa el carácter del hijo llevándolo por el camino del deber y del trabajo.

Y así, el padre bueno llega a la vejez decepcionado y tardíamente arrepentido, mientras el buen padre crece en años respetado, querido, y a la larga, comprendido.

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Seamos entonces “buenos padres y madres” que saben amar a sus hijos.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

martes, 5 de enero de 2010

La Carta de los Reyes Magos

Los Reyes Magos nos recuerdan los regalos que realmente necesitan nuestros hijos.

Queridos padres:

Baltasar, Gaspar y yo flipamos con vosotros. Hemos recibido miles de cartas pidiéndonos todo tipo de juguetes y cacharros. Estáis atiborrando a los niños de cosas superfluas, de regalos inútiles que dejarán abandonados en cualquier rincón en cuanto se pase el primer calentón de la novedad. Permitidnos que os recordemos los regalos que realmente necesitan vuestros hijos.

reyes magos En primer lugar, lo que más necesitan los niños es amor. Debéis achucharlos, besarlos, abrazarlos, acariciarlos. Y todo ello sin medida. Sin amor, los niños no pueden crecer ni madurar. Pero cuidado; no confundáis amor con sensiblería barata, amar no significa consentirlo todo, cumplir todos los caprichos o dejarse chantajear por sus pataletas. Eso sería malcriarlos.

Amar significa también establecer límites, enseñarles a distinguir lo que está bien y lo que no, lo que se puede y debe hacer en cada momento y lo que no se puede consentir. Amar también es castigar cuando es preciso.

Y esto enlaza con la segunda necesidad básica de todo niño: educación. Ésa es la mejor herencia que podéis dejarles. Hay que enseñarles a comportarse en cada circunstancia. Tenéis que decirles cómo deben comer, cómo usar los cubiertos, cómo vestir o cómo hablar en cada ocasión.

Y, sobre todo, debéis enseñarles a respetar a los demás, y eso implica que aprendan a cuidar el trato con los adultos y, especialmente, con sus profesores. A ver si desterramos de una vez esa falsa idea de que todos somos iguales. Todos somos iguales ante la ley y poco más.

No es lo mismo tratar con el Rey o con un obispo, que con un amigo de juegos, y eso hay que enseñárselo a los niños de pequeños; igual que deben aprender que la porquería no se tira al suelo o que no se debe escupir ni blasfemar.

Debéis enseñarles las normas de urbanidad y buena educación en casa. Vuestra responsabilidad no la podéis delegar en nadie. Y para educarlos correctamente se empieza predicando con el ejemplo: vosotros, los padres, sois el ejemplo que seguirán vuestros hijos. No lo olvidéis.

Debéis enseñarles también que su futuro depende de ellos mismos y de su esfuerzo, y que los sueños sólo se consiguen mediante sacrificio, porque las cosas importantes de la vida nadie se las va a regalar.

Por eso tenéis el deber de educar su voluntad para que sepan cuáles son sus obligaciones y las cumplan en cada momento. Debéis inculcarles que en la vida hay que hacer cosas que muchas veces no nos apetecen ni nos gustan, pero que son necesarias.

Lo bueno no siempre es lo que me gusta, y lo bueno (estudiar, por ejemplo) hay que hacerlo aunque suponga un esfuerzo. Por supuesto, también tenéis que recompensarles por el trabajo bien hecho, y para ello no siempre es necesario vaciar la cartera. A veces una felicitación cariñosa, un abrazo o un “estoy muy orgulloso de ti” vale más que todo el oro del mundo.

¿Queréis que sean buenos estudiantes y que disfruten leyendo? Pues ponedles un libro en la mano desde que son bebés. Estimuladlos. Primero serán libros de dibujos y fotos con palabras; libros de cartón duro que puedan manipular sin romperlos. Luego llegará el momento de los cuentos y más tarde de las novelas.

Pocas cosas unen más a un hijo con su padre que la lectura compartida de un libro. Primero los padres les leemos, luego llegará el momento de que lea un rato papá y otro el niño. Al final, el niño leerá solo y además disfrutará haciéndolo.

Mi hijo y yo disfrutamos leyendo los primeros libros; ahora ya los lee él (los Reyes Magos no estamos solteros y también tenemos hijos, ¿qué os creíais?).

Por último, lo mejor que podéis regalar a vuestros hijos es vuestro tiempo y vuestras personas. Debéis ayudarlos a hacer sus deberes. ¿Para qué os vale dedicar tanto tiempo al trabajo si os perdéis lo más importante: la infancia de vuestros pequeños?

Los niños os necesitan a su lado. Necesitan que los acostéis con un cuento y un beso, y los despertéis con un abrazo. Que les digáis a diario lo mucho que los queréis, que respetéis sus horarios, que juguéis con ellos; que os inventéis historias, que os disfracéis de ogros y les hagáis cosquillas, que os los comáis a besos.

Bueno, ya me he pasado; pero, por favor, recordadlo siempre: amad a vuestros hijos, educadlos y regaladles vuestro tiempo. Ellos os lo agradecerán algún día. Y si no, ¿qué importa?

A fin de cuentas, habréis cumplido con vuestra obligación de padres, que es una de las cosas más importantes y bonitas que puede hacer alguien en este mundo. Y eso llenará vuestra vida de felicidad y de sentido.

Atentamente, Melchor, rey.

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Creo que debemos tener en cuenta todo lo dicho… Que el Señor los bendiga y los guarde…

Fuente: Catholic.net

Luis Antonio

martes, 10 de noviembre de 2009

Belleza y espiritualidad del amor conyugal

Este artículo lo transcribo tal cual para su deleite espiritual en nuestra dimensión conyugal…

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Una inédita y excepcional Regla para los esposos escrita por el cardenal Karol Wojtyla, descubierta recientemente

Por Gilberto Hernández García

Vivir en la pareja el verdadero camino de la santidad. Esta es la regla de vida de Juan Pablo II para los esposos, que recientemente ha sido presentada en la Pontificia Universidad Lateranense. «Belleza y espiritualidad del amor conyugal» es el volumen que reúne tres textos inéditos del entonces cardenal polaco Karol Wojtyla sobre la espiritualidad familiar.

Se trata de un excepcional texto que el futuro Papa tituló «Regla para el grupo de parejas de esposos Humanae Vitae», y fue encontrado por un alumno polaco del Pontificio Instituto Juan Pablo II, en el archivo de la arquidiócesis de Cracovia.
La Regla para los esposos, tanto como la iniciativa de los grupos Humanae Vitae, nacieron a finales de los años sesenta inspirados en la célebre encíclica de Pablo VI, y constituye una idea original y sin precedente en la Polonia comunista de aquellos años, nacida de la experiencia y de la amistad con los jóvenes estudiantes universitarios de Srodowisko, «El ambiente», el grupo en el que nació la pastoral familiar y la espiritualidad del amor conyugal del futuro Papa Juan Pablo II.

esposos El texto no sólo revela el mismo sentir de estos dos grandes pastores de la Iglesia católica, sino también comporta una extraordinaria actualidad. El futuro Papa sostiene la convicción de que el matrimonio cristiano puede realizarse solamente como experiencia de una sociedad distinta de la común. Hay una preocupación profética por la crisis de los valores, que marca el destino de la sociedad occidental y de sus modelos.

El cardenal Karol Wojtyla explica que la santificación de la pareja se refiere a todas las dimensiones de la vida, a lo ordinario, a las cosas de cada día, que van de la mañana hasta la noche. Por eso la teología del sacramento del matrimonio no es un conjunto de cosas: como el deber, las prohibiciones, las devociones... sino vivir todo eso con fe.

La Regla del Papa polaco se dirige no a los cónyuges como personas individuales sino como pareja;  exhorta a las parejas a reunirse en grupos dedicados a reelaborar el modelo de vida conyugal y familiar para descubrir y vivir el profundo significado  espiritual que ella entraña.

En suma, de la Regla para los esposos emergen tres puntos fundamentales: el amor siempre necesita una regla porque no es únicamente un sentimiento sino la libre donación de sí mismos que entra en el ámbito de la responsabilidad; en segundo lugar, la regla solo puede vivirse en dirección hacia lo ideal y por lo tanto en la perspectiva de una espiritualidad; y, por último, se puede tender hacia la espiritualidad y vivir la Regla sólo si existe un ámbito de comunidad que acompañe a la familia creando una «familia de familias».

Camino hecho «a dos»

Según los estudiosos de la obra de Juan Pablo II, el pontífice escribía que en aquellos años, para él, lo más importante eran las cuestiones que los jóvenes se planteaban sobre cómo vivir, cómo afrontar y resolver los problemas relativos al amor y al matrimonio. Esas dudas le indicaron un camino también a él.

La fuente para el cardenal Wojtyla fue siempre la experiencia que une la dimensión del encuentro personal, la historia, la cultura, la oración y la mística. Gracias a esta experiencia reconocía a la Trinidad en el camino del hombre y la mujer; y en el sacramento de su amor descubría a Cristo esposo y a la Iglesia esposa. Esta es la idea de fondo de su espiritualidad del amor conyugal: El camino de la pareja es un camino hecho «a dos», en una comunión que encarna el amor esponsal de Dios.

Przemyslaw Kwiatkowski, candidato a doctor por el Pontificio Instituto Juan Pablo II y quien encontró el texto inédito del cardenal Wojtyla, en entrevista con Radio Vaticano habla sobre «el corazón» de la Regla de los esposos:

«El entonces cardenal Wojtyla, de modo valiente, dice sí a la verdad de la encíclica Humanae Vitae, y la dice de manera muy concreta, proponiendo un modo de vida: un grupo de parejas de esposos que vivan esta espiritualidad.

«El texto habla de la espiritualidad conyugal, es decir de la vida espiritual, experimentada de modo muy particular en la vida de pareja. Esta espiritualidad tiene que vivirse por ambos esposos, no solamente por parte de la mujer o del marido. Más aún, esta espiritualidad no tiene que encerrarse en la relación esposo-esposa, sino que se tiene que extender a un grupo de parejas que viven juntas, oran en conjunto y en conjunto quieren también hacer apostolado».

Madurada en la cura de almas, del párroco y del obispo, esta Regla del cardenal  Wojtyla proyecta sobre el tormentoso horizonte de la sociedad secularizada y multirreligiosa del tercer milenio la imagen del cristianismo, que en el matrimonio y en la familia extiende y afirma la dimensión trascendente de la vida humana.


Regla de Karol Wojtyla para los esposos

La presente Regla surge de una serie de experiencias con algunas parejas de esposos y, al mismo tiempo, sobre la base de la experiencia matrimonial de las parejas mismas. Nace contemporáneamente a la publicación de la encíclica Humanae Vitae, la cual propone a las parejas y a sus pastores las exigencias evangélicas de un matrimonio auténticamente cristiano. El grupo de parejas que adopta esta regla podrá tomar, por consiguiente, el nombre de Humanae vitae.

Juan_Pablo_II3 La regla se dirige a las parejas matrimoniales en su integridad y no de manera individual a los cónyuges. Es importante, en efecto, que ésta sea adoptada y practicada por las parejas de esposos y no por los maridos o por las esposas sin el compromiso de sus respectivos cónyuges.

En principio, la regla compromete a los esposos sólo a la vida según las normas de la moral cristiana que atañen al orden de los Mandamientos; no obliga, en cambio, a la vida según los consejos evangélicos estrictamente entendidos. En sentido estricto, en efecto, la realización de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia puede darse sólo por aquellas personas que son llamadas a la vida religiosa. Sin embargo, la experiencia de la vida conyugal demuestra que la observancia de las reglas morales anunciadas por la Iglesia no es posible sin un cierto grado de ascesis; las parejas de esposos pertenecientes a los grupos Humanae vitae deben, por lo tanto, reflexionar sobre cómo poner en práctica el espíritu de los consejos evangélicos.

El fin particular de los grupos Humanae Vitae es el continuo compromiso hacia la actitud espiritual, a fin de que la enseñanza integral de Cristo Señor sobre el matrimonio y la familia, anunciada por la Iglesia, pueda cumplirse en su matrimonio con plena comprensión y con pleno amor.

Se trata, por tanto, de formar una adecuada espiritualidad –es decir una vida interior– que permita configurar la vida conyugal y familiar de modo cristiano. Tal espiritualidad no puede existir en una forma definitiva, sobre el modelo de las congregaciones religiosas, sino que  debe ser constantemente reelaborada.

La reelaboración de la espiritualidad es otra tarea importante de los grupos. Un medio para esta reelaboración es la puesta en práctica por parte de cada pareja de aquellas actitudes espirituales mencionadas arriba.

El segundo fin particular de los grupos Humanae Vitae es el apostolado. Aunque aquí no son decididas las formas precisas. Sin  embargo, las parejas de esposos que formen parte de los grupos asuman el compromiso de un determinado apostolado y, sobre todo, de la oración constante a favor de las otras parejas de esposos y por la fundamental cuestión del matrimonio y de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. La forma de los diversos modelos de apostolado o de la oración tendrá que elaborarse progresivamente.

Se deja a las mismas parejas de esposos la decisión de comprometerse a realizar las tareas delineadas por medio de una promesa particular.

Traducción del italiano de Gilberto Hernández García

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Que el Señor los Bendiga y los Guarde

Luis Antonio

lunes, 9 de noviembre de 2009

Hijos, pequeños tiranos…

Cuántas veces hemos sido “amenazados” por aquellos pequeños seres que, paradójicamente, vamos criando día a día, brindándoseles nuestros amor y todas aquellas cosas que necesitan. Cuando ese “famoso pedido” se convierte en el inicio de una tiranía que rompe la armonía familiar debemos saber cómo enfrentarlo.

"¡Quiero esto y lo quiero ahora!"

¿por qué se convierten nuestros hijos en pequeños tiranos?

Descubrimos cuáles son las tres fases para criar niños déspotas y los cinco límites para evitarlo.

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Los niños y los jóvenes siempre han tenido conductas rebeldes propias de su edad. Pero últimamente, las noticias de sucesos han alcanzado un protagonismo alarmante. Muchos padres han pasado a ser las víctimas de las conductas agresivas de sus hijos.

Tiranos5 No hay que ceder a todos sus deseos

En un artículo de la revista XarxaFarma, Laura García Agustín, psicóloga directora del Centro Psicológico Clavesalud de Madrid nos explica cuáles son las conductas más indicativas que llevan a un niño a convertirse en un tirano. Por otro lado, nos desvela cuáles podrían ser las soluciones para evitarlo.

Volviendo a los sucesos que ocurren hoy en día, los datos extraídos en las Jornadas sobre violencia interfamiliar nos indican que las denuncias impuestas por padres, supuestamente agredidos por sus hijos, se han multiplicado por tres en los últimos años en la Comunidad Valenciana y por ocho, en los últimos cuatro años en Cataluña y en el País Vasco (España).

Asimismo, los casos de bullying en las escuelas son cada vez más frecuentes y todo nos hace apuntar a que cabría preguntarse qué está pasando alguna cosa con nuestros jóvenes.

La voz de los expertos

La mayoría de expertos en el tema coinciden en la idea de que los factores desencadenantes de esta situación son: la educación hedonista, la falta de tiempo compartido con los padres, la influencia de los medios de comunicación y sobretodo, la falta de límites ante los intereses personales de los jóvenes.

“Es obvio que se ha pasado de una situación de respeto, casi de miedo, hacia el padre o la autoridad a una falta de límites en la cual los jóvenes quieren imponer su ley de exigencia”, explica Javier Urra en su libro El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas.

La psicóloga Laura García divide en tres fases las conductas que indican el desarrollo de un niño que puede llegar a convertirse en un agresor.

1. La cultura de la inmediatez

La primera de ellas es: el niño caprichoso. Se convierte en amo de su casa en el sentido de que o se hace lo que él quiere, o su conducta cambia y la convivencia se convierte en algo muy difícil de llevar. La casa se convierte en un autentico campo de batalla.

Tiranos8 Son niños caprichosos, con una autoestima exagerada y un ego colosal como resultado de una sobreprotección excesiva y perniciosa de sus padres. Lo que quieren, lo quieren al momento y no admiten un ‘no’ como respuesta. Han aprendido a chantajear para conseguir aquello que quieren, incluso a exigir y a amenazar. Son niños fruto de la cultura de la inmediatez que no han podido aprender el valor de las cosas.

2. Yo, soy el rey

La segunda fase la denominan síndrome del emperador. Según el profesor de la Universidad de Valencia, Vicente Garrido, esta fase se caracteriza por una violencia persistente y global y de carácter evolutivo.

El experto explica que esta conducta suele empezar con el abandono del esfuerzo para los estudios, sigue con amenazas a los padres y pasa a los abusos psicológicos. Alerta también que en algunos casos puede llegar a las agresiones físicas.

Tiranos6 Este síndrome está caracterizado por factores como el poco miedo a ser castigados o la insensibilidad emocional, factor en que la educación ejerce un papel fundamental. “Cuanto más insensible sea el menor, menos efectiva será su educación”, dice Garrido.

Es muy importante hacer un esfuerzo para identificar a los jóvenes violentos y ayudar a los padres en su educación antes de que sea demasiado tarde, concluye el experto.

3. La dictadura agresiva

Con la tercera fase llega el grado máximo de ‘capricho tiránico’. La agresión a los padres es una situación que cada vez se ve más en los juzgados. La situación empieza con insultos, gritos, chantajes emocionales y amenazas y en el peor de los casos, llegan las agresiones físicas.

“Es un error”, explica Urra, justificar su conducta por su fuerte carácter o porque aguanta mucha presión en la escuela.

Tiranos9 Los padres inmaduros, con miedo y fácilmente manipulables sienten vergüenza hacia los demás y no cuentan su situación. “Ven a su hijo como una pesadilla”, dice Javier Urra.

Las presiones pueden llegar en edades muy tempranas, a veces a los 8 u 9 años, pero es más adelante cuando el hijo puede convertirse en un dictador.

El estudio de la violencia de los jóvenes en la familia: una aproximación a los menores denunciados por su padres constata que el 14% de los casos denunciados por violencia doméstica están protagonizados por menores.

Para los especialistas en esta materia la mejor prevención para todas estas actitudes es la de establecer limitaciones con eficacia.

Tiranos4 La prevención de una pesadilla tiene cinco soluciones

  1. Coger las riendas: los padres han de educar y han de actuar como modelos competentes para sus hijos. Su trabajo es establecer los límites y las normas y hacer que se cumplan, enseñarles los valores adecuados, la disciplina y el valor del esfuerzo. Hay que acostumbrarles a la espera, no hay que acudir inmediatamente cuando ellos lo digan, así aprenderán también a poner sus propias soluciones ante los problemas.

  2. Pautas y órdenes claras: para que una orden o instrucción sea eficaz tiene que seguir una serie de pautas. La orden hay que decirla una sola vez, especificando la conducta que se quiere de manera clara. Tiene que hacerse en el momento óptimo y tiene que ir acorde con la edad del niño, sin amenazas pero con mano dura. Es muy importante, comenta Javier Urra, establecer las consecuencias para una posible desobediencia.

  3. Restituir el papel del ‘no’: en los últimos años, muchas teorías insisten sobre la cantidad inmensa de negaciones que puede tener una criatura desde pequeña, y cómo esto se refleja en inseguridad y desconfianza cuando es mayor. Pero también se pasa muchas veces de la negociación a la aprobación total. “Hay muchas situaciones en las que hace falta decir ‘no’ simplemente porque la necesidad de otro es más importante”, dice Betsy Hart, experta en educación infantil en su libro Sin miedo a educar.

  4. Mantenerse fuerte delante de los enfados: según un estudio realizado en la Universidad de Pensilvana, Estados Unidos, los niños que presentan una tendencia más importante a los enfados temperamentales tienen más posibilidades de sufrir problemas emocionales cuando crecen. Los resultados reflejaban que estos niños presentan unos niveles más bajos de satisfacción vital, felicidad y autoestima en su vida adulta. Además, tienen menos comunicación con sus familiares, relaciones más pobres con sus padres y, en general, dificultad para intimar con los demás.

  5. Mostrarse seguros: “la respuesta del niño es directamente proporcional a la seguridad más o menos grande con la que se muestran sus padres delante de él”, señala Javier Urra. Los niños tienen una especie de radar para identificar el estado emocional de los padres y según esto, actuaran con mayor o menor insistencia para conseguir lo que se plantean. Por eso es tan importante mostrarse seguros ante los hijos, porque así, verán que no tienen nada que hacer.

Los niños tiranos no nacen, se hacen. Por eso es tan importante plantearse cómo será su educación “antes de que el niño nazca”, concluye Javier Urra. Sólo así sabrán cómo actuar y afrontar los problemas ante las situaciones adversas que se les presenten.

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Este artículo tiene como fuente a fluvium.org, autora: Carlota Falcó Vich – ForumLibertas.com

Ahora es tiempo que nosotros, esposos y padres, podamos reconocer aquellos errores que cometemos y que propician en nuestros amados hijos esos indicios de precoces tiranos en nuestro hogar.

Que el Señor los Bendiga y los Guarde…

Luis Antonio

martes, 3 de noviembre de 2009

Cómo educar hijos seguros de sí mismos

"Si brindas seguridad, enseñarás confianza"

Una persona segura de sí misma denota firmeza, positivismo, alta autoestima y determinación. Además, se caracteriza por ser independiente, autónoma, convincente y generar confianza en los demás. Todas estas cualidades las podemos cultivar en nuestros hijos dependiendo de la educación que les demos.

Todo padre desea que sus hijos tomen decisiones asertivas, se desarrollen socialmente, tengan la seguridad para expresar adecuadamente sus sentimientos, posean el suficiente valor para enfrentar situaciones complejas, y así poco a poco vayan ganando autonomía. No obstante, cuando se educa bajo un contexto de inseguridad y miedos, lo único que logramos es que nuestro hijo no pueda desarrollar las capacidades que en un futuro le serán determinantes.

Seguridad y autoestima

El pedagogo José María Lahoz García dice: “la seguridad en uno mismo es fruto del convencimiento de que se tiene la capacidad suficiente para manejar algunas situaciones con éxito y que se puede ofrecer algo valioso a los demás. Esta seguridad es consecuencia de lo que comúnmente llamamos autoestima”.

La autoestima le permite a la persona actuar con seguridad y afrontar la vida desde una perspectiva positiva y emprendedora. Además, proporciona la capacidad de resolver problemas graves porque se afrontan con optimismo. Asimismo, una alta autoestima certifica mayor tolerancia al fracaso.

Lo que debemos lograr con nuestros hijos, es que se sientan valiosos y queridos, haciendo un trabajo basado en el reconocimiento del logro, en el elogio y en la estimulación.

familia-hijos

“El desarrollo de la autoestima, es considerado por psicólogos infantiles como la puesta en marcha del `motor´ que impulsará al pequeño para que establezca y cumpla objetivos propios, pues se ha comprobado que un niño que se aprecia a sí mismo es físicamente más sano, tiene considerable motivación para aprender, actúa con responsabilidad y cuenta con mayor tolerancia en caso de que las cosas le salgan mal… Ayudarle al hijo a tener confianza en sí mismo, facilitará su convivencia con otras personas, le permitirá convencerse de que tiene capacidad para actuar con éxito en la vida y le hará entender que su amistad e ideas son tan valiosas como las de cualquier otra persona”, afirman María Elena Moura y Lorena Rodríguez en su artículo de saludymedicinas.com

Indicadores de inseguridad

Los niños inseguros suelen sentirse limitados porque no se atreven a hacer algunas cosas por cuenta propia, les cuesta establecer vínculos afectivos con otros chicos de su edad, no progresan en sus primeros aprendizajes escolares, se rinden al primer intento, se sienten frustrados cuando fallan y tienen muy presente la posibilidad de “hacer el ridículo”.

Un niño que carece de seguridad propia, tendrá muchos problemas en el futuro, debido a que sentirá angustias y preocupaciones innecesarias, que además se pudieron haber evitado. Todo esto lo pone en clara desventaja.

Las principales señales de un niño inseguro son:

  • Muestra temor excesivo a errores y fracasos.
  • Tiene poca motivación para jugar o convivir.
  • Carece de entusiasmo y presta poca atención a las clases.
  • Es muy sensible a las críticas u observaciones.
  • Invierte varias horas al estudio, pero su desempeño escolar es deficiente.
  • Puede ser muy tímido en el aula o, por el contrario, ruidoso y conflictivo.
  • Evita cualquier reto a sus hábitos.
  • Se siente frustrado en la escuela.
  • Tiende a descalificarse y a decir que no tiene habilidad para ciertas cosas.

A diferencia del niño seguro:

  • Es muy curioso.
  • Le gustan los desafíos.
  • Tiene muchas ganas y facilidad para aprender de sus diferentes materias escolares o actividades.
  • Los fracasos y errores representan oportunidades para aprender.
  • Conoce sus puntos “fuertes” y “débiles”.
  • Acude con gusto a clases.
  • Admite críticas.
  • Es muy sociable con sus compañeros.

Padres seguros, hijos seguros

Educar hijos seguros requiere que los padres también sean seguros. Recordemos que los padres educamos con el ejemplo. Si los hijos nos perciben seguros de nosotros mismos, ellos reflejarán esa firmeza en su conducta.

EDUCANDO A LOS HIJOS Los padres, familiares, profesores y amigos, son los principales entes influyentes en la personalidad del niño. “Estas personas actúan como espejos en los cuales el niño ve reflejada la imagen de sí mismo, y, a través de ellas, se va conociendo y va percibiendo el grado de aceptación y aprecio que producen sus actuaciones y su propia persona” indica José María Lahoz García.

No sobra decir que la percepción que tienen los niños de las reacciones de sus padres no se alimenta exclusivamente de las palabras que dicen, la comunicación no verbal y los sentimientos, le permitirán al niño percibir una realidad existente.

¿Cómo brindarles seguridad en sí mismos?

La comunicación padre e hijo es fundamental para ayudarle a incrementar la confianza en sí mismo. Igualmente, establecer fuertes lazos afectivos sin dejar a un lado las normas y la autoridad, ello con el fin de enseñarle a comprender que la vida tiene límites y debe valerse de sus fortalezas para afrontarlas. No obstante, es necesario comprender que no basta con que los padres sientan amor por su hijo, sino que deben aprender a transmitírselo.

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Fuente: Lafamilia.info

Que el Señor los Bendiga y los guarde…

Luis Antonio

lunes, 2 de noviembre de 2009

Padres sí; amigos no

Un maestro nos decía: “antes los hijos tenían miedo de sus padres, hoy los padres tienen miedo de sus hijos” - Mg. Manuel Rodríguez Canales, USP -. Esta afirmación tiene mucho de verdad puesto que la relación padres/hijos a venido desembocando en una pérdida de autoridad debido a la confusión de roles que como padres proyectamos: padres, amigos, padres y amigos, padres que no somos padres porque somos más amigos, etc.

El artículo que compartimos a continuación nos ofrece un punto de vista único respecto a cómo esta actitud paterna se vuelve irremediablemente permisiva. Hemos perdido la brújula de cómo decirles a nuestros hijos cuáles son los límites en su diario actuar.

Artículo tomado del Boletín Pastoral Familiar.

velaLa mayoría de los padres actuales con hijos en edad escolar, pertenecemos a una generación que padecimos una educación con un modelo claramente autoritario y que hoy disfrazamos cayendo en cierta tendencia permisiva con nuestros hijos.

Desde pequeñitos sabíamos lo que estaba bien y lo que estaba mal, hasta dónde se podía llegar ya hasta donde no. En definitiva, nuestros padres nos enseñaron un sistema de valores que conocíamos y entendíamos. Sin embargo la educación, tanto por parte de las familias, como por parte del sistema educativo, se sustentaban en un modelo autoritario. Es decir, se introducían gran cantidad de reglas y normas, esperando una obediencia estricta sin explicación. Las cosas eran así porque el profesor lo decía, porque mi padre me lo había mandado, o simplemente porque sí.

Aún así, el modelo funcionaba. Y fuimos muchos los que sin grandes traumas aprendimos unos principios morales que nos ayudaron no sólo a vivir sino a integrarnos positivamente en nuestra sociedad.

Todavía recuerdo el gran respeto que me producía desobedecer a mis padres. El miedo a hacer algo mal en la calle, y que un señor o una señora me a viesen y me amenazasen con decírselo a mi padre. ¡Qué diferencia con nuestros actuales días!. Te vez que te arañan el coche y si te atreves a decirles algo…, te quedas con el miedo a que puedan decirles algo a sus padres.

¿Y los profesores?. Esos siempre tenían la razón. Si te reñían sería por algo: - ¡algo malo habrás hecho! –. Y que no quisieran hablar con mis padres…

Sin embargo, es cierto que aunque el modelo funcionara, creaba personas temerosas e inseguras. Y que en un mundo racional y en el que cada vez más se trata de convencer y no de imponer, el modelo hacía aguas por todas partes.

Muchos fueron los que se comprometieron que esos comportamientos no los repetirían con sus hijos, y presas de esa corriente comprehensiva y democrática cayeron en nuestro actual padecimiento, el modelo permisivo: el padre colega, el padre amigo o el padre esclavo de su hijo. Se pasó del sometimiento de la autoridad paterna al padecimiento de la tiranía de los hijos.

padre permisivo ¿Y que nos hizo llegar a este error?. Las razones, aunque ya apuntadas, son diversas. En primer lugar deberíamos apuntar al complejo de repetir los roles vividos. En segundo lugar el haber entendido equivocadamente un modelo mucho más difícil de aplicar: el democrático.

Este modelo propugna una transmisión de los valores asentados en la reflexión conjunta padre-hijo. Procura la autonomía de los hijos al mismo tiempo que impone normas y reglas explicando las razones de las limitaciones y prohibiciones y procurando su cumplimiento. Y es esa la parte que algunos padres acostumbran a olvidar, la de exigir el cumplimiento de las normas, aunque posteriormente se le expliquen los porqués.

Otra parte más importante de este modelo es el de la negociación. Los asuntos, problemas, normas… se pueden negociar. Pero negociar es alcanzar por ambas partes acuerdos en las que ambas partes pierden algo en beneficio de un bien común. En esa negociación, es donde debemos hacer ver a nuestros hijos las razones de las normas. Pero además, no todo es negociable, y esto debe quedar muy claro desde el principio. Hay deberes y límites que nunca deben negociarse. Y este es otro error frecuente de los padres actuales. Los hijos deben conocer claramente los límites impuestos, y que éstos tienen un sentido, aceptándolos porque los comprenden.

¿Y en qué situaciones nos hallamos cuando estas normas y estos límites no están claramente definidos?. Es el modelo que frecuentemente se conoce como el permisivo. El padre-colega, víctima de la tiranía de su hijo. Padres que raramente son capaces de imponer límites y normas, y que no son capaces de imponer el cumplimiento de las normas a los hijos. Padres que ceden a los chantajes, a las pataletas y a las imposiciones de los hijos. Y ceden por comodidad, por cansancio o simplemente por impotencia.

Este padre amigo y colega se va haciendo desde que el hijo es muy pequeño, no imponiéndose desde el principio y cediendo a las pataletas. A todos se nos viene a la mente algún espectáculo vergonzoso que hemos tenido que presenciar en algún centro comercial, en el que algún padre se ha visto vencido por miedo a la vergüenza o “al qué dirán” cuando el pequeño ha montado el número. Y es que hay que tener claro que ante estas situaciones, no siendo conscientes que poco a poco irán quedando al margen, no habiendo sido capaces de transmitir a sus hijos unos principios morales que les defiendan de los peligros de la propia vida.

Recuerdo que en mis años más difíciles de adolescencia, un amigo de mi padre le aconsejó con buena intención: – sé más amigo de tu hijo –. A lo que mi padre respondió: – es que no puedo ser su amigo porque soy su padre.

padre e hijoAhora que yo soy el padre, entiendo lo que mi padre quiso decir. Porque es mucho más importante ser padre que ser amigo. También exige mucho más, y sobre todo exige responsabilidad, al mismo tiempo que comprensión y amor. Pero por encima de todo, de mucha capacidad de perdonar.

Se me viene a la cabeza ese dicho que dice: “Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito”, y que yo utilizaba para explicar a los padres de mis alumnos el momento que se les avecinaba con la adolescencia de sus hijos. Sin embargo, todo ese cariño exige responsabilidad. La responsabilidad de poner límites, de acordar soluciones y sobre todo de responder por los actos personales.

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Quiero complementar al artículo con este video, que en forma de broma, nos habla de cómo el padre después de la pataleta del hijo piensa en cómo no usó un condón para evitar vivir eso…

Se toma una realidad para crear una necesidad!!!!!!!!!!. Y esta triste realidad es que vamos formando hijos que hacen lo que les da la gana y que a la larga nunca sabrán obedecer, no se forjarán la autonomía necesaria para convivir, aquellos límites que los harán actuar.

Que el Señor los bendiga y guarde…

Luis Antonio

domingo, 25 de octubre de 2009

Qué significa ser padre hoy

El 'buen padre', imagen ampliamente difundida por las sociedades de consumo, es la de 'proveedor': aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar. Para "que no les falte nada a los hijos" trabaja jornadas dobles y aún los fines de semana. El padre no logra satisfacer las necesidades presentes, cuando ya le han sido creadas otras. Así se desgasta febrilmente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia única de ver crecer a los hijos.

Los padres que han logrado vencer las tradiciones atávicas de ser meros proveedores, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar".

A pesar de los iracundos reproches de quienes pretenden perpetuar el tabú inmemorial de que cuando el padre se involucra emocionalmente con el hijo se torna 'suave como una segunda madre', y que si participa en el cuidado y atención del hijo se convierte en simple 'mandilón', cada día son más los padres presentes en el quirófano en el momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé.

Se necesitan dos para engendrar un hijo. También se necesitan dos para su desarrollo. La intuición femenina permite a la madre establecer una comunicación vital con el hijo desde el momento mismo de su nacimiento. Interpreta las señales de temor en el infante y con mimos lo tranquiliza y conduce suavemente.

j0427628 La voz del padre es de importancia suma: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con cuidado", y el padre le dice "uno más", al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima. Juntos, tomados de la mano, padre y madre guían al retoño en el camino de la vida.

El padre de hoy se abre a las necesidades más sutiles del hijo: las emocionales y las psíquicas. Trasciende la preocupación de sí mismo y sus ocupaciones, y logra ver al hijo en sus propios términos. Propicia el ambiente que le permita el desarrollo de su potencial en un marco de libertad responsable, no de dominación.

No se detiene en la periferia, sino que conoce al hijo de cerca. Lo guía sin agresividad, con firmeza motivada y razonada, por el camino de los valores que desea heredarle. El padre de hoy se ha dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo, más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar. Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo.

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Entonces, ¿qué tipo de padre eres hoy?. Responde con prontitud estimado papá…

Que el Señor los bendiga y los guarde

Luis Antonio

La mejor escuela para padres: la familia

Este testimonio que comparto con ustedes es de sobremanera profundo en su esencia. Reconocer que nuestros hijos son los que nos ENSEÑAN a ser BUENOS PADRES rompe los esquemas a los que estamos acostumbrados: los hijos aprenden de nosotros. El Lic. Eduardo R. Cattaneo nos propone ser “aprendices” de nuestros hijos desde: las responsabilidades que nacen de ser padres, por el ejemplo que debemos proyectar, los valores que debemos cultivar. Leamos con mucha atención!!!!!!!!!!!!!!!!.

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Los padres deben enseñar y los hijos aprender, esto que se proclama como una verdad absoluta, suele ser muy poco cierta en la realidad ya que es, al menos, una visión muy parcializada de ella.

Con frecuencia hemos abordado desde nuestras páginas -¿o debería decir desde nuestros bytes?- diversos temas sobre nuestras obligaciones como padres, de la educación de nuestros hijos, lo que debemos enseñarles, etc. Recuerdo que e una oportunidad publicamos un par de notas sobre los derechos de los padres, o lo que los padres tienen derecho a exigir de sus hijos, pero muy poco hemos hablado de lo que nosotros aprendemos o deberíamos aprender de nuestros hijos.

j0402647 A poco de ponernos a reflexionar profunda y sinceramente sobre este tema, caeremos en la cuenta de que, a diferencia de lo que se cree habitualmente, nuestros niños nos enseñan más a nosotros que nosotros a ellos. Esto no deja de llamar mi atención ya que nosotros, los padres, casi siempre preocupados y ocupados de nuestros hijos, tenemos la intensión explícita de educar a nuestros hijos y, al menos en apariencia, nuestros hijos contribuyen a nuestra educación como padres sin proponérselo de manera alguna. Es que ellos son naturalmente educadores de sus padres, no están tan influidos por los criterios artificiales que se nos suelen imponer a los padres por los medios de comunicación, los planes oficiales de educación, la opinión de profesionales de la educación con sus nuevas teorías pedagógicas, y todos estos medios de información que nos transmiten, a los padres mas que a los hijos, una idea de educación familiar viciada de artificialidad.

Como no quisiera ser uno mas de estos que se dedican a difundir una educación artificial, de plástico, muy ligth, y demasiado soft, espero que sepan disculpar que lo que digo a continuación sea desde una óptica muy particular y personal, aunque en lugar de personal debería decir familiar, ya que lo que escribo a continuación no le ha sucedido solo a mi persona sino a nuestra familia.

Lo que nuestros hijos nos han enseñado

Mi esposa Viviana y yo nos casamos hace poco menos de 10 años, pretendiendo que habíamos conformado una familia, pero esta no comenzó a concretarse hasta que, un año después, nació Juan Manuel que contra todo lo previsto no pudo nacer por parto normal ya que tenía 4 circulares de cordón. Desde ese momento Juan Manuel nos enseñó a aceptar que no siempre las cosas salen como uno lo planea o desea. Nosotros habíamos planeado estar juntos en el momento del parto, pero los médicos no quisieron que yo estuviese presente ya que se trataba de una cesárea.

A los dos años de este feliz nacimiento, Dios nos dio a Mercedes que hoy tiene seis años y gracias a un buen médico pudo nacer por parto normal, en contra de todas las opiniones que indicaban que si el primero había nacido por cesárea todos los demás también debían nacer de la misma manera. Entonces nuestra niña nos enseñó a que debemos creer y esperar aun cuando todo parece indicar que las cosas no van a salir como las deseamos, nos enseñó que debemos tener una visión optimista de la vida.

Se imaginarán los lectores que, si mi memoria nos ayudase, podríamos sacar una enseñanza de cada uno de los actos de nuestros cuatro hijos, pero como no quiero agobiarlos con asuntos personales voy a hacer un resumen.

En los peores momentos, cuando uno de ellos se pescó una enfermedad que puso en riesgo su vida, hemos contado con su sonrisa que se ha convertido en un apoyo para soportar las dificultades. Cuando falleció el abuelito, ellos no lloraban porque tenían una seguridad envidiable sobre la felicidad que tendría su abuelo al estar gozando de una vida mejor que esta. Nos enseñaron entonces que el dolor es parte natural de la vida y que debe ser asumido para engrandecernos.

mama Por el hecho de ser cuatro niños Viviana y yo hemos debido compartir muchas tareas, tanto en el trabajo externo que nos provee el sustento, como en el trabajo dentro de la casa que nos organiza la vida familiar. Los chicos también, en la medida de sus posibilidades, colaboran con él trabajo familiar: los más grandes, antes de comer, lavan las manos de Facundo que todavía no ha cumplido dos años; son ellos los que le enseñan a José Ignacio, de cuatro años, a higienizar sus dientes antes de dormir y a tender la cama al levantarse. Nuestros hijos han mejorado notablemente nuestra capacidad de trabajar en equipo.

Cuando llegamos a casa, cansados por tanta labor y agotados por la lucha cotidiana, sus voces y sus sonrisas nos enseñan que hay que saber dejar los problemas del trabajo fuera de la casa, y cuando no se puede hay que compartirlos para hacerlos más soportables.

También ellos tienen sus aspectos negativos, sus picardías, sus malos comportamientos, que exigen de nosotros el máximo de nuestra paciencia para aguantar sus asuntos, la responsabilidad con los otros cuando rompen la ventana del vecino con una pelota, y la perseverancia necesaria para lograr fraguar en ellos los buenos hábitos. Por lo tanto ellos nos entrenan en virtudes tales como la paciencia, la responsabilidad y la perseverancia.

yvan paredes 2 Ellos no soportan las injusticias, aunque si entienden que no todos tienen los mismos derechos (ya que no tienen las mismas necesidades y obligaciones), de manera que los más grandes saben que deben bañarse por si mismos mientras que el más pequeño requiere de nuestra atención para tales menesteres, y saben además que ninguno de ellos por pequeño que sea tiene la exclusividad sobre los aquellos bombones que mamá había guardado para compartirlos en otro momento. Ellos nos exigen justicia, y la distinguen del igualitarismo raso. También nos enseñan de estas cosas que muchos hombres de gobierno parecen desconocer.

Podríamos escribir muchas páginas mas sobre este asunto, pero creemos que el asunto está comprendido y esta nota estaba destinada a ser mas corta de lo que es. Solo queda para el final decir que ellos nos piden que seamos un ejemplo para su realización, como dijo una vez una lectora de EVPP: "los niños no escuchan lo que les decimos, pero si nos ven".

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Seamos ejemplo de nuestros hijos aprendiendo día a día también de ellos.

Que el Señor los Bendiga y los Guarde…

Luis Antonio

jueves, 22 de octubre de 2009

Consecuencias del aborto

Qué ocurre en la mujer que opta por abortar. Qué sucede en su cuerpo o en su mente. Que preguntas se hará cada mañana, qué imágenes evocarán ese momento.

Les presento un interesante corto que nos habla de las consecuencias del aborto. Medítalo, repítelo, hazlo llegar a otros para que se convenzan que el aborto no es la mejor solución.

Después, queda la soledad de lo que ha hecho. Vivir en depresión, miedo, desesperación y arrepentimiento solapado. Queda entonces dirigirnos a la infinita misericordia de Dios, llorar y pedir perdón por la vida que se acabó por aquella DECISIÓN basada en la relativa libertad.

Oremos por ellas…

Luis Antonio

martes, 6 de octubre de 2009

Las relaciones conyugales y su influencia en la educación de los hijos

Este artículo es un llamado de atención para quienes no vemos que el problema educativo de nuestros hijos es por nuestra culpa… por nuestro egoísmo, nuestras frustraciones, nuestros temores y rencores…

Si en la pareja hay armonía, los niños crecerán en un ambiente sano.

Hay varios componentes que caracterizan a una pareja armónica. El primero y fundamental es el amor. El amor es la base sobre la cual se construye la vida conyugal. Cuando el amor se enfría o desaparece, la vida de la pareja se resquebraja.

andre-lechiguero-y-familia El amor trae consigo la felicidad, el buen humor, el deseo de vivir y de transmitir esa alegría a los que nos rodean, especialmente a los hijos. Una pareja feliz se nota en los gestos, en la mirada y en su forma de actuar.

Cada uno de los miembros de la pareja debe tener la libertad suficiente para elegir y decidir qué es lo que quiere hacer, y ambos deben intentar que se realice. El hecho de que uno de los dos se sienta frustrado, o que por culpa del otro no pueda realizar lo que verdaderamente quisiera, provoca un resentimiento que, a la larga, perjudicará la vida común.

Poder compartir plenamente la vida con su cónyuge, comentar, participar de los problemas y alegrías del otro, hacen que la vida de pareja alcance su plenitud. Todo esto ayuda a una buena comunicación.

Es importante que ambos discutan los criterios educativos que se aplicarán a los hijos. Deben llegar a un acuerdo y no deben contradecirse en presencia de los hijos.

La familia tiene una función importante: la función educadora, que sólo se puede desarrollar de manera armónica y progresiva, si existe una relación igualmente armónica y progresiva entre los cónyuges.

¿En qué se reconocen los hijos de una pareja armónica?

Podemos describir a un niño sano, de una pareja armónica, de la siguiente manera:

  1. Es equilibrado: no presenta demasiados altibajos en su comportamiento, y exterioriza sus emociones normalmente.
  2. Es sociable: es capaz de relacionarse con los que lo rodean. No presenta una timidez excesiva, ni agresividad marcada o irritabilidad.
  3. Presenta un desarrollo armónico: va adquiriendo las características que corresponden a cada edad. Crece en todos los aspectos: físico, social, afectivo, intelectual y moral, de manera normal y tranquila.
  4. Tiene un buen rendimiento escolar: el niño aprende fácilmente, no tiene trabas ni bloqueos que impidan el aprendizaje.
  5. Suele ser maduro afectivamente: sabe cómo relacionarse con las personas que lo rodean. Soporta las frustraciones que se le puedan presentar, y resuelve situaciones que a veces son conflictivas.
  6. No suele tener problemas de lenguaje: aprende a hablar a su tiempo. No tartamudea y se expresa correctamente.

No siempre se dan todas las características anteriores en un niño sano psicológicamente, hijo de una pareja bien constituida. Todo padre debe reflexionar acerca de ellas, porque son los objetivos de la educación de los hijos.

j0289917 Todos hemos aceptado el principio de que no hay amor más grande que el de los padres por sus hijos, pero basta con la observación cotidiana, para evaluar lo grande que también es el amor de los niños por sus mayores. Es un amor absoluto y feliz, sin reservas ni angustias. Un amor hecho de confianza y adoración, de fe en la perfección de la persona que se ama.

Esto se da en niños pequeños para quienes el mundo es un lugar de juego, poblado de seres infalibles que saben nutrir, abrigar, mimar, curar los males, enseñar muchas cosas, resolver las dificultades, apartar lo que lastima, elogiar, y a veces castigar.

Esta maravillosa confianza subsiste hasta que el adulto lo traiciona y el niño lo advierte. Aparece entonces, la primera mentira del niño, aunque sea pequeñísima, dictada por el recuerdo de un castigo no comprendido o desproporcionado, y más tarde el primer secreto confiado a un amigo y no a los familiares, a quienes ya se teme o se desconfía.

En el niño, estos cambios se producen poco a poco, y sin que él mismo se dé cuenta. Pero no faltan las desilusiones violentas y reveladoras, cuando advierte, por ejemplo, que los adultos discuten con frecuencia, que se complacen en pequeñas intrigas, y que hablan mal de personas, que no obstante, son queridas y simpáticas.

El niño comprende mucho más rápido y de manera profunda, y sufre con más intensidad de lo que comúnmente se cree, mientras que los padres lo consideran demasiado pequeño para entender sus conversaciones y discusiones.

Cuando las preocupaciones son el tema dominante de las conversaciones, cuando la actitud de los mayores se vuelve tensa, y el ambiente familiar se satura, el niño se siente confuso y culpable de vivir.

j0422200 Con frecuencia se emplea, en presencia del niño, un lenguaje excesivo, melodramático, que le da la impresión de que él es un peso y hasta un ser indeseable. No es raro escuchar expresiones como: “Vete a tu cuarto. Mamá y yo tenemos que hablar”. “Los niños no deben oír las conversaciones de los mayores”. “Yo no puedo salir, debo quedarme en casa a cuidar a los niños”. “¡Qué cansancio!. Estos niños me agotan”.

Es indispensable que los niños sientan a su alrededor una atmósfera de felicidad, y sepan que ésta se debe a ellos, a su presencia. Los niños no solamente tienen necesidad de alimento, sino de todo un clima de afecto y seguridad, que normalmente proporciona el amor recíproco y visible de los padres. Por lo tanto, es evidente que la primera víctima de los conflictos conyugales, es el hijo.

Entre las situaciones más penosas para el niño, se encuentra la separación de sus padres. En el plano afectivo, las consecuencias del divorcio son evidentes. Los hijos de parejas separadas suelen tener problemas educativos y de afectividad.

niño que llora Hay otras situaciones que afectan a los niños, como son las compensaciones y defensas de sus padres frente a los conflictos de pareja. Por ejemplo, el olvido, las actividades sociales muy frecuentes, la ocupación profesional exagerada y la huida en el alcohol.

RECORDEMOS… son los padres con sus actitudes, los que más van a influir a la conducta y la personalidad del niño, puesto que son los que, en primer lugar, constituyen el medio en que se desenvuelven los niños.

Si efectivamente son las conductas de los padres las que más influyen en el niño, es evidente que educar a un hijo es igual a educarse a sí mismo, nunca se debe discutir delante de los hijos, ni lanzar expresiones que puedan resultar confusas o dolorosas para el niño.

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Pidamos perdón antes de continuar…

Luis Antonio