Un espacio dónde crecer como esposos y padres, buscando la felicidad en pareja y en familia junto a nuestros hijos, Don de Dios. Oremos diciendo "Señor Padre Celestial haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor". Juan Pablo II
martes, 15 de noviembre de 2011
Tiempo para los hijos: calidad y cantidad
lunes, 14 de noviembre de 2011
Pilar Sordo
TAMBIÉN DICE QUE ESTAMOS EDUCANDO MAL A NUESTROS HIJOS...
Hoy los papás cometen el error de ser amigos de sus hijos, lo que me parece una obviedad porque cuando se quiere a alguien uno desarrolla vínculos de amistad. Pero sobre esta visión de amigo, uno es padre, lo que significa ser jodido con los hijos: hay que exigir, poner límites, decir que no... y esto es una expresión de amor. La familia no es un estado democrático, en la casa hay alguien que manda y otros que obedecen. Nadie puede ser libre si primero no es responsable.
sábado, 15 de octubre de 2011
Criando hijos delincuentes
martes, 24 de agosto de 2010
La Escuela para Padres
Interesante post compartido del Portal Encuentra, dándonos la razón de la necesidad que los padres estemos formados cada día como padres comprometidos con la felicidad de nuestros hijos. Autora: María U. de Gonzales.
"Nadie nace sabiendo ser padres". Esta realidad no ha de convertirse en un justificante, para evadir la responsabilidad de prepararnos cada día mejor como seres humanos y progenitores.
Más de una vez hemos escuchado la siguiente información: "nadie nace sabiendo ser padres". Esto es una realidad, pero solo en parte y no ha de convertirse en justificante para evadir nuestra responsabilidad; ha de ser punto de partida para prepararnos cada día mejor como seres humanos y progenitores.
La primera e indudable responsabilidad de traer al mundo a un hijo, es la de procurar formar personas íntegras e independientes a través de la educación, presencia y cariño de los padres. Ciertamente no es trabajo fácil y la desinformación llega a ser en muchos de los casos nuestro principal obstáculo. No basta con buenas intenciones o con la intuición con que hemos sido dotados gratuitamente para sacar hoy en día adelante moralmente hablando a una familia.
Son demasiadas las influencias de un ambiente negativo que hay que contrarrestar para convertirlas en herramientas de aprendizaje y crecimiento en libertad, voluntad e inteligencia que nos ayuden a luchar hacia un mismo frente: el de la dignidad de la persona humana.
Muchos nos preguntamos por qué hemos de prepararnos para ser padre o madre, si maternidad y paternidad son realidades naturales que como tales han de irse dando; es decir, naturalmente.
Hoy por hoy vivimos en una sociedad que influye directamente en nosotros y en nuestras familias. Ya no se desenvuelve la vida en hogares cerrados a sus miembros y a una pequeña comunidad vecina. La diversidad de criterios, valores, etc., cada día es más grande gracias a los medios de comunicación y entretenimiento. Intentar cerrarse al mundo, es tomar una medida irracional; pretender abrirse totalmente a él, es quedar totalmente desprotegido y vulnerable.
Los padres no hemos de sentirnos inseguros y solos en nuestra tarea educativa. Ejemplo y guía alimentados por el amor que les tenemos a nuestros hijos, son la mejor educación que les podemos ofrecer. Sin embargo, algunas veces el sentirnos incapaces nos motiva a delegar nuestra responsabilidad educativa a la escuela o centro educativo al que asisten los niños.
Papás del Colegio Ntra. Sra. de Lourdes de Arequipa
Uno de los principales objetivos de la paternidad responsable, es la de guiar y educar con autoridad y cariño a nuestros hijos, buscando que lleguen a convertirse en adultos autosuficientes, libres y responsables. Este objetivo determinará el cómo se les guiará y educará en el camino hacia su desarrollo y madurez. Para alcanzar este fin no hay como la prevención, la cual se logrará al prepararnos como padres, buscando los fundamentos y las bases para formar personas aptas que irán asumiendo su propio presente sin que los acontecimientos los tomen por sorpresa o desprotegidos.
Si nuestros hijos además de recibir una educación profesional son personas humanamente preparadas, raramente serán víctimas de las circunstancias, pues tendrán la fuerza y los conocimientos para tomar la vida entre sus manos, constituyéndose verdaderamente en dueños y señores de su propio destino.
Como padres y primeros educadores debemos prepararnos para:
- Proporcionar a nuestros hijos la educación que merecen; aquella que reconoce la dignidad de todo ser humano, tratándole como tal y enseñándole a vivir conforme a su propia naturaleza racional y espiritual. Es precisamente el hogar, primera escuela de vida y formación para la persona, donde se han de adquirir sólidos cimientos sobre los cuales la persona ha de ir consolidando la propia libertad que servirá de guía para formar su personalidad y carácter.
- Hogar y escuela es donde el niño pasa la mayor parte de su día. Es aquí donde principalmente aprenderá patrones de conducta, normas y valores que guiarán su vida. Por esto es sumamente importante que entre los padres y el centro educativo brinden un mismo marco de referencia evitando en lo posible criterios encontrados en valores fundamentales que puedan hacer sentir al niño desorientado o en el peor de los casos manipulado o engañado.
- Promover actividades que fortalezcan los lazos familiares y favorezcan la comunicación entre las diferentes generaciones dentro del hogar. Contrarrestar el ambiente negativo que irremediablemente dificulta la tarea educativa. Un ejemplo representativo de ello son los medios de comunicación y entretenimiento que en ciertos casos a través de la televisión, revistas, videos, etc., promueven propaganda que ridiculiza cualquier tipo de autoridad, así como los valores morales que ellos inculquen.
- Los padres debemos pues ser guías, maestros y amigos durante toda la vida de nuestros hijos, pero principalmente durante los primeros años de su desarrollo, crecimiento y aprendizaje a través de los cuales toda vivencia positiva o negativa marcarán definitivamente la forma cómo, ahora en su presente y posteriormente en el futuro, verán y afrontarán su vida.
Son consejos que pueden ser valederas en la medida que ese compromiso sea verdadero y ganado por el esfuerzo.
Que el Señor los Bendiga y los Guarde…
Luis Antonio
martes, 19 de enero de 2010
La familia ha llegado… y no es Navidad
Esta reflexión nos lleva a pensar en el futuro próximo que como esposos viviremos, pero también en el hecho que como hijos debemos agradecer a nuestros padres todo lo que nos han brindado, no sólo en fechas tan importantes como la Navidad o fin de año. Leamos y reflexionemos…
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Me vi de pronto acompañado únicamente de mi esposa, sentados a la mesa, los dos solos. En ese instante, no se de que forma vinieron a mi mente mis padres.
Cuando joven, al llegar las fiestas navideñas, las posadas, con los amigos y demás, optaba siempre por asistir a estas reuniones que pasarlas con mis padres.
Mi padre, siempre quiso que toda la familia, al menos el día último del año, la pasáramos juntos. Siempre nos decía, recuerdo ahora, que dividiéramos las dos fechas. Los que ya estaban casados, pasaran la Nochebuena en casa de sus suegros y, los aún solteros, con los amigos. Lo único que nos pedía era que el día último lo esperáramos con él y con mi madre. Nunca se lo pudimos cumplir.
Mis hermanos ya casados, nunca pudieron. Siempre alegaron que estaba muy retirada la casa de sus respectivos domicilios, que era muy fría la noche, en fin, siempre excusas.
Los solteros, preferimos siempre salir con los amigos, beber hasta que no había una botella más que abrir o un súper donde poder comprar más alcohol.
Una noche de diciembre, mi hermano mayor nos convoco a todos los demás, para hacernos saber, que deberíamos pasar más tiempo con los viejos, que nunca después de haberse casado los mayores, habían pasado un fin de año con ellos.
Más bien pienso ahora, que mi hermano, estaba pasando por lo mismo que mis padres, ya que sus hijos mayores, empezaban a pasar estas fechas con sus amigos y él y su esposa, pasaban ya sus dos primeras noches de fin de año solos. Todos estuvimos de acuerdo en que pasaríamos el 31 de diciembre de ese año, en casa de mis padres.
Mis padres se pusieron muy felices, mi padre le dijo a mi madre, que sacara las ollas grandes para preparar una gran cena. En la casa era todo felicidad. Mi padre se acercó a mí y dijo: Estoy muy feliz hijo, porque por fin voy a tener a todos como cuando eran pequeños, sentados en la mesa de la casa. Quiero ver a mi hijo el mayor a mi derecha, a ti a mi izquierda por ser el más pequeño.
Tu madre estará en el extremo opuesto y tus hermanas a su derecha excepto tú, que estarás en ese lado-. Se le veía tan feliz, que me dio un abrazo el cual sentí tan lleno de amor que quise llorar.
Todo estaba listo. Eran las 7:00 de la noche y les dije a mis padres que iría a comunicarles a mis amigos que no pasaría el fin de año con ellos sino con mi familia. Mi padre dijo: Haces bien hijo, para que no te vayan a esperar y me dio una palmada en el hombro y me brindó una bella sonrisa.
Cuando salí me esperaban dos de mis amigos a los que les comente lo que habría de hacer esa noche. Mis amigos me dijeron, que al menos brindara con ellos antes para que así ellos sintieran que estaba ahí en el grupo.
Ese brindis se alargo hasta casi antes de la media noche, tiempo en el cual, pensé muchas veces que en mi casa habrían de estar mis hermanos y hermanas con mis padres y yo, acá sin cumplir lo que había prometido a mis hermanos sobre esa noche. Ya un tanto arrepentido por no haberme ido de inmediato, me retire de con mis amigos sin siquiera avisarles, presentía que me habría de recibir un buen regaño por parte de mis hermanos y ver el rostro de mis padres, enojados conmigo.
Cuando iba llegando a casa, no percibí alboroto alguno de parte de mí familia, pensé que por estar fría la noche se encontrarían al interior de la casa con mis padres. Entre por la puerta de atrás para no ser tan obvio, al menos si me preguntaran diría que estaba dormido así que no habría ningún problema.
En verdad, ahora que lo recuerdo, una lágrima se desborda de mis pupilas. Cuando abrí la puerta no oí ningún ruido sólo escuche la conversación de mi padre con una voz quebrada por el llanto diciéndole a mi madre. Vieja, no vino nadie, ni siquiera el menor de mi hijos esta con nosotros, que hemos hecho con nuestros hijos, que ahora no quieren estar aquí- Se oía una onda tristeza en estas palabras, que no tuve valor ni siquiera para acercarme. Seguí oyendo a mi madre que le contesto con unas palabras que aún retumban en mis oídos.
Viejo: los padres estamos en el pensamiento de los hijos cuando están pequeños, pero cuando crecen, ese pensamiento lo ocupan sus propios hijos, sus ocupaciones, sus amistades, otras cosas. ¿Tú crees que preferirían pasar la noche de fin de año con un par de viejos que ya no pueden bailar, Que no pueden desvelarse como lo hacían antes? Mira, voy a poner los 10 platos sobre la mesa, y el que vaya llegando le iremos sirviendo.
Sentí un nudo en la garganta enorme que no me dejaba respirar, me sentí tan desgraciado, tan mal hijo, tan no sé que. Salí de donde estaba y abracé a mi padre y le pedí perdón, luego fui con mi madre, y le bese sus manos y me arrodille, ella me besaba los cabellos mientras mi padre se secaba las lagrimas y dándome la mano me sentó a su derecha y dijo: No es necesario que estén todos, uno solo representa a los demás. ’Vieja’, sirve la cena que mi familia ha llegado.
Hoy mis hijos no están conmigo y en mi mesa están los 2 platos servidos, en cuanto llegue uno, mi familia habrá llegado...
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Artículo tomado de reflexiones de Encuentra.com, su autor es Miguel Arriaga García, quien nos recuerda que “el amor no tiene fechas, tiempo, circunstancia, se da en todo momento”.
Si tienes la suerte de tener aún a tus padres a tu lado, búscalos, dales un beso, diles que los amas, no esperes algún día en especial para visitarlos… que tú también llegarás a vivir lo mismo.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
sábado, 16 de enero de 2010
La Familia democrática
Este artículo se ha tomado del Diario Perú21, autoría Dr. Fernando Maestre. Es un tema importante, el que hemos tocado en anteriores post, por el hecho que debemos darnos cuenta que si el problema de la sociedad radica en la familia, la solución de este problema social nace en el seno familiar. Leamos con atención.
Los sufrimientos que encontramos en la sociedad tiene su origen en la manera de cómo se organizó la familia
De todos los problemas sociales que hoy tenemos, es la familia el núcleo donde habremos de encontrar los principales factores causantes de estas alteraciones. De los sufrimientos que encontramos en nuestra comunidad, todos tienen su punto de origen en la manera cómo se organizó la familia. Entre estos figuran: bulimia, anorexia, neurosis, adicciones, abortos en adolescentes, divorcios, aumento de delincuencia, promiscuidad, corrupción, etc.
El problema surge cuando las estructuras del hogar se organizan siguiendo dos de los modelos más negativos: el modelo autoritario machista y el modelo de sometimiento y pasividad. Cuando la dinámica familiar se enreda entre uno de esos polos es cuando surge la alteración emocional que habrá de ir repitiéndose de generación en generación hasta crear la problemática que hoy padecemos.
Lo recomendable es el trato democrático dentro del hogar, pero que incluya conductas respetuosas entre hermanos, de padre a hijo y viceversa, y entre esposos. Así se impedirá que un miembro del hogar abuse del otro, evitando modelos patológicos equivocados al enseñar que en la vida siempre tiene que existir un dominador y un dominado.
Si en la familia se instala este modelo, el problema se agravará puesto que los jóvenes y los adultos lo aplicarán en las escuelas, con las parejas y en cualquier otra situación social, creando la patología señalada.
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Actividad:
- Reflexionemos acerca del modelo de valores que vive nuestra familia, identifiquemos cuál es, y decidamos por un cambio a mejor, por nosotros y por nuestros hijos.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
miércoles, 6 de enero de 2010
El padre bueno y el “buen” padre
Este artículo es tomado del portal Familia en el Internet – www.familia.cl, leámoslo y meditémoslo como buenos padres que debemos ser.
Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.
Padres buenos hay muchos, buenos padres hay pocos.
No creo que haya cosa más difícil que ser un buen padre. En cambio no es difícil ser un padre bueno.
Un corazón blando basta para ser un padre bueno; en cambio la voluntad más fuerte y la cabeza más clara son todavía poco para ser un buen padre.
El padre bueno quiere sin pensar, el buen padre piensa para querer.
El buen padre dice que sí cuando es sí, y no cuando es no; el padre bueno sólo sabe decir que sí.
El padre bueno hace del niño un pequeño dios que acaba en un pequeño demonio.
El buen padre no hace ídolos; vive la presencia del único Dios.
El buen padre echa a volar la fantasía de su hijo dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas.
El padre bueno "amanteca" la voluntad de su hijo ahorrándole esfuerzos y responsabilidades.
El buen padre templa el carácter del hijo llevándolo por el camino del deber y del trabajo.
Y así, el padre bueno llega a la vejez decepcionado y tardíamente arrepentido, mientras el buen padre crece en años respetado, querido, y a la larga, comprendido.
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Seamos entonces “buenos padres y madres” que saben amar a sus hijos.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
martes, 5 de enero de 2010
La Carta de los Reyes Magos
Los Reyes Magos nos recuerdan los regalos que realmente necesitan nuestros hijos.
Queridos padres:
Baltasar, Gaspar y yo flipamos con vosotros. Hemos recibido miles de cartas pidiéndonos todo tipo de juguetes y cacharros. Estáis atiborrando a los niños de cosas superfluas, de regalos inútiles que dejarán abandonados en cualquier rincón en cuanto se pase el primer calentón de la novedad. Permitidnos que os recordemos los regalos que realmente necesitan vuestros hijos.
En primer lugar, lo que más necesitan los niños es amor. Debéis achucharlos, besarlos, abrazarlos, acariciarlos. Y todo ello sin medida. Sin amor, los niños no pueden crecer ni madurar. Pero cuidado; no confundáis amor con sensiblería barata, amar no significa consentirlo todo, cumplir todos los caprichos o dejarse chantajear por sus pataletas. Eso sería malcriarlos.
Amar significa también establecer límites, enseñarles a distinguir lo que está bien y lo que no, lo que se puede y debe hacer en cada momento y lo que no se puede consentir. Amar también es castigar cuando es preciso.
Y esto enlaza con la segunda necesidad básica de todo niño: educación. Ésa es la mejor herencia que podéis dejarles. Hay que enseñarles a comportarse en cada circunstancia. Tenéis que decirles cómo deben comer, cómo usar los cubiertos, cómo vestir o cómo hablar en cada ocasión.
Y, sobre todo, debéis enseñarles a respetar a los demás, y eso implica que aprendan a cuidar el trato con los adultos y, especialmente, con sus profesores. A ver si desterramos de una vez esa falsa idea de que todos somos iguales. Todos somos iguales ante la ley y poco más.
No es lo mismo tratar con el Rey o con un obispo, que con un amigo de juegos, y eso hay que enseñárselo a los niños de pequeños; igual que deben aprender que la porquería no se tira al suelo o que no se debe escupir ni blasfemar.
Debéis enseñarles las normas de urbanidad y buena educación en casa. Vuestra responsabilidad no la podéis delegar en nadie. Y para educarlos correctamente se empieza predicando con el ejemplo: vosotros, los padres, sois el ejemplo que seguirán vuestros hijos. No lo olvidéis.
Debéis enseñarles también que su futuro depende de ellos mismos y de su esfuerzo, y que los sueños sólo se consiguen mediante sacrificio, porque las cosas importantes de la vida nadie se las va a regalar.
Por eso tenéis el deber de educar su voluntad para que sepan cuáles son sus obligaciones y las cumplan en cada momento. Debéis inculcarles que en la vida hay que hacer cosas que muchas veces no nos apetecen ni nos gustan, pero que son necesarias.
Lo bueno no siempre es lo que me gusta, y lo bueno (estudiar, por ejemplo) hay que hacerlo aunque suponga un esfuerzo. Por supuesto, también tenéis que recompensarles por el trabajo bien hecho, y para ello no siempre es necesario vaciar la cartera. A veces una felicitación cariñosa, un abrazo o un “estoy muy orgulloso de ti” vale más que todo el oro del mundo.
¿Queréis que sean buenos estudiantes y que disfruten leyendo? Pues ponedles un libro en la mano desde que son bebés. Estimuladlos. Primero serán libros de dibujos y fotos con palabras; libros de cartón duro que puedan manipular sin romperlos. Luego llegará el momento de los cuentos y más tarde de las novelas.
Pocas cosas unen más a un hijo con su padre que la lectura compartida de un libro. Primero los padres les leemos, luego llegará el momento de que lea un rato papá y otro el niño. Al final, el niño leerá solo y además disfrutará haciéndolo.
Mi hijo y yo disfrutamos leyendo los primeros libros; ahora ya los lee él (los Reyes Magos no estamos solteros y también tenemos hijos, ¿qué os creíais?).
Por último, lo mejor que podéis regalar a vuestros hijos es vuestro tiempo y vuestras personas. Debéis ayudarlos a hacer sus deberes. ¿Para qué os vale dedicar tanto tiempo al trabajo si os perdéis lo más importante: la infancia de vuestros pequeños?
Los niños os necesitan a su lado. Necesitan que los acostéis con un cuento y un beso, y los despertéis con un abrazo. Que les digáis a diario lo mucho que los queréis, que respetéis sus horarios, que juguéis con ellos; que os inventéis historias, que os disfracéis de ogros y les hagáis cosquillas, que os los comáis a besos.
Bueno, ya me he pasado; pero, por favor, recordadlo siempre: amad a vuestros hijos, educadlos y regaladles vuestro tiempo. Ellos os lo agradecerán algún día. Y si no, ¿qué importa?
A fin de cuentas, habréis cumplido con vuestra obligación de padres, que es una de las cosas más importantes y bonitas que puede hacer alguien en este mundo. Y eso llenará vuestra vida de felicidad y de sentido.
Atentamente, Melchor, rey.
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Creo que debemos tener en cuenta todo lo dicho… Que el Señor los bendiga y los guarde…
Fuente: Catholic.net
Luis Antonio
viernes, 20 de noviembre de 2009
Padres permisivos: ¿dónde está el límite?. 1/1
Comparto este interesante artículo, en tres partes, por lo denso e importante para nosotros, esposos y padres, respecto a la formación de nuestros hijos. Vimos anteriormente sobre los modelos autoritarios y democráticos respecto a la relación padre/hijo. Con el presente post resaltamos el valor de la AUTORIDAD DE LOS PADRES sobre los hijos.
Esta primera entrega se titula “Autoritarismo Vs. Permisividad”. La siguiente entrega se titula “Establecer un marco de referencia”. La última entrega se denomina “Aprender a poner límites”. Autora del artículo Azucena García. Espero que lo disfruten…
Los psicólogos aconsejan que los padres eduquen a sus hijos e hijas con autoridad, pero marcando unos límites razonables
El 40% de los padres asegura sentirse desbordado por los problemas de sus hijos e hijas. Les resulta difícil educarles y, en algunos casos, el miedo a repetir el modelo autoritario en el que fueron criados deriva en un exceso de permisividad. Como consecuencia, durante la adolescencia son frecuentes los problemas de disciplina, pero no es fácil comenzar a imponer reglas a esta edad tan difícil. Los niños deben tener unos límites o pautas que les marquen el camino que deben seguir, sin ahogarles en un mundo de imposiciones, tal como aseguran los psicólogos y educadores. Para ello, los padres y madres deben establecer estas normas de manera razonada, adaptarlas a cada edad y ser firmes en sus decisiones. Si no se tiene un proyecto claro, es más fácil claudicar.
Autoritarismo Vs. permisividad
El 15% de los padres y madres no están satisfechos con la educación de sus hijos: creen que estos se muestran "pocas veces o nunca" tal como quisieron educarles.
Ésta es una de las conclusiones del informe 'Comunicación y conflictos entre hijos y padres', editado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en 2003, que ya entonces plasmaba la dificultad de algunos progenitores para entender y educar a sus hijos, especialmente cuando son adolescentes. Según el estudio, los padres se sitúan entre lo ideal -el 97% cree bastante o muy importante mantener unas buenas relaciones familiares- y lo real -casi un 40% dice sentirse desbordado por los problemas con sus hijos a veces o con frecuencia y un 16%, con frecuencia o siempre-.
La profesora Àngels Geis, de la Facultad de Psicología de la Universidad Ramón Llull, en Barcelona, considera que "no está bien generalizar", aunque reconoce un "cambio de prioridades en algunos padres, que ponen su tiempo por delante del tiempo que dedican a los hijos". "Hay muchas familias que se preocupan mucho por la educación de sus hijos y que lo están haciendo muy bien, pero otras trabajan tantas horas fuera de casa que, cuando están en ella, suelen encontrarse muy cansadas y no tienen humor para educar a sus hijos", explica.
En este segundo grupo, Geis incluye a los padres que han dejado de educar o lo hacen de una manera menos constante. Son familias que no siguen el compás de los hijos, "sino que obligan a estos a ir detrás de la familia como puedan", y que delegan en cuidadores, abuelos u otros referentes la responsabilidad de educar. "El resultado de esta práctica son niños y niñas con muchos referentes a lo largo de su vida, cada uno de ellos con unas pautas diferentes a la hora de imponer sus límites, lo que les lleva a hacerse un lío y acabar haciendo lo que les da la gana", afirma la profesora.
Respecto a la posible autoridad o permisividad de uno y otro modelo, precisa que las familias "saben más o menos que la autoridad injustificada no tiene sentido", aunque lamenta que "en algunos casos se haya pasado al otro extremo, a decir que los niños tienen libertad y saben decidir, y a no ponerles límites, porque cuando no hay límites es cuando la relación va mal". "Se distinguen tres reacciones: los padres que se salen del modelo de autoridad y dejan a los niños que hagan lo que les dé la gana, los que saben que hay que marcar límites pero no saben cómo y los que quieren marcar límites, pero acaban reproduciendo los patrones antiguos, por lo que están insatisfechos", aclara.
No hay reglas fijas para todas las familias, cada una es diferente, pero la clave está en encontrar el punto intermedio entre autoritarismo -diferente de autoridad- y permisividad.
No hay reglas fijas para todas las familias, cada una es diferente, pero la clave está en encontrar el punto intermedio entre autoritarismo -diferente de autoridad- y permisividad.
Hay que tener claro que no se puede tratar a un niño como un adulto pequeño, pero que tampoco se le demuestra más amor cuando se le conceden todos los caprichos. En este sentido, Amparo Novo, miembro de la Federación Española de Sociología y profesora de la Universidad de Oviedo, asegura que "la autoridad no se expresa a través de la imposición" y defiende la "negociación" basada en la comprensión mutua de valores, actitudes y modelos de comportamiento". "La familia es susceptible de transmitir modelos de comportamiento que vayan desde un exceso de permisividad a un exceso de autoridad, aunque ambos extremos no son para nada deseables en la formación de identidad de los niños. Por ello, ha de evitarse tanto una conformidad excesiva, como priorizar una relación basada en conductas excesivamente punitivas", aconseja. Cuando los padres ceden continuamente ante los hijos, estos no suelen interiorizar el significado de frustración y desconocen cómo enfrentarse a los problemas. Por el contrario, cuando se imponen demasiadas reglas, se corre el riesgo de que los hijos crezcan inseguros y con una personalidad dependiente.
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Actividad:
- Repasemos el tema en cuestión, relacionémoslo con nuestra vivencia diaria como padres, y busquemos ese punto de equilibrio entre autoritarismo y permisividad.
Que el Señor los Bendiga y los guarde…
Luis Antonio
domingo, 25 de octubre de 2009
Qué significa ser padre hoy
El 'buen padre', imagen ampliamente difundida por las sociedades de consumo, es la de 'proveedor': aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar. Para "que no les falte nada a los hijos" trabaja jornadas dobles y aún los fines de semana. El padre no logra satisfacer las necesidades presentes, cuando ya le han sido creadas otras. Así se desgasta febrilmente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia única de ver crecer a los hijos.
Los padres que han logrado vencer las tradiciones atávicas de ser meros proveedores, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar".
A pesar de los iracundos reproches de quienes pretenden perpetuar el tabú inmemorial de que cuando el padre se involucra emocionalmente con el hijo se torna 'suave como una segunda madre', y que si participa en el cuidado y atención del hijo se convierte en simple 'mandilón', cada día son más los padres presentes en el quirófano en el momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé.
Se necesitan dos para engendrar un hijo. También se necesitan dos para su desarrollo. La intuición femenina permite a la madre establecer una comunicación vital con el hijo desde el momento mismo de su nacimiento. Interpreta las señales de temor en el infante y con mimos lo tranquiliza y conduce suavemente.
La voz del padre es de importancia suma: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con cuidado", y el padre le dice "uno más", al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima. Juntos, tomados de la mano, padre y madre guían al retoño en el camino de la vida.
El padre de hoy se abre a las necesidades más sutiles del hijo: las emocionales y las psíquicas. Trasciende la preocupación de sí mismo y sus ocupaciones, y logra ver al hijo en sus propios términos. Propicia el ambiente que le permita el desarrollo de su potencial en un marco de libertad responsable, no de dominación.
No se detiene en la periferia, sino que conoce al hijo de cerca. Lo guía sin agresividad, con firmeza motivada y razonada, por el camino de los valores que desea heredarle. El padre de hoy se ha dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo, más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar. Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo.
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Entonces, ¿qué tipo de padre eres hoy?. Responde con prontitud estimado papá…
Que el Señor los bendiga y los guarde
Luis Antonio
La mejor escuela para padres: la familia
Este testimonio que comparto con ustedes es de sobremanera profundo en su esencia. Reconocer que nuestros hijos son los que nos ENSEÑAN a ser BUENOS PADRES rompe los esquemas a los que estamos acostumbrados: los hijos aprenden de nosotros. El Lic. Eduardo R. Cattaneo nos propone ser “aprendices” de nuestros hijos desde: las responsabilidades que nacen de ser padres, por el ejemplo que debemos proyectar, los valores que debemos cultivar. Leamos con mucha atención!!!!!!!!!!!!!!!!.
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Los padres deben enseñar y los hijos aprender, esto que se proclama como una verdad absoluta, suele ser muy poco cierta en la realidad ya que es, al menos, una visión muy parcializada de ella.
Con frecuencia hemos abordado desde nuestras páginas -¿o debería decir desde nuestros bytes?- diversos temas sobre nuestras obligaciones como padres, de la educación de nuestros hijos, lo que debemos enseñarles, etc. Recuerdo que e una oportunidad publicamos un par de notas sobre los derechos de los padres, o lo que los padres tienen derecho a exigir de sus hijos, pero muy poco hemos hablado de lo que nosotros aprendemos o deberíamos aprender de nuestros hijos.
A poco de ponernos a reflexionar profunda y sinceramente sobre este tema, caeremos en la cuenta de que, a diferencia de lo que se cree habitualmente, nuestros niños nos enseñan más a nosotros que nosotros a ellos. Esto no deja de llamar mi atención ya que nosotros, los padres, casi siempre preocupados y ocupados de nuestros hijos, tenemos la intensión explícita de educar a nuestros hijos y, al menos en apariencia, nuestros hijos contribuyen a nuestra educación como padres sin proponérselo de manera alguna. Es que ellos son naturalmente educadores de sus padres, no están tan influidos por los criterios artificiales que se nos suelen imponer a los padres por los medios de comunicación, los planes oficiales de educación, la opinión de profesionales de la educación con sus nuevas teorías pedagógicas, y todos estos medios de información que nos transmiten, a los padres mas que a los hijos, una idea de educación familiar viciada de artificialidad.
Como no quisiera ser uno mas de estos que se dedican a difundir una educación artificial, de plástico, muy ligth, y demasiado soft, espero que sepan disculpar que lo que digo a continuación sea desde una óptica muy particular y personal, aunque en lugar de personal debería decir familiar, ya que lo que escribo a continuación no le ha sucedido solo a mi persona sino a nuestra familia.
Lo que nuestros hijos nos han enseñado
Mi esposa Viviana y yo nos casamos hace poco menos de 10 años, pretendiendo que habíamos conformado una familia, pero esta no comenzó a concretarse hasta que, un año después, nació Juan Manuel que contra todo lo previsto no pudo nacer por parto normal ya que tenía 4 circulares de cordón. Desde ese momento Juan Manuel nos enseñó a aceptar que no siempre las cosas salen como uno lo planea o desea. Nosotros habíamos planeado estar juntos en el momento del parto, pero los médicos no quisieron que yo estuviese presente ya que se trataba de una cesárea.
A los dos años de este feliz nacimiento, Dios nos dio a Mercedes que hoy tiene seis años y gracias a un buen médico pudo nacer por parto normal, en contra de todas las opiniones que indicaban que si el primero había nacido por cesárea todos los demás también debían nacer de la misma manera. Entonces nuestra niña nos enseñó a que debemos creer y esperar aun cuando todo parece indicar que las cosas no van a salir como las deseamos, nos enseñó que debemos tener una visión optimista de la vida.
Se imaginarán los lectores que, si mi memoria nos ayudase, podríamos sacar una enseñanza de cada uno de los actos de nuestros cuatro hijos, pero como no quiero agobiarlos con asuntos personales voy a hacer un resumen.
En los peores momentos, cuando uno de ellos se pescó una enfermedad que puso en riesgo su vida, hemos contado con su sonrisa que se ha convertido en un apoyo para soportar las dificultades. Cuando falleció el abuelito, ellos no lloraban porque tenían una seguridad envidiable sobre la felicidad que tendría su abuelo al estar gozando de una vida mejor que esta. Nos enseñaron entonces que el dolor es parte natural de la vida y que debe ser asumido para engrandecernos.
Por el hecho de ser cuatro niños Viviana y yo hemos debido compartir muchas tareas, tanto en el trabajo externo que nos provee el sustento, como en el trabajo dentro de la casa que nos organiza la vida familiar. Los chicos también, en la medida de sus posibilidades, colaboran con él trabajo familiar: los más grandes, antes de comer, lavan las manos de Facundo que todavía no ha cumplido dos años; son ellos los que le enseñan a José Ignacio, de cuatro años, a higienizar sus dientes antes de dormir y a tender la cama al levantarse. Nuestros hijos han mejorado notablemente nuestra capacidad de trabajar en equipo.
Cuando llegamos a casa, cansados por tanta labor y agotados por la lucha cotidiana, sus voces y sus sonrisas nos enseñan que hay que saber dejar los problemas del trabajo fuera de la casa, y cuando no se puede hay que compartirlos para hacerlos más soportables.
También ellos tienen sus aspectos negativos, sus picardías, sus malos comportamientos, que exigen de nosotros el máximo de nuestra paciencia para aguantar sus asuntos, la responsabilidad con los otros cuando rompen la ventana del vecino con una pelota, y la perseverancia necesaria para lograr fraguar en ellos los buenos hábitos. Por lo tanto ellos nos entrenan en virtudes tales como la paciencia, la responsabilidad y la perseverancia.
Ellos no soportan las injusticias, aunque si entienden que no todos tienen los mismos derechos (ya que no tienen las mismas necesidades y obligaciones), de manera que los más grandes saben que deben bañarse por si mismos mientras que el más pequeño requiere de nuestra atención para tales menesteres, y saben además que ninguno de ellos por pequeño que sea tiene la exclusividad sobre los aquellos bombones que mamá había guardado para compartirlos en otro momento. Ellos nos exigen justicia, y la distinguen del igualitarismo raso. También nos enseñan de estas cosas que muchos hombres de gobierno parecen desconocer.
Podríamos escribir muchas páginas mas sobre este asunto, pero creemos que el asunto está comprendido y esta nota estaba destinada a ser mas corta de lo que es. Solo queda para el final decir que ellos nos piden que seamos un ejemplo para su realización, como dijo una vez una lectora de EVPP: "los niños no escuchan lo que les decimos, pero si nos ven".
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Seamos ejemplo de nuestros hijos aprendiendo día a día también de ellos.
Que el Señor los Bendiga y los Guarde…
Luis Antonio
jueves, 22 de octubre de 2009
Hasta chespirito habló
En lo referente a detener la despenalización del aborto, en México hasta el mismo chespirito, Roberto Gómez Bolaños, alzó su voz contra el aborto. Comparte con nosotros la experiencia de su madre en defensa de su propia vida… veamos
En nuestro Perú necesitamos más chespiritos que eleven su voz a favor de la vida. ¿Te atreves a ser uno?. Empecemos uniéndonos en oración por las madres que ven en el aborto una “solución” a su “problema”.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
domingo, 27 de septiembre de 2009
Sólo le pido a Dios
Continuando con el tema de la convivencia. Si esta no se diera, ¿qué sucedería en la sociedad?. Respondemos:
violencia, muerte, guerra, hambre, sufrimiento, genocidio, llanto, destrucción…
Este video es más que elocuente… vemos con tristeza el camino que la humanidad va tomando por dejar de lado la auténtica convivencia en el amor. Hemos dejado de amar, porque hemos dejado de pedir a Dios, de conocerle, de amarle…
Con la canción “Sólo le pido a Dios” nos muestra lo lejos que hemos ido por la falta de amor.
Por eso es importante que construyamos nuestra relación de esposos y padres desde la armonía, la paz, la tolerancia, el amor. Nuestros hijos nos ven, mostrémosle la adecuada convivencia de los esposos y padres que se aman y respetan.
Hay unas preguntas que al final de este video se presentan. Respóndelas desde la perspectiva del amor y de sentirnos hijos de Dios. Hijos que vivimos en una “casa global” que es la creación, la cual tenemos que cuidar adecuadamente.
Que el Señor te bendiga y te guarde…
Luis Antonio
Enseñemos a valorar la convivencia humana
¿Por qué tenemos que enseñar a nuestros hijos la convivencia?. Este clip animado nos muestra a maravillosamente aquellas actitudes humanas que nos hacen menos y que reflejan el poco valor que tenemos sobre la convivencia, vista esta como uno de los pilares fundamentales de la sociedad, donde la persona demuestra esa voluntad expresa y decidida de vivir con otros seres como él, basándose en el respeto, la tolerancia, en una palabra, en el amor.
Ser persona significa vivir entre y con otras personas. Dios lo quiso así desde la creación del hombre: “no es bueno que el hombre esté solo…”. (Gn 2,18). Recordémoslo.
En wikipedia encontré esto:
El ser humano tiene dos necesidades sociales básicas: la necesidad de una relación íntima, estrecha con un padre o un cónyuge y la necesidad de sentirse parte de una comunidad cercana e interesada por él. Somos fundamentalmente animales grupales (yo diría seres sociales) y nuestro bienestar es mucho mayor cuando nos encontramos en un ambiente armónico, en el cual vivimos en estrecha comunión.
En la escuela se refuerza este valor, se refuerza no se crea porque el mismo nace del ejemplo del hogar, de la convivencia entre padres e hijos, entre familiares, vecinos, amigos, etc.
Como docentes “luchamos” muchas veces contra las actitudes de nuestros estudiantes que no hacen otra cosa que separarse más por la violencia, intolerancia, falta de respeto que se vive en el aula. ¿Será que los niños y jóvenes vienen “cargados” con esas actitudes negativas por lo que ven y sienten en casa?.
En el post “children see, children do”, veíamos que el ejemplo negativo de los padres queda en el recuerdo de sus hijos, que se repiten como círculo vicioso. Entonces, afirmamos lo dicho anteriormente.
Es nuestro deber procurar que nuestros hijos convivan en la felicidad y la armonía, aceptando a los otros, siendo civilizados donde el trato mutuo se base en la práctica diaria de los valores. Se tiene un post sobre los valores para lograr la felicidad. No les dejemos toda la responsabilidad a los queridos maestros de la escuela.
Aquí el famoso video.
Mira con atención las expresiones de los pequeños alados, lo que hacen, piensan, animan, imitan, etc. Cuántas veces hemos hecho lo mismo!!!!!!!!.
Actividades:
- Compártelo con los seres a quien amas.
- Obsérvalo junto a tus hijos y charla con ellos al respecto.
- Pide perdón por aquellos momentos que no has sabido convivir, y si puedes, pídele perdón a aquellas personas a quienes has hecho sentir mal con esas actitudes negativas.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
jueves, 24 de septiembre de 2009
El matrimonio ayer, hoy y siempre
Continuando con Luce Bustillo-Schott desde Catholic.net comparto este interesante artículo cuyo mensaje es: el matrimonio es el mismo ayer, hoy y siempre. Dejemos de vivir en engaños pensando en lo fácil que puede ser “empezar otra vez”; por el contrario, busquemos la santidad en la unión esponsal. En nosotros está lograrlo, sólo en nosotros está el poder hacer que dure para siempre… leamos el mensaje.
El matrimonio…
El matrimonio es y siempre será una unión indisoluble. Ante los ojos de Dios no hay alternativas después de que Él ha dado Su bendición y sellado dos almas con Su promesa de amor "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".(Mat.19,6)
"¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es mas que su maestro, si bien cuando termine su aprendizaje será como su maestro" (Lc 6,39-40).
Cuando un "ciego" dice que los casados que se separan se casen otra vez ("así rehacen sus vidas y pueden ser felices") y mas de cuatro repiten esta creencia, nos encontramos ante un ciego que guía a otros ciegos que están convencidos de que lo que dicen es lo mejor y lo correcto. Así lo que sucede es que terminarán cayendo todos en el "hoyo".
Por el hecho de que un grupo de ciegos no pueden ver el sol no quiere decir que no existe la luz. Por el hecho de que no todos entendemos las verdades de la fe no significa que no sean ciertas. Si nos comparamos con Dios podremos darnos cuenta de que somos de mente corta y que nuestros pensamientos son finitos y al fin y al cabo nos dejamos cegar por aquellos que insisten en vivir en la oscuridad.
Entender las verdades de la fe no es fácil y menos cuando decidimos buscar una felicidad falsa y egoísta queriendo ir contra la voluntad de Dios faltando a Su Palabra y a Sus mandamientos, al dar rienda suelta a nuestras pasiones desordenadas y al dejarnos guiar solo por el deseo, la pasión y el querer, confundiendo todo esto con el verdadero amor.
El verdadero amor esponsal solo se vive dentro del matrimonio en todo su esplendor y plenitud ya que los esposos han recibido la fuerza del Espíritu Santo a través de la bendición de Dios al unir en alianza dos vidas en una.
Hoy el hombre camina "ciego" en un mundo lleno de engaños y mentiras por buscar desesperadamente una felicidad falsa viviendo en desobediencia a Dios y apartados de Él, faltando al cumplimiento de Sus leyes y preceptos, arriesgando su santidad, salvación y vida eterna.
En el afán de "rehacer sus vidas" buscan de cualquier manera la aprobación a lo que quieren acudiendo a algunos sacerdotes que en su fragilidad humana y conmovidos por el sufrimiento buscan dar la respuesta que creen están esperando esa mujer o ese hombre: rehacer sus vidas a través de una nueva unión. Pero estas personas no se dan cuenta de que si el sacerdote es un hombre de oración profunda y de santidad les diría más bien: lucha por tu matrimonio, oremos juntos por ese esposo(a), reza mucho por él, ten fe en que para Dios nada es imposible y lo importante es su alma.
Si el sacerdote da una respuesta equivocada uno puede creer que está bien buscar una nueva unión, que ese sacerdote ha dado el mejor consejo, y siguen adelante sin darse cuenta de que el enemigo los ha engañado valiéndose del sacerdote llevándolos a caer en el "hoyo", viviendo en adulterio y olvidándose que han abandonado a la esposa(o) e hijos y que nadie puede ser feliz sobre el dolor y la desolación de otros y menos de aquellos a los que Dios le dio a cuidar.
El enemigo a quienes más ciega son a aquellos que están cerca de Dios, que van a misa, que están en ministerios y ayudan de manera especial a sus parroquias sacándolos del camino al hacerles creer que pueden y tienen derecho a ser felices.
¿Acaso un ciego puede guiar a otro ciego? Muchos hoy viven de esta manera "ciegos" a la única felicidad y verdad que existe, Jesús. Si fuéramos verdaderos discípulos de Jesús, del Maestro, le imitaríamos en todo especialmente en el amor, amando como Él ama, perdonando como Él perdona, haciendo siempre el bien, buscando la perfección y santidad para llegar un día a alcanzar los bienes eternos junto a Dios.
El matrimonio es y siempre será una unión indisoluble. Ante los ojos de Dios no hay alternativas después de que Él ha dado Su bendición y sellado dos almas con Su promesa de amor "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".(Mat.19,6).
Pidamos a nuestra Madre Santísima que interceda por los matrimonios para que cada día puedan encontrar en Jesús la fuente de agua viva que los mantenga unidos, que interceda como lo hice en Caná de Galilea y le pida por aquellos que se les ha acabado el vino, que llene nuestras tinajas con el mejor vino para que sean restaurados tantos matrimonios, y que de esa manera podamos glorificar a Dios. Que interceda por nuestros sacerdotes para que puedan alcanzar las gracias por Él prometidas y puedan cumplir Su Palabra y hacerla vida en ellos, dando a todos Sus hijos consejos a la luz del evangelio con amor y santidad por la salvación de las almas.
¿De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? (Mt.16, 24-28)
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El matrimonio es para toda nuestra vida. Si todavía estás en la posibilidad de luchar por él hazlo, no pierdas tiempo. Si deseas repasa los post anteriores donde hablamos de las secuelas del divorcio en nuestros hijos.
Dejemos el egoísmo que mata el amor… Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
domingo, 23 de agosto de 2009
Demasiado Tarde
Continuando con la serie de videos que compartimos en Escuela para Padres, “Demasiado Tarde” es un video que nos hace reflexionar a través de la desgracia y la falta de tolerancia, comunicación y amor. Las frustraciones del padre, viudo, que se siente sólo para criar a su hijo, idiosincrasia, todo se junta para darnos el mensaje: “no esperemos mucho tiempo para decirle a nuestros seres queridos lo que sentimos por ellos”
Ayer compartía con padres de familia del 5to. Año de Secundaria del Colegio San Francisco de Asís de Mollendo este video. Recordábamos cuán importante son esas dos palabras… “te quiero”. Son necesarias para el crecimiento total de nuestros hijos. Ten presente eso desde hoy.
Muchas veces los padres de familia se quejan que los hijos han dejado de ser cariñosos con ellos. Quizá la respuesta sea este video. Quizá tú, papá o mamá, vives a diario las actitudes del padre de este video. Renegamos de todo, gritamos de todo, a todo le vemos problemas, presionamos cuando no corresponde. Observa, su hijo se alejó, con tristeza, pero se alejó.
Preguntaba por ejemplo, qué hacen los hijos al momento de salir de casa rumbo al colegio. Sólo una mamá respondió que con un beso se despedía. Fijémonos bien qué hacemos en casa papás.
Reflexiona con este video… y pregúntate si tú estás procediendo por este equivocado camino… Te pregunto ¿Compartes con tus hijos?. ¿Eres parte de sus sueños e ideales o por el contrario eres quien corta la iniciativa por la famosa justificación de que “buscamos lo mejor para ellos”?. No desperdiciemos esos momentos que nacen a veces de tan sólo un comentario y que tú debes reconocer como una oportunidad para ser más papá, más amigo, más tú.
¿ Escuchas a tus hijos?. ¿Eres parte de su vida o sólo te conformas con ser el papá que le da todo?. No esperes que sea demasiado tarde para decirles de verdad lo que sientes. No te quedes callado, no temas, tu hijo espera ese momento. No seas duro… Sé tan solo su padre, aquel a quien puede besar sin temor, hablar con sinceridad, confiar sin vacilar.
Ayer también les pedía al grupo de papás que compartan este blog con aquellos que no fueron a la Jornada. Efecto multiplicador para lograr ser mejores papás.
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
miércoles, 19 de agosto de 2009
Esposos felices, padres buenos
La espiritualidad conyugal está centrada en la pareja misma, buscando que ella logre su realización. Desde aquí abarca a toda la dimensión familiar. Sobre todo a los hijos, que son llamados a una comunión de vida por el amor de sus padres. La familia es, por lo tanto, una comunidad de participación; o, debe llegar a ser esto.
ESPOSOS FELICES, PADRES BUENOS
Cuando la pareja busca su felicidad, asume un estilo de vida. Este estilo asumido muestra lo que han entendido por felicidad. Es más, hace que vayan adoptando un estilo particular de educación para sus hijos.
Desde aquí, cuestionémonos. ¿El clima de vida en nuestro hogar se esfuerza por dejar ser a cada hijo?, ¿busca ayudarle a alcanzar su plena madurez?. Sabemos que en muchos casos no.
Entonces, ¿Cómo se puede esperar que los hijos lleguen a ser ellos mismos, que entren en relación con los demás desde actitudes de solidaridad y libertad, que asuman sus compromisos en la sociedad, que vivan los valores del matrimonio cristiano, si el testimonio de sus padres no va por ese camino?
En la medida que en la pareja lleguen a ser esposos, también podrán lograr llegar a ser padres. En la medida que en la pareja lleguen a ser esposos felices, podrán llegar a ser buenos padres.
Porque la “fecundidad del amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual y sobre natural que los padres trasmiten a sus hijos por medio de la educación. Los padres son los principales y primeros educadores de sus hijos.” [1]
“El niño para crecer necesita unos puntos de referencia fijos, coherentes. Necesita una cultura, en su sentido más amplio, en que asentarse y cobrar seguridad. Necesita esas raíces que se sumergen en la historia de un pueblo, de una familia, fundamento de un crecimiento sólido y estable. Nacido para amar y ser amado, requiere desde el primer latido el calor de un hogar, verdadero útero en que se gesta la personalidad humana, el calor del amor de sus padres entre sí y para él y sus hermanos...
... Ni la permisividad, ni el autoritarismo conducen a nada bueno. Es en la animación, en el ‘dar vida’, exigente y tierno, en la ‘autoridad amorosa’ que deja ser, llamando siempre a más, donde esta el camino. Es en el ejemplo admirable del buen Dios, el Padre, en su palabra siempre actual, donde vamos percibiendo los destellos de esa luz.” [2]
No nacemos santos. Nos hacemos santos. El hogar debe ser el molde para esa santidad. Por eso, los esposos han de buscar la santidad; pero esa búsqueda no se agota en el logro de su propia perfección, sino que se propaga, o debería propagarse, en los hijos y todos aquellos que están al entorno.
Un matrimonio feliz no es aquel que ha logrado superar las dificultades que se les ha presentado y se encuentran maduras para vadear los conflictos que le vendrán. Es necesario haber creado un sentido de trascendencia, saber que hay una vida eterna, pero que en el aquí y ahora se cultiva.
Pero, ¿cómo amar fielmente todos lo días y para siempre?, ¿cómo vivir cada día en actitud de entrega y espera?, ¿cómo si somos imperfectos y limitados?.
Basados exclusivamente en la buena voluntad de los contrayentes, simplemente es imposible. El “yo te recibo” no es lo mismo que yo te aguanto o te tolero ni menos el pacto del no te metas en mis cosas y yo respetaré las tuyas. Actitudes de egoísmo simulado.
Para el cristiano, la única vía es contar con la ayuda permanente de Dios. Aquí toma sentido el matrimonio sacramento, es en esto donde se diferencia de cualquier otro tipo de matrimonio.
Hay matrimonios católicos que no están pegados con el amor de Cristo sino con el simple amor humano. Y peor aún, hay quienes creen que no es cuestión de Dios, sino cosa de hombre y mujer; la pena es que ellos caen en los convencionalismos del mundo que terminan relativizando la vida matrimonial al entenderse o llevarse bien.Aquí no puede haber felicidad.
Porque conocemos nuestra propia debilidad y el límite de nuestras fuerzas, pese a que nuestra voluntad es ilimitada, hemos decidido optar por el sacramento del matrimonio para poder contar con la ayuda de Dios, que dice: “sin mí nada podéis hacer” [3]. Esto quiere decir que Jesús el fiel por excelencia, está dispuesto a hacerlo todo con nosotros, si lo invitamos.
Entonces, sólo entonces, lo que Dios ha unido, con ese pegante indisoluble de su amor a y en la pareja, no lo separará nadie. Nada ni nadie destruirá el amor fundado en Dios.
Y para terminar esta reflexión: ¿qué es el amor?
Saberlo nos ayudará a ser felices. Pero es que, bajo el término amor se llegan a decir tantas cosas que debemos saber muy bien que no todo lo que llaman amor, es amor. Y tener muy claro que:
- Una cosa es querer, y otra muy distinta amar.
- Del amor al odio no hay un paso, sino un abismo.
- El que ama da, más de lo que espera.
- El amor nunca muere, o no es amor.
- Sólo el amor le da sentido a todas las cosas.
Es que “el amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un <<objeto>> amoroso. Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egoísmo ampliado” [4]
[1] cf. Gravissimum educationis, 3
[2] Iceta, Manuel. Vivir en pareja, un proyecto conyugal para nuestros días. SM. Madrid, 1996 p, 53.
[3] Jn. 15,5
[4] Fromm, Erich. El arte de amar. Paidós. Buenos Aires, 1982 p, 52
Fuente: Marcos 10,9, una página interesante para la formación de la familia http://marcos10_9.geoscopio.net/
Que el Señor los bendiga y los guarde…
Luis Antonio
viernes, 7 de agosto de 2009
Juan Pablo II y el matrimonio
Desde su pontificado, Juan Pablo II quiso hacer entender al mundo la importancia de las relaciones humanas; en ese aspecto, resaltó el papel de la familia como núcleo social fundamental para la construcción de valores y principios morales; las siguientes son algunas de las reflexiones del Sumo Pontífice en torno a ella:
- "La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una
oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración".
- "A una familia que hace oración no le faltará nunca la conciencia de la propia vocación fundamental: la de ser un gran camino de comunión".
- "La familia es para los creyentes una experiencia de camino, una aventura rica en sorpresas, pero abierta sobre todo a la gran sorpresa de Dios, que viene siempre de modo nuevo a nuestra vida".
- "El hombre es esencialmente un ser social; con mayor razón, se puede decir que es un ser familiar".
- "El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz".
- Que toda familia del mundo pueda repetir con verdad lo que afirma el salmista: "Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos" (Sal 133, 1).
- "El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio". (Familiaris Consortio 14, 16)
- La acogida, el amor, la estima, el servicio múltiple y unitario -material, afectivo, educativo, espiritual- a cada niño que viene a este mundo, debería constituir siempre una nota distintiva e irrenunciable de los cristianos, especialmente de las familias cristianas; así los niños, a la vez que crecen "en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres", serán una preciosa ayuda para la edificación de la comunidad familiar para la misma santificación de los padres. (Familiaris Consortio, 1981)
- La familia es "base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida".
- "Los padres tienen derechos y responsabilidades específicos en la educación y la formación de sus hijos en los valores morales, especialmente en la difícil edad de la adolescencia".
- "Los padres de familia que tienen la responsabilidad de la educación humana y cristiana de los hijos, confiando también en la ayuda experta de educadores y catequistas serios y bien formados".
- "Ayudad a vuestros hijos a salir al encuentro de Jesús, para conocerlo mejor y para seguirlo, entre las tentaciones a las que están continuamente expuestos, sobre el camino que lleva a la auténtica felicidad".
- "Todos los católicos, en especial los casados deben ser los primeros en testimoniar la grandeza de la vida conyugal y familiar con una acción catequética y educativa más incisiva y constante, que permita incentivar el ideal cristiano de comunión conyugal fiel e indisoluble".
- "Políticas familiares basadas en la esterilización masiva, en la promoción del aborto o del divorcio producen «resultados dramáticos»: la desintegración de la célula fundamental de la sociedad".
La familia es entonces medio y fin para nuestro trabajo y nuestro compromiso cristiano.
Luis Antonio
miércoles, 29 de julio de 2009
¿Qué efectos puede dejar el divorcio en los niños?
Continuando con el tema del divorcio, me llegó al correo este interesante artículo de Miguel Ángel Fuentes publicado en el blog de Catholic.net. No lo re direcciono sino lo publico aquí íntegramente. Leámoslo, compartámoslo, hagámoslo nuestro también.
¿Qué efectos puede dejar el divorcio en los niños?
Recientes trabajos confirman los efectos adversos del divorcio en los niños. Un estudio hecho público este mes por un centro privado de Estados Unidos, el 'National Bureau of Economic Research' (NBER), examina la situación de los niños que crecen en Estados donde es más fácil conseguir el divorcio.
En Is Making Divorce Easier Bad for Children? The Long Run Implications of Unilateral Divorce, Jonathan Gruber observa que en la mayoría de los estados norteamericanos ahora se permite el divorcio de forma unilateral: uno de los cónyuges puede obtener el divorcio sin el consentimiento del otro, basándose únicamente en la incompatibilidad matrimonial.
En el pasado las leyes estipulaban el divorcio sólo en casos determinados, tales como la infidelidad y el maltrato físico, y cuando había mutuo acuerdo. Estas leyes antiguas a menudo eran vistas como una carga financiera y emocional para las parejas en proceso de divorcio, lo que condujo a la introducción del divorcio sin culpa a finales de los años 60 y principio de los 70.
La fundación de investigación NBER indicaba que las normativas de divorcio unilateral han incrementado significativamente el índice de adultos en proceso de divorcio, en un 11,6%, y de niños que viven con un padre divorciado. De hecho, entre los niños, la probabilidad de vivir con una madre divorciada era un 14,5% mayor que con las leyes anteriores y un 11,1% mayor de vivir con el padre divorciado.
Gruber calculó el impacto de este divorcio más fácil sobre el bienestar de los niños. Comparó las circunstancias de los adultos en el caso de niños de estados donde el divorcio unilateral era posible, respecto a niños que vivían en estados donde éste no estaba permitido. Descubrió que la situación de los niños que vivían allí donde es posible el divorcio sin culpa era peor por varios motivos. Tienen una educación inferior, con un especial aumento de la probabilidad de abandonar los estudios primarios o secundarios. Asimismo viven en familias con bajos ingresos.
Los efectos sobre el matrimonio son especialmente interesantes. Los chicos que viven en estados donde el divorcio es más fácil es más probable que se casen antes, pero estos matrimonios prematuros terminan con mayor frecuencia en separación.
Gruber concluyó que hay dos factores principales del divorcio sin culpa que afectan a los niños: un aumento de la probabilidad de que un niño viva en una familia de divorciados, y un cambio en el poder de negociación de los dos esposos, incluso en parejas que no se rompen. Liberado de la obligación de llegar a un acuerdo mutuo sobre si divorciarse o no, el progenitor que desea acabar con el matrimonio puede emprender acciones que son más beneficiosas para sí mismo y menos para el otro y para sus hijos.
Un millón de niños afectados al año
El 'Washington Times', en un artículo publicado esta semana (20 febrero 2001), indicaba que un millón de niños y jóvenes en Estados Unidos se convierten en hijos de divorciados cada año, según el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud.
El diario citaba al doctor Michael Katz, psicólogo clínico en Southfield, Michigan, que ha trabajado con hijos de divorciados durante 30 años. Katz comentaba que estos niños presentan regularmente cuatro conductas negativas típicas: mienten excesivamente, tienen un bajo nivel de aprendizaje, falta de asunción de responsabilidad del propio comportamiento y dificultad de concentración.
Mientras que muchos chicos, independientemente de su preparación anterior, pueden presentar estas conductas, el doctor Katz dijo que los hijos de divorciados se resisten a muchas formas tradicionales de terapia y disciplina familiar.
En cualquier caso, algunos arguyen que es mejor para los chicos que sus padres se divorcien, de manera que puedan salir de un ambiente familiar lleno de tensiones y conflictos. Pero otro estudio reciente rebate este argumento.
Paul R. Amato -en un artículo titulado 'What Children Learn From Divorce', en 'Population Today' (enero), publicación del 'Population Research Bureau'- afirmaba que aunque es bien conocido que aquellos que experimentan un divorcio de los padres corren un riesgo elevado de que sus propios matrimonios fracasen, no se ha encontrado una explicación a este comportamiento.
Con el fin de examinar el asunto, Amato y otros investigadores han realizado un estudio, iniciado en 1980, basado en una muestra de 2.034 personas casadas. Se analizaron los casos de 335 hijos ya adultos, casados por primera vez. 68 de estos hijos habían sufrido un divorcio de los padres. Otros 75 hijos adultos habían experimentado altos niveles de discordia matrimonial en su niñez, pero no habían tenido la experiencia de un divorcio de los padres. Estas personas fueron comparadas con 192 hijos adultos que no habían experimentado ni un divorcio de los padres, ni altos niveles de discordia mientras sus padres estaban casados. De los 335 hijos adultos que se habían casado, 66 se divorciaron antes de 1997.
Los resultados muestran que la intención de divorciarse entre los hijos adultos era elevada en los casos en el que los padres habían tenido un matrimonio discordante o que finalizó en divorcio. El índice de divorcio actual entre los hijos adultos, en cualquier caso, se elevaba solamente si los padres se habían divorciado.
El artículo termina observando que la investigación sugiere que es la actual finalización del matrimonio, más que las difíciles relaciones familiares que preceden a la disolución matrimonial, la que afecta a la estabilidad matrimonial posterior de los hijos, y que su transmisión se produce principalmente porque se socava la capacidad de los hijos a comprometerse a una permanencia matrimonial.
Declaración sobre el matrimonio
Ante la creciente evidencia que muestra los efectos perjudiciales del divorcio, líderes religiosos en Estados Unidos emitieron una declaración conjunta sobre el matrimonio el pasado mes de noviembre. El documento 'A Christian Declaration on Marriage', fue firmado por el obispo Anthony O'Connell, presidente de la Comisión de Matrimonio y Vida Familiar de la Conferencia Episcopal Católica de Estados Unidos; Richard Land, presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Baptista del Sur; Robert Edgar, secretario general del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo; y el obispo Kevin Mannoia, presidente de la Asociación Nacional de los Evangélicos.
La declaración afirma que 'creemos que el matrimonio es la santa unión de un hombre y una mujer en la que ellos se comprometen, con la ayuda de Dios, a construir una amorosa, entregada, y fiel relación que durará toda la vida'.
También afirman que 'parejas, iglesias y toda la sociedad tienen interés en el bienestar de los matrimonios. Cada uno, por lo tanto, tiene sus propias obligaciones en la preparación, fortalecimiento, apoyo y reanudación de los matrimonios'.
Estos líderes indicaban que las tres cuartas partes de los matrimonios en Estados Unidos son celebrados por el clero. Por lo tanto, las iglesias están en una posición privilegiada para pedir un compromiso más fuerte en la unión matrimonial, y también están en disposición de proporcionar 'ministros que tengan experiencia y puedan influir para dar marcha atrás al curso de la cultura actual'.
Sin embargo, este esfuerzo ecuménico en la promoción del matrimonio se estropeó por el anuncio, hecho poco después de la publicación del documento, de que Robert Edgar, secretario general del Consejo Nacional de las Iglesias, retiraría su firma. Según informaba Associated Press (17 noviembre), Edgar tomó esta decisión porque pensó que el documento podría ser interpretado como un ataque a las parejas homosexuales.
Según AP, las iglesias miembros del Consejo Nacional de las Iglesias se encontraban divididas sobre el tema de los matrimonios del mismo sexo y la homosexualidad, y el consejo no tenía una postura oficial sobre ello. Pero el consejo apoya los derechos civiles para homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Si ni siquiera las Iglesias cristianas pueden unirse en la defensa del matrimonio, no nos puede sorprender que la sociedad secular y la cultura contemporánea sean hostiles a la familia tradicional. Es de esperar que la continuación de los estudios de los investigadores convenzan finalmente a la opinión pública del poder destructivo del divorcio y esto lleve a un cambio de las leyes actuales.
Si hemos leído el contenido de esta investigación en clave de esposos y padres sabremos qué este paso del divorcio afecta directamente a nuestros hijos. Medítalo, en soledad, con Dios de testigo y no caigamos en esta falsa salida a nuestros problemas matrimoniales.
Luis Antonio