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lunes, 18 de enero de 2010

Es “estrella” pero sobre todo “madre”

En la edición enero 2010 de la Revista Selecciones encontré una interesante entrevista a la actriz Reese Witherspoon, en la que hace referencia a su educación en el sur de Estados Unidos y mejor aún, cómo ésta le ayuda hoy en su rol de madre.

reese-witherspoon-black-white01 Manifiesta que ella CREE en lo importante que es para las personas que se tengan reglas claras, lo que genera en los niños sobre todo conductas más estructuradas que logren autonomía en ellos. Indica además que es vital que todos sepamos cuándo hacemos algo bien o cuándo, algo mal.

En otro momento del artículo refiere a la importancia de la formación y modelación de los valores sobre todo en el hogar y más aún, ve lo fundamental que es contar con una vivencia espiritual, tal como lo hace en familia participando de la celebración dominical en la Iglesia. Además realza la figura de su madre y abuela como las de mayor influencia en su vida.

Este testimonio es maravilloso. Conocer no sólo a la artista sino también a la madre “estrella de cine y de su hogar” que a pesar de la alfombra roja y el glamur intenta ser el modelo ideal para con sus hijos.

En anteriores oportunidades hemos manifestado cuán importante son las reglas y los límites para la persona. Lo dicen los “especialistas”. Hoy lo corrobora esta estrella. Resalta lo importante que es la formación de los valores y su modelación, en este caso, a través de su madre y abuela. Participar en la Iglesia es importante para ese crecimiento espiritual y de fe que se concretiza con el apoyo de los valores adquiridos.

Aprendamos del ejemplo de Reese Witherspoon valorando nuestra historia, a nuestros padres, nuestra educación. Al darnos cuenta, veremos que fue, es  y será la base de lo que nuestros hijos son y serán.

No es publicidad, pero si pueden conseguir la revista Selecciones y saborear el artículo en su totalidad conoceremos más ampliamente el mensaje de una estrella pero sobre todo buena madre.

Que el Señor los Bendiga y los guarde…

Luis Antonio 

sábado, 16 de enero de 2010

La Familia democrática

Este artículo se ha tomado del Diario Perú21, autoría Dr. Fernando Maestre. Es un tema importante, el que hemos tocado en anteriores post, por el hecho que debemos darnos cuenta que si el problema de la sociedad radica en la familia, la solución de este problema social nace en el seno familiar. Leamos con atención.

Los sufrimientos que encontramos en la sociedad tiene su origen en la manera de cómo se organizó la familia

De todos los problemas sociales que hoy tenemos, es la familia el núcleo donde habremos de encontrar los principales factores causantes de estas alteraciones. De los sufrimientos que encontramos en nuestra comunidad, todos tienen su punto de origen en la manera cómo se organizó la familia. Entre estos figuran: bulimia, anorexia, neurosis, adicciones, abortos en adolescentes, divorcios, aumento de delincuencia, promiscuidad, corrupción, etc.

fernando maestr El problema surge cuando las estructuras del hogar se organizan siguiendo dos de los modelos más negativos: el modelo autoritario machista y el modelo de sometimiento y pasividad. Cuando la dinámica familiar se enreda entre uno de esos polos es cuando surge la alteración emocional que habrá de ir repitiéndose de generación en generación hasta crear la problemática que hoy padecemos.

Lo recomendable es el trato democrático dentro del hogar, pero que incluya conductas respetuosas entre hermanos, de padre a hijo y viceversa, y entre esposos. Así se impedirá que un miembro del hogar abuse del otro, evitando modelos patológicos equivocados al enseñar que en la vida siempre tiene que existir un dominador y un dominado.

Si en la familia se instala este modelo, el problema se agravará puesto que los jóvenes y los adultos lo aplicarán en las escuelas, con las parejas y en cualquier otra situación social, creando la patología señalada.

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Actividad:

  1. Reflexionemos acerca del modelo de valores que vive nuestra familia, identifiquemos cuál es, y decidamos por un cambio a mejor, por nosotros y por nuestros hijos.

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

miércoles, 6 de enero de 2010

Padres permisivos: ¿dónde está el límite? 2/3

Continuando con el tema 2 de este importante artículo sobre padres permisivos, el que se denomina “establecer marcos de referencia”, marcar límites razonables.

igualdadlapices Los psicólogos aconsejan que los padres eduquen a sus hijos e hijas con autoridad, pero marcando unos límites razonables

La comunicación en la familia es el pilar básico para el desarrollo del menor (configuración de su personalidad y modos de relacionarse con los propios miembros de la familia y con los amigos de la calle). Los padres deben escuchar a los hijos y los hijos a los padres. Pero es importante que estos últimos no olviden que, ante todo, ellos son adultos y "los niños necesitan que el adulto haga de adulto, porque como amigos ya tienen a los compañeros de clase, de fútbol o de cualquier otra actividad", señala Àngels Geis. "Entre padres e hijos debe haber confianza -añade-, pero los padres tienen que hacer de padres, aunque hay gente que no lo vea así". Los adultos constituyen el marco de referencia de los pequeños y, por ello, deben tener un proyecto educativo que establezca las normas. "Puede ser un proyecto de salud, de felicidad, de convivencia... Pero un proyecto claro, porque cuando no se tiene se claudica antes", especifica la profesora, quien considera que aquellos padres que se ríen ante la primera pataleta del hijo, tendrán más difícil corregir ese comportamiento cuando éste sea mayor. "Los límites que no se han impuesto al niño de pequeño son difíciles de imponer cuando es mayor", advierte.

Por su parte, Amparo Novo detalla cómo las personas seleccionan y jerarquizan valores e ideales, estéticas y modas, formas de convivencia y de vida entre los diferentes marcos a los que se enfrentan, desde la dependencia infantil hasta la autonomía personal.

"Las personas seleccionan y jerarquizan valores e ideales, estéticas y modas, formas de convivencia y de vida entre los diferentes marcos a los que se enfrentan"

Estos marcos contribuyen a modelar la conducta, sensibilidad y pensamiento de una persona, por lo que los progenitores deben ser conscientes de que sus hijos e hijas absorberán lo que proyecten sobre ellos. En este sentido, Àngels Geis diferencia dos tipos de niños: "los que tienen un marco de referencia tan cerrado que no pueden hacer nada y, cuando son mayores, o se rebelan o son retraídos, y los que no tienen un marco claro de referencia, sino límites flexibles, los mismos que si en un momento dado tienen que mostrarse violentos para llamar su atención no dudarán en hacerlo". "No está claro que se pueda identificar como consecuencia de la permisividad de los padres la conducta violenta de los hijos -contradice Novo-. Resulta exagerado emplear el término 'violencia' para calificar una conducta de desobediencia. Si se habla de niños agresivos, es probable que estos procedan de familias en las que los propios padres tienden a comportarse de forma desequilibrada y antisocial".

IMG_1373 Para enseñar a los hijos el camino más adecuado, los padres deben ser conscientes primero del que siguen ellos mismos. Si discuten delante del niño sobre el modo de educarle o se contradicen a la hora de dar una orden, habrá más posibilidades de que el pequeño se confunda y siga su propia trayectoria. Los padres deben estar convencidos de lo que exigen y no cambiar de idea ya que, aunque pueda parecer lo contrario, los niños que tienen unas normas se sienten seguros porque saben por dónde deben ir. Por ello, ante cualquier duda, se puede pedir ayuda externa de profesionales. "Los padres encuentran muchos recursos en la escuela, aunque a veces ocurre que, cuando se acercan a ella, en lugar de informarles de los logros que consiguen los pequeños, sólo destacan lo malo. Etiquetan y catalogan tanto a los hijos como a los padres, y estos no quieren ir para que alguien les diga sólo lo mal que lo hacen", sentencia Àngels Geis.

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Seamos conscientes de nuestro rol de padre. No perdamos frente a nuestros hijos esa autoridad y sobre todo la imagen y modelo de verdaderos padres que debemos ser…

Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

martes, 5 de enero de 2010

La Carta de los Reyes Magos

Los Reyes Magos nos recuerdan los regalos que realmente necesitan nuestros hijos.

Queridos padres:

Baltasar, Gaspar y yo flipamos con vosotros. Hemos recibido miles de cartas pidiéndonos todo tipo de juguetes y cacharros. Estáis atiborrando a los niños de cosas superfluas, de regalos inútiles que dejarán abandonados en cualquier rincón en cuanto se pase el primer calentón de la novedad. Permitidnos que os recordemos los regalos que realmente necesitan vuestros hijos.

reyes magos En primer lugar, lo que más necesitan los niños es amor. Debéis achucharlos, besarlos, abrazarlos, acariciarlos. Y todo ello sin medida. Sin amor, los niños no pueden crecer ni madurar. Pero cuidado; no confundáis amor con sensiblería barata, amar no significa consentirlo todo, cumplir todos los caprichos o dejarse chantajear por sus pataletas. Eso sería malcriarlos.

Amar significa también establecer límites, enseñarles a distinguir lo que está bien y lo que no, lo que se puede y debe hacer en cada momento y lo que no se puede consentir. Amar también es castigar cuando es preciso.

Y esto enlaza con la segunda necesidad básica de todo niño: educación. Ésa es la mejor herencia que podéis dejarles. Hay que enseñarles a comportarse en cada circunstancia. Tenéis que decirles cómo deben comer, cómo usar los cubiertos, cómo vestir o cómo hablar en cada ocasión.

Y, sobre todo, debéis enseñarles a respetar a los demás, y eso implica que aprendan a cuidar el trato con los adultos y, especialmente, con sus profesores. A ver si desterramos de una vez esa falsa idea de que todos somos iguales. Todos somos iguales ante la ley y poco más.

No es lo mismo tratar con el Rey o con un obispo, que con un amigo de juegos, y eso hay que enseñárselo a los niños de pequeños; igual que deben aprender que la porquería no se tira al suelo o que no se debe escupir ni blasfemar.

Debéis enseñarles las normas de urbanidad y buena educación en casa. Vuestra responsabilidad no la podéis delegar en nadie. Y para educarlos correctamente se empieza predicando con el ejemplo: vosotros, los padres, sois el ejemplo que seguirán vuestros hijos. No lo olvidéis.

Debéis enseñarles también que su futuro depende de ellos mismos y de su esfuerzo, y que los sueños sólo se consiguen mediante sacrificio, porque las cosas importantes de la vida nadie se las va a regalar.

Por eso tenéis el deber de educar su voluntad para que sepan cuáles son sus obligaciones y las cumplan en cada momento. Debéis inculcarles que en la vida hay que hacer cosas que muchas veces no nos apetecen ni nos gustan, pero que son necesarias.

Lo bueno no siempre es lo que me gusta, y lo bueno (estudiar, por ejemplo) hay que hacerlo aunque suponga un esfuerzo. Por supuesto, también tenéis que recompensarles por el trabajo bien hecho, y para ello no siempre es necesario vaciar la cartera. A veces una felicitación cariñosa, un abrazo o un “estoy muy orgulloso de ti” vale más que todo el oro del mundo.

¿Queréis que sean buenos estudiantes y que disfruten leyendo? Pues ponedles un libro en la mano desde que son bebés. Estimuladlos. Primero serán libros de dibujos y fotos con palabras; libros de cartón duro que puedan manipular sin romperlos. Luego llegará el momento de los cuentos y más tarde de las novelas.

Pocas cosas unen más a un hijo con su padre que la lectura compartida de un libro. Primero los padres les leemos, luego llegará el momento de que lea un rato papá y otro el niño. Al final, el niño leerá solo y además disfrutará haciéndolo.

Mi hijo y yo disfrutamos leyendo los primeros libros; ahora ya los lee él (los Reyes Magos no estamos solteros y también tenemos hijos, ¿qué os creíais?).

Por último, lo mejor que podéis regalar a vuestros hijos es vuestro tiempo y vuestras personas. Debéis ayudarlos a hacer sus deberes. ¿Para qué os vale dedicar tanto tiempo al trabajo si os perdéis lo más importante: la infancia de vuestros pequeños?

Los niños os necesitan a su lado. Necesitan que los acostéis con un cuento y un beso, y los despertéis con un abrazo. Que les digáis a diario lo mucho que los queréis, que respetéis sus horarios, que juguéis con ellos; que os inventéis historias, que os disfracéis de ogros y les hagáis cosquillas, que os los comáis a besos.

Bueno, ya me he pasado; pero, por favor, recordadlo siempre: amad a vuestros hijos, educadlos y regaladles vuestro tiempo. Ellos os lo agradecerán algún día. Y si no, ¿qué importa?

A fin de cuentas, habréis cumplido con vuestra obligación de padres, que es una de las cosas más importantes y bonitas que puede hacer alguien en este mundo. Y eso llenará vuestra vida de felicidad y de sentido.

Atentamente, Melchor, rey.

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Creo que debemos tener en cuenta todo lo dicho… Que el Señor los bendiga y los guarde…

Fuente: Catholic.net

Luis Antonio

martes, 3 de noviembre de 2009

Cómo educar hijos seguros de sí mismos

"Si brindas seguridad, enseñarás confianza"

Una persona segura de sí misma denota firmeza, positivismo, alta autoestima y determinación. Además, se caracteriza por ser independiente, autónoma, convincente y generar confianza en los demás. Todas estas cualidades las podemos cultivar en nuestros hijos dependiendo de la educación que les demos.

Todo padre desea que sus hijos tomen decisiones asertivas, se desarrollen socialmente, tengan la seguridad para expresar adecuadamente sus sentimientos, posean el suficiente valor para enfrentar situaciones complejas, y así poco a poco vayan ganando autonomía. No obstante, cuando se educa bajo un contexto de inseguridad y miedos, lo único que logramos es que nuestro hijo no pueda desarrollar las capacidades que en un futuro le serán determinantes.

Seguridad y autoestima

El pedagogo José María Lahoz García dice: “la seguridad en uno mismo es fruto del convencimiento de que se tiene la capacidad suficiente para manejar algunas situaciones con éxito y que se puede ofrecer algo valioso a los demás. Esta seguridad es consecuencia de lo que comúnmente llamamos autoestima”.

La autoestima le permite a la persona actuar con seguridad y afrontar la vida desde una perspectiva positiva y emprendedora. Además, proporciona la capacidad de resolver problemas graves porque se afrontan con optimismo. Asimismo, una alta autoestima certifica mayor tolerancia al fracaso.

Lo que debemos lograr con nuestros hijos, es que se sientan valiosos y queridos, haciendo un trabajo basado en el reconocimiento del logro, en el elogio y en la estimulación.

familia-hijos

“El desarrollo de la autoestima, es considerado por psicólogos infantiles como la puesta en marcha del `motor´ que impulsará al pequeño para que establezca y cumpla objetivos propios, pues se ha comprobado que un niño que se aprecia a sí mismo es físicamente más sano, tiene considerable motivación para aprender, actúa con responsabilidad y cuenta con mayor tolerancia en caso de que las cosas le salgan mal… Ayudarle al hijo a tener confianza en sí mismo, facilitará su convivencia con otras personas, le permitirá convencerse de que tiene capacidad para actuar con éxito en la vida y le hará entender que su amistad e ideas son tan valiosas como las de cualquier otra persona”, afirman María Elena Moura y Lorena Rodríguez en su artículo de saludymedicinas.com

Indicadores de inseguridad

Los niños inseguros suelen sentirse limitados porque no se atreven a hacer algunas cosas por cuenta propia, les cuesta establecer vínculos afectivos con otros chicos de su edad, no progresan en sus primeros aprendizajes escolares, se rinden al primer intento, se sienten frustrados cuando fallan y tienen muy presente la posibilidad de “hacer el ridículo”.

Un niño que carece de seguridad propia, tendrá muchos problemas en el futuro, debido a que sentirá angustias y preocupaciones innecesarias, que además se pudieron haber evitado. Todo esto lo pone en clara desventaja.

Las principales señales de un niño inseguro son:

  • Muestra temor excesivo a errores y fracasos.
  • Tiene poca motivación para jugar o convivir.
  • Carece de entusiasmo y presta poca atención a las clases.
  • Es muy sensible a las críticas u observaciones.
  • Invierte varias horas al estudio, pero su desempeño escolar es deficiente.
  • Puede ser muy tímido en el aula o, por el contrario, ruidoso y conflictivo.
  • Evita cualquier reto a sus hábitos.
  • Se siente frustrado en la escuela.
  • Tiende a descalificarse y a decir que no tiene habilidad para ciertas cosas.

A diferencia del niño seguro:

  • Es muy curioso.
  • Le gustan los desafíos.
  • Tiene muchas ganas y facilidad para aprender de sus diferentes materias escolares o actividades.
  • Los fracasos y errores representan oportunidades para aprender.
  • Conoce sus puntos “fuertes” y “débiles”.
  • Acude con gusto a clases.
  • Admite críticas.
  • Es muy sociable con sus compañeros.

Padres seguros, hijos seguros

Educar hijos seguros requiere que los padres también sean seguros. Recordemos que los padres educamos con el ejemplo. Si los hijos nos perciben seguros de nosotros mismos, ellos reflejarán esa firmeza en su conducta.

EDUCANDO A LOS HIJOS Los padres, familiares, profesores y amigos, son los principales entes influyentes en la personalidad del niño. “Estas personas actúan como espejos en los cuales el niño ve reflejada la imagen de sí mismo, y, a través de ellas, se va conociendo y va percibiendo el grado de aceptación y aprecio que producen sus actuaciones y su propia persona” indica José María Lahoz García.

No sobra decir que la percepción que tienen los niños de las reacciones de sus padres no se alimenta exclusivamente de las palabras que dicen, la comunicación no verbal y los sentimientos, le permitirán al niño percibir una realidad existente.

¿Cómo brindarles seguridad en sí mismos?

La comunicación padre e hijo es fundamental para ayudarle a incrementar la confianza en sí mismo. Igualmente, establecer fuertes lazos afectivos sin dejar a un lado las normas y la autoridad, ello con el fin de enseñarle a comprender que la vida tiene límites y debe valerse de sus fortalezas para afrontarlas. No obstante, es necesario comprender que no basta con que los padres sientan amor por su hijo, sino que deben aprender a transmitírselo.

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Fuente: Lafamilia.info

Que el Señor los Bendiga y los guarde…

Luis Antonio

lunes, 2 de noviembre de 2009

Padres sí; amigos no

Un maestro nos decía: “antes los hijos tenían miedo de sus padres, hoy los padres tienen miedo de sus hijos” - Mg. Manuel Rodríguez Canales, USP -. Esta afirmación tiene mucho de verdad puesto que la relación padres/hijos a venido desembocando en una pérdida de autoridad debido a la confusión de roles que como padres proyectamos: padres, amigos, padres y amigos, padres que no somos padres porque somos más amigos, etc.

El artículo que compartimos a continuación nos ofrece un punto de vista único respecto a cómo esta actitud paterna se vuelve irremediablemente permisiva. Hemos perdido la brújula de cómo decirles a nuestros hijos cuáles son los límites en su diario actuar.

Artículo tomado del Boletín Pastoral Familiar.

velaLa mayoría de los padres actuales con hijos en edad escolar, pertenecemos a una generación que padecimos una educación con un modelo claramente autoritario y que hoy disfrazamos cayendo en cierta tendencia permisiva con nuestros hijos.

Desde pequeñitos sabíamos lo que estaba bien y lo que estaba mal, hasta dónde se podía llegar ya hasta donde no. En definitiva, nuestros padres nos enseñaron un sistema de valores que conocíamos y entendíamos. Sin embargo la educación, tanto por parte de las familias, como por parte del sistema educativo, se sustentaban en un modelo autoritario. Es decir, se introducían gran cantidad de reglas y normas, esperando una obediencia estricta sin explicación. Las cosas eran así porque el profesor lo decía, porque mi padre me lo había mandado, o simplemente porque sí.

Aún así, el modelo funcionaba. Y fuimos muchos los que sin grandes traumas aprendimos unos principios morales que nos ayudaron no sólo a vivir sino a integrarnos positivamente en nuestra sociedad.

Todavía recuerdo el gran respeto que me producía desobedecer a mis padres. El miedo a hacer algo mal en la calle, y que un señor o una señora me a viesen y me amenazasen con decírselo a mi padre. ¡Qué diferencia con nuestros actuales días!. Te vez que te arañan el coche y si te atreves a decirles algo…, te quedas con el miedo a que puedan decirles algo a sus padres.

¿Y los profesores?. Esos siempre tenían la razón. Si te reñían sería por algo: - ¡algo malo habrás hecho! –. Y que no quisieran hablar con mis padres…

Sin embargo, es cierto que aunque el modelo funcionara, creaba personas temerosas e inseguras. Y que en un mundo racional y en el que cada vez más se trata de convencer y no de imponer, el modelo hacía aguas por todas partes.

Muchos fueron los que se comprometieron que esos comportamientos no los repetirían con sus hijos, y presas de esa corriente comprehensiva y democrática cayeron en nuestro actual padecimiento, el modelo permisivo: el padre colega, el padre amigo o el padre esclavo de su hijo. Se pasó del sometimiento de la autoridad paterna al padecimiento de la tiranía de los hijos.

padre permisivo ¿Y que nos hizo llegar a este error?. Las razones, aunque ya apuntadas, son diversas. En primer lugar deberíamos apuntar al complejo de repetir los roles vividos. En segundo lugar el haber entendido equivocadamente un modelo mucho más difícil de aplicar: el democrático.

Este modelo propugna una transmisión de los valores asentados en la reflexión conjunta padre-hijo. Procura la autonomía de los hijos al mismo tiempo que impone normas y reglas explicando las razones de las limitaciones y prohibiciones y procurando su cumplimiento. Y es esa la parte que algunos padres acostumbran a olvidar, la de exigir el cumplimiento de las normas, aunque posteriormente se le expliquen los porqués.

Otra parte más importante de este modelo es el de la negociación. Los asuntos, problemas, normas… se pueden negociar. Pero negociar es alcanzar por ambas partes acuerdos en las que ambas partes pierden algo en beneficio de un bien común. En esa negociación, es donde debemos hacer ver a nuestros hijos las razones de las normas. Pero además, no todo es negociable, y esto debe quedar muy claro desde el principio. Hay deberes y límites que nunca deben negociarse. Y este es otro error frecuente de los padres actuales. Los hijos deben conocer claramente los límites impuestos, y que éstos tienen un sentido, aceptándolos porque los comprenden.

¿Y en qué situaciones nos hallamos cuando estas normas y estos límites no están claramente definidos?. Es el modelo que frecuentemente se conoce como el permisivo. El padre-colega, víctima de la tiranía de su hijo. Padres que raramente son capaces de imponer límites y normas, y que no son capaces de imponer el cumplimiento de las normas a los hijos. Padres que ceden a los chantajes, a las pataletas y a las imposiciones de los hijos. Y ceden por comodidad, por cansancio o simplemente por impotencia.

Este padre amigo y colega se va haciendo desde que el hijo es muy pequeño, no imponiéndose desde el principio y cediendo a las pataletas. A todos se nos viene a la mente algún espectáculo vergonzoso que hemos tenido que presenciar en algún centro comercial, en el que algún padre se ha visto vencido por miedo a la vergüenza o “al qué dirán” cuando el pequeño ha montado el número. Y es que hay que tener claro que ante estas situaciones, no siendo conscientes que poco a poco irán quedando al margen, no habiendo sido capaces de transmitir a sus hijos unos principios morales que les defiendan de los peligros de la propia vida.

Recuerdo que en mis años más difíciles de adolescencia, un amigo de mi padre le aconsejó con buena intención: – sé más amigo de tu hijo –. A lo que mi padre respondió: – es que no puedo ser su amigo porque soy su padre.

padre e hijoAhora que yo soy el padre, entiendo lo que mi padre quiso decir. Porque es mucho más importante ser padre que ser amigo. También exige mucho más, y sobre todo exige responsabilidad, al mismo tiempo que comprensión y amor. Pero por encima de todo, de mucha capacidad de perdonar.

Se me viene a la cabeza ese dicho que dice: “Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito”, y que yo utilizaba para explicar a los padres de mis alumnos el momento que se les avecinaba con la adolescencia de sus hijos. Sin embargo, todo ese cariño exige responsabilidad. La responsabilidad de poner límites, de acordar soluciones y sobre todo de responder por los actos personales.

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Quiero complementar al artículo con este video, que en forma de broma, nos habla de cómo el padre después de la pataleta del hijo piensa en cómo no usó un condón para evitar vivir eso…

Se toma una realidad para crear una necesidad!!!!!!!!!!. Y esta triste realidad es que vamos formando hijos que hacen lo que les da la gana y que a la larga nunca sabrán obedecer, no se forjarán la autonomía necesaria para convivir, aquellos límites que los harán actuar.

Que el Señor los bendiga y guarde…

Luis Antonio

domingo, 25 de octubre de 2009

Qué significa ser padre hoy

El 'buen padre', imagen ampliamente difundida por las sociedades de consumo, es la de 'proveedor': aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar. Para "que no les falte nada a los hijos" trabaja jornadas dobles y aún los fines de semana. El padre no logra satisfacer las necesidades presentes, cuando ya le han sido creadas otras. Así se desgasta febrilmente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia única de ver crecer a los hijos.

Los padres que han logrado vencer las tradiciones atávicas de ser meros proveedores, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar".

A pesar de los iracundos reproches de quienes pretenden perpetuar el tabú inmemorial de que cuando el padre se involucra emocionalmente con el hijo se torna 'suave como una segunda madre', y que si participa en el cuidado y atención del hijo se convierte en simple 'mandilón', cada día son más los padres presentes en el quirófano en el momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé.

Se necesitan dos para engendrar un hijo. También se necesitan dos para su desarrollo. La intuición femenina permite a la madre establecer una comunicación vital con el hijo desde el momento mismo de su nacimiento. Interpreta las señales de temor en el infante y con mimos lo tranquiliza y conduce suavemente.

j0427628 La voz del padre es de importancia suma: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con cuidado", y el padre le dice "uno más", al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima. Juntos, tomados de la mano, padre y madre guían al retoño en el camino de la vida.

El padre de hoy se abre a las necesidades más sutiles del hijo: las emocionales y las psíquicas. Trasciende la preocupación de sí mismo y sus ocupaciones, y logra ver al hijo en sus propios términos. Propicia el ambiente que le permita el desarrollo de su potencial en un marco de libertad responsable, no de dominación.

No se detiene en la periferia, sino que conoce al hijo de cerca. Lo guía sin agresividad, con firmeza motivada y razonada, por el camino de los valores que desea heredarle. El padre de hoy se ha dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo, más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar. Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo.

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Entonces, ¿qué tipo de padre eres hoy?. Responde con prontitud estimado papá…

Que el Señor los bendiga y los guarde

Luis Antonio

jueves, 24 de septiembre de 2009

El matrimonio ayer, hoy y siempre

Continuando con Luce Bustillo-Schott desde Catholic.net comparto este interesante artículo cuyo mensaje es: el matrimonio es el mismo ayer, hoy y siempre. Dejemos de vivir en engaños pensando en lo fácil que puede ser “empezar otra vez”; por el contrario, busquemos la santidad en la unión esponsal. En nosotros está lograrlo, sólo en nosotros está el poder hacer que dure para siempre… leamos el mensaje.

El matrimonio…

El matrimonio es y siempre será una unión indisoluble. Ante los ojos de Dios no hay alternativas después de que Él ha dado Su bendición y sellado dos almas con Su promesa de amor "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".(Mat.19,6)

"¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es mas que su maestro, si bien cuando termine su aprendizaje será como su maestro" (Lc 6,39-40).

Cuando un "ciego" dice que los casados que se separan se casen otra vez ("así rehacen sus vidas y pueden ser felices") y mas de cuatro repiten esta creencia, nos encontramos ante un ciego que guía a otros ciegos que están convencidos de que lo que dicen es lo mejor y lo correcto. Así lo que sucede es que terminarán cayendo todos en el "hoyo".

Por el hecho de que un grupo de ciegos no pueden ver el sol no quiere decir que no existe la luz. Por el hecho de que no todos entendemos las verdades de la fe no significa que no sean ciertas. Si nos comparamos con Dios podremos darnos cuenta de que somos de mente corta y que nuestros pensamientos son finitos y al fin y al cabo nos dejamos cegar por aquellos que insisten en vivir en la oscuridad.

Entender las verdades de la fe no es fácil y menos cuando decidimos buscar una felicidad falsa y egoísta queriendo ir contra la voluntad de Dios faltando a Su Palabra y a Sus mandamientos, al dar rienda suelta a nuestras pasiones desordenadas y al dejarnos guiar solo por el deseo, la pasión y el querer, confundiendo todo esto con el verdadero amor.

j0309376 El verdadero amor esponsal solo se vive dentro del matrimonio en todo su esplendor y plenitud ya que los esposos han recibido la fuerza del Espíritu Santo a través de la bendición de Dios al unir en alianza dos vidas en una.

Hoy el hombre camina "ciego" en un mundo lleno de engaños y mentiras por buscar desesperadamente una felicidad falsa viviendo en desobediencia a Dios y apartados de Él, faltando al cumplimiento de Sus leyes y preceptos, arriesgando su santidad, salvación y vida eterna.

En el afán de "rehacer sus vidas" buscan de cualquier manera la aprobación a lo que quieren acudiendo a algunos sacerdotes que en su fragilidad humana y conmovidos por el sufrimiento buscan dar la respuesta que creen están esperando esa mujer o ese hombre: rehacer sus vidas a través de una nueva unión. Pero estas personas no se dan cuenta de que si el sacerdote es un hombre de oración profunda y de santidad les diría más bien: lucha por tu matrimonio, oremos juntos por ese esposo(a), reza mucho por él, ten fe en que para Dios nada es imposible y lo importante es su alma.

Si el sacerdote da una respuesta equivocada uno puede creer que está bien buscar una nueva unión, que ese sacerdote ha dado el mejor consejo, y siguen adelante sin darse cuenta de que el enemigo los ha engañado valiéndose del sacerdote llevándolos a caer en el "hoyo", viviendo en adulterio y olvidándose que han abandonado a la esposa(o) e hijos y que nadie puede ser feliz sobre el dolor y la desolación de otros y menos de aquellos a los que Dios le dio a cuidar.

El enemigo a quienes más ciega son a aquellos que están cerca de Dios, que van a misa, que están en ministerios y ayudan de manera especial a sus parroquias sacándolos del camino al hacerles creer que pueden y tienen derecho a ser felices.

¿Acaso un ciego puede guiar a otro ciego? Muchos hoy viven de esta manera "ciegos" a la única felicidad y verdad que existe, Jesús. Si fuéramos verdaderos discípulos de Jesús, del Maestro, le imitaríamos en todo especialmente en el amor, amando como Él ama, perdonando como Él perdona, haciendo siempre el bien, buscando la perfección y santidad para llegar un día a alcanzar los bienes eternos junto a Dios.

j0427849 El matrimonio es y siempre será una unión indisoluble. Ante los ojos de Dios no hay alternativas después de que Él ha dado Su bendición y sellado dos almas con Su promesa de amor "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".(Mat.19,6).

Pidamos a nuestra Madre Santísima que interceda por los matrimonios para que cada día puedan encontrar en Jesús la fuente de agua viva que los mantenga unidos, que interceda como lo hice en Caná de Galilea y le pida por aquellos que se les ha acabado el vino, que llene nuestras tinajas con el mejor vino para que sean restaurados tantos matrimonios, y que de esa manera podamos glorificar a Dios. Que interceda por nuestros sacerdotes para que puedan alcanzar las gracias por Él prometidas y puedan cumplir Su Palabra y hacerla vida en ellos, dando a todos Sus hijos consejos a la luz del evangelio con amor y santidad por la salvación de las almas.

¿De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? (Mt.16, 24-28)

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El matrimonio es para toda nuestra vida. Si todavía estás en la posibilidad de luchar por él hazlo, no pierdas tiempo. Si deseas repasa los post anteriores donde hablamos de las secuelas del divorcio en nuestros hijos.

Dejemos el egoísmo que mata el amor… Que el Señor los bendiga y los guarde…

Luis Antonio

jueves, 17 de septiembre de 2009

Diez reglas para que nuestros hijos se desarrollen armoniosamente

En el colegio donde laboro actualmente me encuentro todos los días con el mismo caso: adolescentes y jóvenes que no logran identificar los límites básicos dentro de su libertad para lograr una adecuada relación interpersonal e intrapersonal. No han logrado aquel desarrollo armonioso ideal que nace de la casa y se refuerza en la escuela y que hace de ellos unos seres felices, con criterio propio y que saben distinguir qué valores deben hacer realidad. Las razones pueden ser muchas, pero en el fondo, la culpa es nuestra papá y mamá porque no prestamos la atención necesaria a nuestros hijos, sobre todo, en aquellas etapas críticas de su crecimiento y formación, donde más se necesita nuestra presencia como modelos y guías.

Otras veces estamos presentes pero somos padres muy permisivos, dejamos hacer y dejamos pasar. Que todo haga, todo está permitido, no importa lo que suceda porque su papá lo arreglará. No los dejamos crecer, les cortamos las alas… piensa y analiza si eres ese tipo de papá o mamá.

Desde el portal de “Eduquemos en la red” comparto este mensaje escrito por Claudia Bruscagin, Doctora en Psicología Clínica y Terapeuta Matrimonial y de Familia. Este artículo fue publicado originalmente en la Primera Edición de la Revista Rompiendo el Silencio Lima – Perú.

Compartan este mensaje con aquellos a quien más quieren…

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Diez reglas para que nuestros hijos se desarrollen armoniosamente

¿Cómo desarrollar a su hijo, de manera positiva, para que llegue a ser un adulto sano y exitoso en la vida? ¡Quién diera que recibiésemos manuales de instrucciones cuando nacen nuestros hijos! Pero eso no sucede. Vivimos en una época en la que la mayor parte de los padres simplemente no sabe qué hacer con los hijos. En la era de la información, recibimos todo tipo de conocimiento informativo, pero poco conocimiento formativo. Esas informaciones vienen de las más diversas fuentes y, muchas veces, no están en sintonía con lo que es necesario para el buen desarrollo del niño.

Los padres cuyos progenitores fueron muy severos tratan de actuar de manera opuesta, permitiéndoles todo a los hijos. Otros entienden que, mientras los niños son pequeños, pueden dejar que hagan todo lo que quieran, creyendo que más tarde, al entrar en la escuela, aprenderán a comportarse (¡pobres profesores!). Algunos padres son demasiado severos: controlan todo y exigen solo lo perfecto. Después de todo, si los hijos quieren ser alguien en el futuro, tienen que ser simplemente los mejores.

Muchas cosas cambiaron

Actualmente, los niños son muy diferentes: aprenden cada vez más rápido, son más curiosos, hacen varias cosas al mismo tiempo. Como contrapartida, son más agitados, más desobedientes, más obstinados, como si ya hubiesen nacido así. Bien, si nacieron así, ¿no hay nada que podamos hacer? ¿Nos queda solo acostumbrarnos a la situación y aguantar las consecuencias?

niña Realmente, muchas cosas cambiaron en nuestra vida, desde hace un tiempo: televisión, computadora, Internet, teléfono celular, madres cada vez más absorbidas por el mercado laboral, ¡tantas transformaciones!

El hecho es que los padres de hoy no saben qué hacer con los hijos. Podemos hacer muchas críticas a la severidad, la rigidez, la falta de diálogo y la inflexibilidad de nuestros padres; pero nosotros, los hijos, sabíamos qué se esperaba de nosotros, cuáles eran las reglas de la casa, qué hacía cada uno y, principalmente, cuáles eran los valores que daban rumbo a nuestra vida.

Los padres de hoy están confusos y, muchas veces, quieren parecer modernos y liberales. Pero, en realidad, no saben en qué creen y no creen en lo que hacen. Los hijos, al darse cuenta de la inseguridad de los padres al tratar con ellos, también quedan inseguros, y provocan instintivamente situaciones que ponen a prueba lo que los padres piensan y aquello en lo que creen.

Desarrollo armonioso

No existe una manera absolutamente cierta de criar a los hijos o una cartilla de instrucciones para educarlos. El padre y la madre son diferentes. Aun habiendo recibido la misma formación y siendo hijos de los mismos padres, los hermanos se desarrollan de manera diferente. Tener hijos demanda tiempo y paciencia. Es fundamental que los padres sepan que en el ámbito de la familia es donde los hijos aprenden el sentido de pertenencia y la importancia de relacionarse bien con el prójimo. Los hijos necesitan padres (ninguna institución los sustituye) que les enseñen a vivir con madurez en la desafiante sociedad actual.

El período más importante para la formación de un niño va desde el nacimiento hasta los 6 años de edad, tiempo que debe (o debería) pasar casi exclusivamente con la familia.

j0316976 ¿Qué necesitan los niños para desarrollarse armoniosamente? Necesitan apoyo, cuidado y amor de la familia, de los vecinos y los amigos; necesitan sentir que son amados y saber que su valor es reconocido. Necesitan tener expectativas y límites claros, saber qué se espera de ellos. Eso comprende el uso constructivo del tiempo, con oportunidades enriquecedoras para crecer por medio de actividades creativas. En esas actividades, el niño precisa conocerse a sí mismo, desarrollar la conciencia social, el autocontrol, las habilidades sociales, la responsabilidad y la capacidad para tomar decisiones.

Reglas funda mentales

Parece mucho, ¿verdad? Vea a continuación qué es lo que necesita hacer para que eso funcione:

  1. Deje claro el tipo de educación que quiere darles a sus hijos. Es difícil encontrar un padre y una madre que piensen y actúen de manera idéntica. Por eso, es importante que lo que deseamos transmitir a los hijos represente un punto de encuentro, de convergencia de las ideas y los anhelos de ambos padres, y nunca de divergencia.
  2. La convergencia también debe ser la regla cuando el asunto esté relacionado con los valores. Es fundamental que los padres enseñen a los hijos, de manera clara y coherente, un consenso que traduzca los valores de ambos padres. Los valores constituyen el conjunto de los rasgos culturales e ideológicos que definen los principios o los patrones sociales aceptados y mantenidos por una persona, un grupo o una sociedad. Representan lo que es importante para determinada familia. Las personas no tienen los mismos valores. Por eso, es importante que cada persona piense en sus valores.
  3. No interfiera en la disciplina que su cónyuge está administrando a su hijo. Si usted no concuerda con la forma de hablar o la actitud de su cónyuge, manifiéstele su opinión después, en una conversación particular. Nunca lo desautorice delante del niño.
  4. Muéstrele a su hijo que existen límites y reglas. Las reglas deben ser obedecidas por todos. En caso contrario, el niño se vuelve inseguro e inestable. Los niños necesitan límites para saber qué está bien y qué está mal. Y esa necesidad es tanto mayor cuanto más pequeño sea el niño, pues es cuando está aprendiendo cómo son las cosas. Las reglas y los límites de hoy serán sus parámetros para la convivencia y el desarrollo del mañana.
  5. Enseñe desde temprano, a su hijo, a hacer elecciones y a medir Las consecuencias. Recuerde que la posibilidad de escoger viene con el crecimiento y el proceso de madurez del niño. Pero necesita comenzar a hacer elecciones simples, y a medida que se muestre capaz permitirle hacer elecciones más importantes.
  6. Permita que sus hijos traten de resolver sus propios problemas. Cuando los niños le lleven problemas para que usted los resuelva, no se olvide de preguntarles qué es lo que ya intentaron hacer para manejar la situación.
  7. Hable positivamente con y sobre su hijo. Eso desarrolla la autoestima del niño. Muchas veces llamamos la atención hacia lo negativo, dejando de valorizar lo positivo, como si eso fuese solamente el deber. Los niños necesitan saber cuándo actúan correctamente. Eso hace que se sientan valorados.
  8. Explique claramente el por qué de sus actitudes. Los niños aceptan mejor cualquier cosa cuando entienden la razón del comportamiento.
  9. Oiga lo que su hijo tiene para decir. Preste atención, no lo interrumpa. Solo después de oírlo usted va a saber mejor qué hacer. Permita que el niño exprese su punto de vista. Así descubrirá cómo su hijo o su hija piensa y cómo presta atención a todo lo que sucede a su alrededor.
  10. Presente sus hijos a Dios. Las investigaciones indican que el desarrollo de alguna creencia religiosa es un factor decisivo para el desarrollo de los niños.

j0308958Sobre todo, es importante que los padres no se olviden de que los hijos van a seguir los modelos. Y, créalo: ellos estarán atentos a todo lo que usted dice y hace en cada momento. El modo en que se relacionan los padres se reflejará directamente en el desarrollo armonioso de ellos. Los hijos aprenden con los padres el sentimiento de pertenencia y a relacionarse con los otros. Esa es una tarea de importancia fundamental para su desarrollo.

Que el Señor te bendiga y te guarde…

Luis Antonio