sábado, 5 de junio de 2010

Familias a la deriva

La familia ha sufrido, y sufrirá en el futuro. Pero ha demostrado que ninguna tempestad puede con ella. Hoy en día, sufre no pocos envites, pero el optimismo ante la pervivencia de esta institución invita al optimismo: saldrá airosa. El deseo es que el «túnel» por el que atraviesa ahora, en España y en nuestro entorno, dure lo menos posible, porque ahora mismo navega a la deriva.

familiaconhijos La familia está enferma. Incluso puede hablarse de pandemia. Si alguien puede poner en duda esta consideración, que defienda ante los micrófonos que le parecen un logro social los 95.000 abortos legales o los 150.000 divorcios contabilizados en España en 2006, o una ínfima tasa de natalidad de 1,3 —a la cola mundial—, o el pánico de muchos a contraer matrimonio por la inseguridad que se fomenta, o que seamos el país del mundo con mayor tasa de embarazos en menores de edad —la niña embarazada en León con 11 años ha alarmado socialmente-, o el olvido que sufren muchos abuelos, o la legalización de la unión de homosexuales como matrimonio —somos tan originales en España que prácticamente nadie nos ha seguido en ese «nuevo derecho»—, o los desajustes emocionales y psíquicos que sufren cientos de miles de españoles por una situación familiar a la deriva.

Deliberadamente he escrito el párrafo anterior muy extensamente. Sin el fin de recordar desgracias, el auténtico mal de las familias ahora es que hay una campaña para hacernos creer que la familia no está enferma, sino solamente que se está modernizando. Líderes culturales y políticos desean «contentar» con facilonería a los ciudadanos, y de paso consiguen mayor manipulación bajo el lema del «todo vale».

Modernizar no es intentar desfigurar la familia ni experimentar superficialmente en semejante aventura humana, que tanto tiene que ver con la felicidad. Modernizar es asumir los cambios sociales, integrarlos con respuestas actuales en el contexto familiar y asimilar avances reales. Avances reales son la dimensión laboral de la mujer —pendiente de muchas mejoras— y reclamar a los varones que se preocupen más del hogar.

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Artículo tomado de Javier Arnal. ConoZe.com

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Aquí en Perú la familia sigue ese lánguido camino a los clichés de modernismos que tratan de minimizarla en su función de primera escuela e iglesia, modo y medio de formación humana. Hoy debemos estar atentos a estas “modas” que la desvirtúan. Como dice Javier Arnal en su interesante artículo, al final de la tormenta la familia seguirá ahí. Lo difícil y responsable de nuestra parte es saber lidiar la tormenta. Un ejemplo: como padres y esposos estar al día en el conocimiento informático y de redes sociales, por nombrar uno.

Que el Señor nos bendiga y nos guarde…

Luis Antonio

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